Una década atrás, una norma pionera abrió el camino legislativo a la ampliación de derechos. A partir del 9 de mayo de 2012, todas las personas podían llevar en su Documento Nacional de Identidad el nombre que deseaban, sin importar la genitalidad de la mismas, solo respetando su identidad de género.

Desde allí comenzó un camino de lucha en pos de profundizar el debate sobre diversidad, identidad, roles y la ruptura de la heteronormatividad, priorizando siempre los sentires.

El artículo 2 de la Ley 26. 743 indica que: «Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales».

En este marco, y con el avance global de una sociedad reaccionaria, es necesario visibilizar voces como la  de Alejandra Ironici, la primera mujer trans santafesina en recibir su DNI, respetando su identidad de género. Además de ello un camino plagado de lucha y resiliencia con el objetivo claro de conquistar más derechos. «Mi documento permitió que muchas compañeras de los barrios del cordón oeste de Santa Fe y de toda la provincia puedan entrar por primera vez a la Casa de Gobierno de una provincia, recibidas en su momento por el gobernador. Para mí ser la primera en Santa Fe fue realmente un orgullo y desde allí no he parado en pos de adquirir más derechos».

Con sus 49 años Alejandra sostiene que sus años de militancia ha defendido derechos que se encuentran vigentes en la Constitución Nacional. «Durante mucho tiempo la comunidad trans estuvo marginada, y el trabajo sexual era la única alternativa como modo de vida. En contraposición a esto, actualmente tengo la posibilidad de estar estudiando abogacía y anhelo poder ayudar, el día de mañana, a mi propia comunidad y Colectivo LGBTIQ+ «.

La falta de acceso al sistema educativo hizo que muchas chicas de la comunidad no supieran que contaban con cantidad de derechos enumerados en la Constitución. «El trabajar en la noche, le mostró a las compañeras el lado más oscuro, lo que llevó a muchas a perder la vida a temprana edad. Nuestro movimiento vino a romper con la heteronorma del patriarcado, y comenzamos a reclamar por nuestros derechos olvidados».

Ante los discursos de invisibilización de funcionarias provinciales Alejandra destacó: «El avance de la derecha es a nivel nacional, y la situación es más compleja aún si pensamos que este año el Encuentro Nacional de Mujeres estará dividido, donde habrá uno de la diversidad y otra de mujeres Cis; todo esto no hace más que negar muchos de los derechos que hemos conquistado. Me provoca dolor e impotencia algunos discursos, porque si vieran nuestra realidad, empatizarían con aquello que padecemos a diario, y seguramente pensarían de otra manera».