Por Alejandro Maidana

“Cada vez que somos testigos de una injusticia y no actuamos, somos más pasivos ante su presencia y con ello podemos llegar a perder toda habilidad para defendernos y para defender a quienes queremos”. Julian Assange.

El 19 de junio de 2012, el ciberactivista australiano Julian Assange, quijote de la lucha por una información libre, fue empujado a refugiarse en Londres, más precisamente en las oficinas de la Embajada de Ecuador. Fue este país sudamericano quién tuvo la valentía necesaria de brindarle asilo diplomático cuando el fundador de WikiLeaks se hallaba perseguido y acosado por el Gobierno de Estados Unidos y de varios de sus aliados (el Reino Unido, Suecia).

Pero todo cambiaría el 11 de abril de 2019 gracias a la intervención de Lenin Moreno, quién fuese considerado el delfín de Rafael Correa, si bien terminó siendo un tiburón que se devoró de un solo mordiscón toda la retórica que supo engalanar sus discursos preelectorales. Julián Assange se vería imposibilitado de continuar con el asilo diplomático que le brindaba protección ante una encarnizada persecución, para finalmente ser detenido por la policía londinense.

Estados Unidos busca juzgarlo por “Conspiración para infiltrarse” en sistemas de Gobiernos, el titiritero mayor de una geopolítica que no tardó en jugar sus cartas, lo quiere recluido y fuera de juego. Cabe destacar que la megafiltración de cables y archivos secretos del <Departamento de Estado norteamericano> que demostró los crímenes contra civiles y violaciones a los derechos humanos en las guerras de Irak y Afganistán, fue el detonante para que Julián Assange sea considerado un <criminal cibernético>.

La insistencia de los Estados Unidos en la extradición, propugna una sola cosa, el disciplinamiento para todos aquellos que brinden información certera y concreta sobre el accionar oscuro de un país que se considera el de <la libertad>. Este valiente ciudadano australiano de 49 años, contempla como el derecho internacional es violado por un país que parece manejarlo todo.

La filtración de información confidencial a través de su confidente (Chelsea Manning), una ex soldado y analista de inteligencia del ejército de los Estados Unidos, no corresponde a un delito. La filtración a WikiLeaks de miles de documentos clasificados acerca de las guerras de Afganistán, conocidos como los Diarios de la Guerra de Afganistán, y de Irak, incluidos numerosos cables diplomáticos de diversas embajadas estadounidenses y el video del ejército conocido como Collateral Murder, sería el disparador de una persecución despiadada.

Claramente lo que se busca es castigar, hostigar y disciplinar al casi extinto periodismo de investigación, quién a través de diversas fuentes avanza sobre temas y posicionamientos políticos sumamente incómodos. Si Julián Assange finalmente fuese condenado a reclusión perpetua, la realidad de un país que todo lo puede gracias al cerco cómplice de sus aliados, mostraría en carne viva que solo Estados Unidos, puede <espiar> al resto al mundo, pero el resto del mundo no puede hacerlo con él. Los grandes adalides de la democracia, atentando una vez más contra todo aquello que interpele su verdadero rostro, ese que se esconde detrás del velo protector de las superpotencias.

Debido a su estoico, valiente e indispensable derrotero, distintos ciudadanos del mundo solicitan su inmediata liberación, considerando que no ha cometido delito alguno. Es por ello que en Argentina se ha iniciado una campaña para agrupar firmas en torno a lo antes mencionado.

Jorge Arredondo es profesor de bachilleratos de adultos y escuelas medias del partido de la Matanza, como politólogo se dedica a las políticas de la memoria y a investigar sobre el pasado en dictadura. La realidad que atraviesa Julián Assange, lo motivó e impulsó a inmiscuirse en profundidad sobre un deleznable juicio que debe atravesar las conciencias de todo ciudadano de bien. “Fue imposible permanecer en silencio ante tamaña demostración de arbitrariedad, por eso decidí comenzar con una movida en solidaridad con Julián Assange en Argentina”, le dijo a Conclusión.

El goteo y filtración de información clasificada de los Estados Unidos, como ariete de una criminalización explicita. “Assange se encargó de ponerle fin a las conspiraciones que venían llevando adelante tanto el Pentágono, como la CIA y el FBI. Reveló los asesinatos y masacres acaecidas en Afganistán e Irak, delatando documentos secretos que dejaban ver de manera muy concreta las nefastas estrategias del país del norte”, sostuvo Arredondo.

Los sistema operativos que tienen a nivel mundial los servicios de inteligencia, también fueron puestos al desnudo. “De esta manera dejó expuestos a aquellos que filtran e intervienen las computadoras y teléfonos de dirigentes políticos, sindicales, organizaciones sociales y que utilizan a nivel mundial de manera secreta con una tecnología impresionante que nosotros desconocemos por completo”.

Julián Assange apuntó contra un sector conocido como Neocom,  casi desconocido en Latinoamérica. “Este sector es posliberal, neoconservador al cual podemos definir de cuasi fascistas, donde podes encontrar a Samuel Huntington, un gran ideólogo que sostiene que el gran fenómeno del siglo XXI es el choque de civilizaciones, y que es retrotraerse a las disputas entre Oriente y Occidente. Sostiene que el gran debate no es económico, sino que es cultural y hay que dar una gran batalla en ese sentido”, disparó el politólogo.

Jorge Arredondo sostiene que este grupo mesiánico de intelectuales, viene operando desde aproximadamente hace más de 40 años. “Otro de los ideólogos es el conocido Francis Fukuyama, quién pertenece a la misma usina de pensamiento de los Estados Unidos junto a otros economistas ultraliberales. Este es sector que sostiene el liberalismo fracasó, y que por ello se oponen a todas las libertades democráticas, teniendo como intención después de las caídas de las Torres Gemelas, de dar una avanzada contra todas libertades democráticas civiles a nivel mundial”.

Un proyecto derrotado por las masas a nivel mundial que tuvo que retroceder, “allí es donde aparece Julián Assange revelando todas y cada una de las conspiraciones y planes macabros que llevaban adelante estos sectores. La discusión es netamente política y profunda, ya que se trata de un proyecto que caducó pero aún sigue vigente. Estos sectores no murieron, no fueron derrotados, solo perdieron una batalla y no dejan de reagruparse de manera constante. Cabe destacar que esto nada tiene que ver con la teoría de la conspiración, este es un proyecto político sumamente conocido que dirigen la CIA y el Pentágono, pero que aún en Latinoamérica se desconoce”, enfatizó.

La mira de WikiLeaks apuntó a un sector que maneja la economía a nivel mundial, le mojó la oreja a las megacorporciones que se mueven por todo el globo terráqueo.”Assange apuntó contra ellos, es por ello que no se la van a dejar pasar y la búsqueda de disciplinar el accionar de Julián, lo que persigue como fin último, es marcarle el terreno a las masas diciendo <con nosotros no se juega>. El pedido de los Estados Unidos es que se lo extradite a ese país para poder condenarlo a 124 años de prisión por traición a la patria, cuando lo que hizo Assange fue divulgar documentos que representan una verdadera atrocidad”.

En Argentina el único que tuvo acceso a una charla con Julián Assange, fue Santiago O’Donnell, jefe de la sección de internacionales de Página 12. “El recibió más de 2.500 pappers que hablaban de la situación de nuestro país, a las causas más escandalosas no solo de la política, sino también del ámbito económico. Están vinculados el establishment económico y financiero de Argentina y foráneo, en complicidad de algunos sectores de la política y partidos dominantes. Santiago O’Donnell apoya la iniciativa que hemos tomado como muchas personas que día tras día se van sumando a esta causa”.

Por último Arredondo indicó: “No es Julián Assange la discusión, sino la peligrosidad a la que están expuestas las libertades democráticas a nivel mundial. No es Julián Assange, es el derecho a la libre expresión, está en juego un proyecto político en donde ellos quieren disciplinar que se puede decir y que no. Es imprescindible poner en claro sobre oscuro que esconde la causa contra Julián Assange, para poder entender por ejemplo, la denuncia sobre una supuesta violación que pesa sobre él”.