Por Alejandro Maidana

Chile ha despertado del letargo que lo había sumido una de las más feroces dictaduras latinoamericanas lideradas por el genocida Augusto Pinochet. Parece haber existido un quiebre en torno a aquellas políticas que solo garantizaban los privilegios de una rancia minoría.

El mundo nos muestra de una manera muy explícita el levantamiento digno de distintas poblaciones contra el liderazgo corrupto de quiénes ostentan un poder fraudulento ¿Qué ocurre con la democracia cuando ésta solo sirve de ariete para legitimar la desigualdad y la más cruenta represión?

Puerto Rico, Hong Kong, Ecuador, Haití, Líbano, Irak y aquí nomás, pegadito a esta abúlica Argentina, el despertar de la conciencia en Chile. La dictadura “pinochetista” que regó de sangre y dolor un periodo sumamente oscuro que se inició en 1973 para finalizar en 1990, allanaría el terreno a base de muerte, desapariciones, torturas y persecuciones, para que finalmente desembarque “legitimado”, el neoliberalismo mas ruin y deshumanizante.

Las privatizaciones han avanzado sin límite alguno, el costo de vida se ha transformado en algo inviable, la educación y la salud, sumado al transporte público, se referencian como una meta inalcanzable para el pueblo trabajador y la juventud chilena. Uno de los países más ricos de América Latina, es a su vez, uno de los que más desigualdad carga en su vientre.

Chile parece haber despertado, lo que hoy manifiestan sus calles es una clara evidencia de hartazgo, de un grito que nace desde las vísceras de un pueblo que necesitaba brindar esta maravillosa demostración de dignidad y libertad. Lo que hoy se palpa en el país trasandino trasciende fronteras, y amenaza con extenderse e interpelar el status quo de todo Estado que busque esconder bajo la alfombra de la desidia, su deleznable desigualdad.

Siguen siendo millones exteriorizando su bronca en cada movilización, la solidaridad y empatía se refleja en cada uno de los rostros que hoy se funden en uno solo. Las cifras de la nefasta represión liderada por Sebastián Piñera, resultan escalofriantes, y si bien existe una diferencia ostensible entre las oficiales y las que han recabado distintos organismos de DDHH, el fin último de disciplinar y criminalizar la protesta, parece no haber surtido efecto.

Son miles los detenidos, las torturas y violencia sexual han ganado terreno, la cifra de heridos de gravedad debido a la utilización tanto de balas de goma, como de plomo, es espeluznante. Los asesinados por acción directa del brazo represor del Estado chileno se cuentan a decenas, el director del INDH (Instituto Nacional de Derechos Humanos) señaló que la presentación de 166 querellas, de las cuales 142 son por torturas, implica que “estamos frente a una situación de enorme gravedad”.

Luego, detalló que han constatado más de 4 mil personas detenidas y 160 que han sufrido graves lesiones en sus ojos, por lo tanto “hay un número importante de personas que han sufrido violaciones a los derechos humanos”, aseguró Sergio Micco.

Dos testimonios hermanados, dos historias que necesitan gritar su verdad

En el barrio 14 de Pajaritos, las paredes como en tantos lugares del mundo, se han convertido en la imprenta de los oprimidos. En muchas de ellas, manos rebeldes y comprometidas, han inmortalizado la figura de un hijo del lugar, Alex Andrés Nuñez Sandoval vivirá por siempre en la memoria de un pueblo valiente.

El domingo 20 de octubre las calles de Chile eran un verdadero hervidero, miles de manifestantes que llevaban a cabo una protesta pacífica, terminaron chocando contra la violencia institucionalizada de los carabineros. Allí, y en ese marco, la figura de Alex cobraría vital importancia para escribir una nueva página trágica en la historia de un país que parece haber despertado.

“Mi papá era electricista, esa era su profesión, además arreglaba máquinas soldadoras, esmeriles, y todo motor que se le cruzaba en su camino. El siempre apoyaba las protestas contra el Estado, pero siempre desde la vereda, nunca se plegaba a las calles, sin embargo así fue como encontró la muerte en manos de los <Pacos>”, de esta manera iniciaría la charla con Conclusión Rodrigo Nuñez Pérez, el mayor de los hijos de Alex.

El toque de queda del sábado 19 de octubre se iniciaría a las 22 hs, mientras que el del domingo sucedió dos horas antes, fue allí donde este trabajador chileno se toparía con la más descarnada represión. “El toque de queda del día 20 no fue informado con mucha anticipación,  eso llamó a la confusión, ya que mi padre decidió salir a entregar un trabajo a solo dos cuadras de su casa, al lado del Metro del Sol, no imaginando jamás el final que esto tendría”, indicó Rodrigo.

“Mi papá decide junto a un amigo sentarse unos minutos en la plaza a comer algo, cuando por unas de las calles laterales aparecen dos piquetes de <Pacos> que comienzan a reprimir una protesta que se había originado. Debido a esto, mi padre comienza a correr junto a los manifestantes cuando es emboscado por más carros y motos, allí es golpeado violentamente tanto en el tórax como en el cráneo”.

En ese momento se iniciaría un camino doloroso y cargado de impotencia, “a él lo encuentro a los 15 minutos posteriores a la represión, muy golpeado en su rostro y con claros signos de haber sido agredido salvajemente. A todo esto la imposibilidad de movernos con libertad por el toque de queda que imperaba, complicaba aún más las cosas, ya que los pacos estaban muy pesados en nuestro barrio. Cuando mi mamá logra verlo, él le comenta que había sido golpeado muy fuerte en su cabeza por tres policías de las fuerzas especiales”, sostuvo un hijo que no piensa descansar hasta encontrar justicia.

“A mi padre le insistimos con llevarlo a un centro de salud pero el solo quería descansar, pero al otro día se comunica con nosotros mi tío, que vivía con él, comentándonos que mi papá había votado cosas por la nariz y por la boca, a lo que rápidamente me dirijo a su encuentro. Al llegar veo a mi papá entubado y con destino al hospital, donde permaneció el día lunes para terminar falleciendo en la madrugada del martes 22, más precisamente a las 3.30 hs”.

Alex Andrés Nuñez Sandoval fue asesinado por las fuerzas represivas del Estado, su familia al igual que otras, ha comenzado a transitar el pedregoso sendero que buscará como fin último, conseguir esa justicia que pueda aplacar el inmenso dolor que proviene desde el alma.

 

El Colo Colo ha perdido un ferveroso hincha, con seguridad su rostro pasará a ser en poco tiempo una de las tantas banderas que flamearan en las tribunas del <cacique>. “Guardo para mí los mejores momentos, y aquellos vividos junto a mi padre siguiendo al Colo Colo se encuentran en un lugarcito muy especial de mi corazón. Nos espera un largo camino en búsqueda de justicia, pero hasta conseguirla no vamos a parar, vamos a honrar la memoria de mi papá”, concluyó Rodrigo Nuñez Pérez.

En Chile las violaciones a los DDHH se han convertido en política de Estado, las mismas apoyadas en el despreciable cerco mediático, han encontrado territorio fértil para seguir consumando vejámenes y atropellos de todo tipo. Un claro ejemplo de ello, es el comunicado por el cual se ha expresado el <Sindicato de Periodistas de La Tercera>, en donde denuncian que son obligados a alterar noticias.

La juventud chilena, un faro al que intentan apagar

Las revueltas populares en cada punto cardinal de Chile, tienen como eje principal a una generación que ha demostrado de manera consciente, que el cimbronazo que está viviendo su país, era el paso que había que dar para poner de rodillas de manera definitiva, a los fantasmas de una dictadura que permanece aún, solapada y expectante. Pero claro, es menester interpelar de manera profunda a esta democracia esparcidora de desigualdades y garante de privilegios, ya que el voto legitimador, suele ser muy pocas veces acompañado por el derecho constitucional de la protesta.

El descontento no se puede ocultar, la opresión ha encontrado su límite, el pueblo pudo entender que la libertad no se negocia, se gana. En ese marco, y bajo esos preceptos, Ybar Soto Pizarro se sumaría a la manifestación pacífica de Plaza Italia el jueves 24 de octubre, un día que quedará grabado a fuego en su vida.

Alrededor de las 17 hs llegaron al lugar funcionarios de carabineros los cuales estacionaron en Vicuña Mackenna y Alameda, allí permanecieron un rato controlando lo que hasta ese momento transcurría en absoluta tranquilidad. Pero lamentablemente de manera intempestiva, comenzaron a gasear y reprimir a las personas, en lo particular nunca imaginé que carabineros pudiese disparar con escopetas, así es como uno de los proyectiles impacta en uno de mis ojos”, así reviviría ese trágico momento un joven electricista industrial amante de los deportes acuáticos, que no dudó en dialogar con Conclusión con la firme intención de visibilizar lo que está padeciendo el pueblo chileno.

El miedo y la incertidumbre envolverían la humanidad de Ybar, quién desde ese momento ha comenzado un lento peregrinar para poder recobrar su visión. “Apenas pude poner la mano sobre mi ojo pude percatarme de la sangre que brotaba, luego me desvanecí, por suerte personas de la Cruz Roja me brindaron los primeros auxilios hasta ser derivado a un lugar más tranquilo cercano al Parque Forestal, para luego ser trasladado en ambulancia a la Posta Central para realizarme una serie de estudios”, relató.

Desorientado y aún en estado de shock, debido al intenso momento que debió transitar este joven, pudo tomar su celular y alertar a su madre de lo sucedido, “luego de comunicarme con mi madre comenzaron los estudios, y en ese preciso momento debido al trauma que me tocó padecer según me explicaron los médicos, comencé a vomitar. Vale destacar que estuve dos días hospitalizado para terminar siendo intervenido quirúrgicamente en una clínica. Una vez recibido el alta, tanto organismos como abogados de DDHH solicitaron mi testimonio, que no es otro que el mismo que te estoy contando a ti”.

Hasta el día de la fecha el gobierno no ha dado ninguna solución a los requerimientos que le viene haciendo el pueblo. El Estado solo busca repeler manifestaciones pacíficas, son ellos mismos los que encienden la mecha de los conflictos para luego justificar la represión. Que quede claro que esto no fue porque subieron el metro a $30, eso fue simplemente el fósforo que tiraron para que todo esto explotara. El agua privatizada, la luz sube sin cesar, el transporte público lo mismo, la gente viene ganando 500 lucas como hace 3 o 4 años y las cosas siguen subiendo, piensan que uno con ese ingreso es millonario, cuando no podemos acceder a ninguna beca. Pero claro, los hijos de los políticos, de los ministros, gozan de todos los privilegios mientras que a la tercera edad la tienen olvidada, podría estar todo el día enumerando lo que genera descontento en Chile. Qué nunca callen las verdades de un pueblo”, enfatizó Ybar Soto Pizarro.

Por último, fue su madre Velaska quién acercó su punto de vista sobre el alzamiento de un país que hoy es ejemplo de dignidad, “duele muchísimo haber visto la enorme cantidad de jóvenes heridos en la Posta Central, la mayoría con perdigones en los ojos, ellos son el futuro de Chile, ellos van a cuidar mi vejez, y lamentablemente muchos de ellos van a quedar con limitaciones en su vista como es el caso de mi hijo”, dijo.

Como familia el impacto fue muy grande, Ybar fue a manifestarse de manera pacífica y hoy sufre la pérdida de un 99% de la visión de un ojo. Las fuerzas públicas no permiten que nos manifestemos, arremeten con total brutalidad sin respetar a niños, mujeres embarazadas, sin respetar absolutamente nada. Yo soy trabajadora de la salud pública, nuestro sector está en conflicto, si bien yo actualmente estoy de licencia ya que mi hijo necesita de asistencia permanente”.

El cambio de paradigma en torno a carabineros, aportó algo de luz en una sociedad que entiende que en ellos radica el abuso y la perversión, “hoy en día cuando te topas con un carabinero en tu camino al supermercado para citar un ejemplo, no sabes si saludarlo, pegarle con un palo o directamente matarlo, si bien entendemos que detrás de ellos hay una familia y que posiblemente sus hijos estén transitando esta revolución, nos cuesta creer que carguen con tanto odio para no dudar en dispararles en el rostro a los jóvenes”.

Ya hemos hecho la denuncia pertinente en los organismos de DDHH, en lo particular tengo rabia, pena, cargo con un sinfín de sensaciones contradictorias, pero por sobre todas las cosas, tengo fe”, de esta manera finalizaría una intensa y sensible charla con Conclusión, una madre que no se resigna y se aferra al amor como principio basal para transformar los tiempos que corren.

Salvador Allende tiempo atrás indicaría de manera muy atinada que “ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica”, también sostendría que “algún día América tendrá una voz de continente, una voz de pueblo unido. Una voz que será respetada y oída; porque será la voz de pueblos dueños de su propio destino”.

Hoy el mundo habla del despertar de Chile, de ese necesario e histórico quiebre social que se alimentó del hartazgo para luego explotar de dignidad. Las calles son pertenencia de los pueblos, y en ellas, “ahí, debajo de la tierra, no estás dormido, hermano, compañero. Tu corazón oye brotar la primavera que, como tú, soplando irán los vientos. Ahí enterrado cara al sol, la nueva tierra cubre tu semilla, la raíz profunda se hundirá y nacerá la flor del nuevo día”, diría un tal Víctor Jara.