El cáncer de cuello de útero es prevenible en el 93% de los casos a través de la vacunación contra el virus VPH y los controles ginecológicos periódicos que detectan las lesiones precancerosas, por lo cual está llamado a convertirse en la primera enfermedad oncológica en ser erradicada en la historia de la humanidad, según destacaron especialistas en vísperas del Día Mundial para su prevención, que se conmemora cada 26 de marzo.

Desde la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer (Lalcec) señalaron que en la Argentina en 2018 la enfermedad se cobró 2.050 vidas y se detectaron 4.500 casos.

No obstante, remarcaron que se trata de un mal evitable si se realizan los controles del Papanicolau (PAP) de manera anual, el cual consiste en la toma de muestras de células mediante un raspado de la boca del cuello uterino, que luego se someten a un análisis microscópico.

Otro de los estudios es la colposcopía, mediante la cual se puede efectuar un diagnóstico de lesiones en el cuello uterino, vagina o vulva y hasta detectar si existe alguna lesión producida por el Virus del Papiloma Humano (VPH).

En cuanto al VPH, desde un informe de la Lalcec muestra que el 99 de los casos de cáncer de cuello uterino se deben al VPH y que el cinco por ciento de las lesiones ocasionadas por este virus pueden convertirse en cáncer.

El test de VPH es un estudio que sólo se efectúa si el resultado del PAP presentó “anomalías”.

Cabe destacar, de acuerdo a datos obtenidos del Ministerio de Sald de la Nación, que “no todos los VPH están relacionados con el cáncer” y que se dividen dos grupos:

De bajo riesgo, que pueden provocar cambios celulares benignos (lesiones) o verrugas genitales. Este tipo de lesiones no se relacionan con el cáncer.

De alto riesgo, que se relacionan a las lesiones precancerosas que. De no tratarse, pueden evolucionar lentamente a un cáncer.

 

Vacuna contra el VPH

La vacuna tiene un alcance de hasta un 80 por ciento de prevención para el VPH y forma parte desde 2011 del calendario de vacunación gratuito para niñas de 11 años nacidas a partir de 2000. En tanto, en 2017 se incluyó a los varones de la misma edad nacidos en 2006. El esquema completo es de dos dosis, cada una con intervalo de seis meses como mínimo.

Desde el Ministerio de Salud de la Nación señalan que la decisión de incluir a los varones se tomó para disminuir la mortalidad de mujeres por cáncer de cuello uterino por “efecto indirecto”, como también a los hombres de “otro tipo de enfermedades y cánceres asociados con el virus”.