Por Alejandro Maidana

“La dignidad no tiene precio. Cuando alguien comienza a dar pequeñas concesiones, al final, la vida pierde su sentido”. (José Saramago)

Camino espinoso pero a la vez repleto de dignidad y sabiduría, el que viene transitando la familia Terreno. La humildad que abraza sus días, ha servido como un verdadero manto protector que los aisló de los embates de los adláteres de la desidia.

La humildad y el tesón utilizados como verdaderos arietes para ir derrumbando muros, esos que comienzan a crearse cuando el oprimido sale a interpelar al poder en todo su conjunto. Nunca dudaron, y es por ello que aquellos que supieron ningunear su resistencia, hoy contemplan con ojos impertérritos, el avance de una causa judicial que está dejando al desnudo los mezquinos intereses de una de las partes.

Ludmila Terreno tiene sólo 3 años y tuvo que aprender de “prepo”, la dura tarea de batallar contra la falta de humanidad de las personas. En el mes de noviembre del 2017, la niña estuvo internada 30 días debido a su pérdida de peso y deshidratación, ya que un cuadro de vómitos severos la invadió. El diagnóstico fue tajante, la sangre de Ludmila estaba infectada con agrotóxicos, situación que la acercaría de sobremanera a la posibilidad de contraer leucemia.

Pero su cotidianeidad, lejos de cambiar, empeoró. “Cuando en el galpón lindero a nuestra casa comienzan con la manipulación de venenos, ella inicia con los dolores de cabeza y estómago, que desembocan en vómitos. No es posible que mi nieta tenga que vivir enclaustrada y con barbijo, ella no puede salir al patio ya apenas percibe el olor a veneno se descompensa”, le dijo a Conclusión Mariela Marioni, abuela de Ludmila.

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El presidente comunal Rubén Alejandro “Jani” Ramírez, dice tener las manos atadas para poder accionar como es debido, mientras que el Juez de paz Raúl Bonansea junto al titular de la firma en cuestión, José Pagliaricci, han preferido hacerse los desentendidos. La dilación en los tiempos, suele jugar siempre a favor de aquellos que ostentan el poder económico, por sobre las dignas herramientas de lucha de los de abajo. Pero daría toda la impresión que el caso Ludmila Terreno, podría sentar un enorme precedente para muchos otros que no han encontrado aún la forma de salir a visibilizar su karmático peregrinaje.

 

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Días atrás, Waldo Terreno, el papá de la pequeña, se encadenó a la puerta del depósito que almacena agrovenenos con la única intención de elevar un claro mensaje, hasta que la firma José Pagliaricci e hijos no se aleje de su hogar, no va a amainar en su reclamo.

Una causa judicial que avanza

Alicia Benítez Sánchez es la abogada que patrocina a la familia Terreno, entendiendo a la perfección la problemática que ha puesto en jaque la salud de Ludmila, ha tomado intervención en la misma. Para conocer los detalles de una causa que podría transformarse en un precedente de suma valía, Conclusión dialogó con la letrada. “Nosotros interpusimos junto al doctor Echevarría, una acción preventiva tendiente a hacer cesar el daño posible sobre la salud de la niña. Esta acción se interpuso ante el Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual n°4 de la ciudad de Santa Fe”, sostuvo.

“En este momento y por decisión de la jueza, pesa sobre el galpón de la firma José Pagliaricci e hijos, una clausura preventiva por el término de 3 meses. La misma se encuentra sujeta a que el Ministerio de Agricultura Industria y Comercio de la provincia, se expida sobre la verificación de la ubicación y condiciones edilicias del local, entiéndase por local al galpón que se utiliza como depósito de plaguicidas y agroquímicos”, indicó Benítez Sánchez.

La ley 11.273 regula la utilización de los productos denominados “fitosanitarios”, este es el órgano de aplicación en esta materia, por ello la decisión final la va a tener el Ministerio de Agricultura Industria y Comercio. “Estamos esperando que el Ministerio se expida de manera favorable para poder continuar, desestimando que el galpón esté en condiciones de seguir siendo utilizado para tales fines, ya que por la ubicación del mismo, pleno ejido urbano, revierte un claro peligro para la salud”.

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Si bien siempre existen dudas en torno a los fallos, la abogada de la familia Terreno tiene plena confianza en lograr que la justicia se ponga del lado de los damnificados. “Este caso es tan explícito por la gravedad de los hechos, que deberíamos tener una resolución favorable en los próximos días. El galpón en cuestión debe ser trasladado a un lugar en donde no exponga la salud de las personas cualquiera sea su edad”, enfatizó.

Son los primeros pasos de un largo camino judicial que recién se inicia, “sabemos que se tocan fibras muy sensibles a lo que poder político y económico refiere, pero acá lo que está en juego es la salud de una niña. Esperamos un fallo favorable, Ludmila tiene derecho a vivir y disfrutar de sus días sin ningún tipo de condicionamientos”, concluyó.