Todas las semanas se emite por el canal de YouTube de Conclusión un ciclo que buscará acercar la realidad, para poder interpelarla profundamente. Es por ello que Catalejo, a lo largo de treinta minutos, abordará diversos temas ligados a la actualidad, cultura, salud, política, opinión e investigación, tratando de amplificar en todos los casos, un imprescindible debate.

En este capítulo, Gisela Gentile y Alejandro Maidana dialogaron con la psicóloga Miriam Ledesma sobre suicidio, una decisión tan espinosa como ancestralmente inaceptable en distintas culturas. Un tema tabú que le rinde culto al silencio y al ocultamiento, una problemática ligada a la salud mental que invita a reflexionar y a generar un debate necesario. ¿Por qué nos cuesta hablar de suicidio? ¿Por qué omitimos esa palabra? ¿Culpa o vergüenza?

En torno a las estadísticas y a los datos salientes que podemos acercar en torno al suicidio, Miriam Ledesma fue contundente: “Las estadísticas a nivel mundial son mentirosas, ya que es un tema se esconde bajo la alfombra y aquellos que tienen acceso a omitir el desenlace, lo hacen apareciendo en las estadísticas como cualquier otra muerte natural. La única estadística verdadera es la que aparece en el Instituto Médico Legal, y se nos escapa un montón”.

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El silencio y la omisión tienen un origen ancestral, ya que quienes se suicidaban eran desterrados. “En muchas oportunidades los cuerpos eran incinerados o colgados, lo que se buscaba era disciplinar la actitud tomada por esa persona que decidió quitarse la vida. Posteriormente la Iglesia es la que toma la posta no enterrando a los suicidados en tierra santa, exiliando a los mismos, por ello existe el cementerio de los disidentes”.

En nuestra cabeza no hay inscripción de la muerte, nos enteramos de la muerte porque vanos al velorio de otro. “Existe una culpa en el deudo en torno a si este hubiese podido hacer otra cosa, que parte de esta decisión me compete, como no se trata de una muerte normal ya sea por accidente o enfermedad, nos quedamos sin palabras. Es recurrente debatir sobre la causa, por ejemplo, se mató por quebró la fábrica, se mató porque no cobraba la jubilación, si esto fuese así, todo el mundo que pasó por los mismo, haría lo mismo. Entonces, uno puede ver tan solo la punta del iceberg que es lo que transitó los últimos días, pero desconoce lo que se encuentra por debajo del mismo y que viene desde hace mucho tiempo”, enfatizó Miriam Ledesma.