Por Hermes Lavallén 

La electrosensibilidad o hipersensibilidad electromagnética es un trastorno, que a fecha de hoy no se cataloga como enfermedad; pero actualmente, condiciona la vida de las personas que padecen sus síntomas. Es por esta razón, que la hipersensibilidad electromagnética es un padecimiento muy controvertido, poco comprendido y poco atendido.  Porque la medicina se resiste a atribuirlo a las radiofrecuencias generadas por las tecnologías inalámbricas, los teléfonos celulares, las redes Wi-Fi y otras antenas repetidoras.

Sin duda alguna, este síndrome de intolerancia a lo que denominamos campos u ondas electromagnéticos, es una respuesta de intolerancia de nuestro organismo frente a la exposición prolongada de estas ondas.

Como ya hemos comentado, los campos electromagnéticos más comunes son provocados por: tecnologías inalámbricas, teléfonos celulares, antenas de telefonía, televisión, redes Wifi, Bluetooth, red eléctrica, mantas eléctricas, secadores de pelo, baterías recargables, luces fluorescentes, microondas, etc. Como resultado en estos trastornos, tienen un porcentaje más alto en zonas urbanas de grandes ciudades, donde se concentra más sobrecarga electromagnética.

 

¿Cuáles son los síntomas de la electrosensibilidad?

No existe una sintomatología específica de este trastorno, pues pueden variar mucho de una persona a otra, pero podríamos clasificarlos en:

Neurológicos:
Algunos indicios serían los dolores de cabeza, mareos, náuseas, irritabilidad, pérdidas de memoria y concentración, dificultades en el aprendizaje, insomnio, trastorno del sueño, depresión, ansiedad, fatiga, debilidad, hormigueo, dolores o entumecimiento en las extremidades y articulaciones.

Cardíaco:
Tales como arritmias, falta de aliento, palpitaciones, cambios de presión arterial, hipertensión, etc.

Oculares:
Deterioro de la visión, presión ocular, dolores, cataratas, etc.

Auditivos:
Como Tinnitus o zumbido en los oídos, pérdida de audición.

Otros Trastornos:
Problemas de piel, digestivos, deshidratación, hemorragias nasales, trastornos gastrointestinales, infecciones frecuentes, perdida de equilibrio, vértigos, deterioro del sentido del olfato y sensibilidad a la luz.

Por consiguiente, la variedad sintomatológica de sensibilidad electromagnética, dificulta científicamente establecer una causa efecto entre los síntomas y la exposición a estas ondas. Las respuestas en el padecimiento dependen mucho de la persona en cuestión, aunque es indiscutible que si se reduce la exposición a los campos electromagnéticos mejora la sintomatología.

¿Qué son exactamente las ondas electromagnéticas?

Son ondas que se propagan por una alteración, sin la necesidad de un medio material para su extensión; con la activación de la onda electromagnética se produce un cambio, pudiendo ser de densidad, presión, eléctrico o magnético.

Todas estas ondas, se propagan en el espacio transportando energía de un lugar a otro, con una velocidad constante muy alta; para hacernos una idea de unos 300.000 km/seg.

 

Tipo de ondas electromagnéticas

Podríamos clasificarlas en:

  • Radiofrecuencia.
  • Microondas.
  • Infrarrojo.
  • Espectro visible.
  • Ultravioleta.
  • Rayos X.
  • Rayos gamma.

Ondas electromagnéticas más comunes:

  • Antenas y Teléfonos celulares.
  • Radio y Televisión.
  • Redes Wifi y Bluetooth.
  • Red eléctrica.
  • Todo producto eléctrico.
  • Baterías recargables.
  • Teléfonos inalámbricos.
  • Bombillas y Luz fluorescente.
  • Microondas

La Organización Mundial de la Salud –que, en 2011, clasificó los campos electromagnéticos como “posibles cancerígenos” – reconoció ciertamente, en 2005, que estos síntomas “tienen una cierta realidad y pueden ser de una gravedad muy variable”. Pero, agregó, “no existen criterios y diagnósticos claros para este problema de salud ni una base científica para vincular los síntomas a la exposición a campos electromagnéticos”.

Estudios europeos que datan de principios de los 2000, realizados por  asociaciones “anti-radiación” (sin ninguna evaluación oficial) reportan: un 5% de la población en Suiza, un 1,5% en Suecia, un 4% en Gran Bretaña, un 3,5% en Austria, 3% en Francia…. Eso es un montón de gente, de todos modos  dependeríamos de estudios actualizados y oficiales para una evaluación más realista… La  electrosensibilidad o  electrohipersensibilidad (HSE) se reconoce como una desventaja en Suecia, así como en varios estados de los Estados Unidos (Colorado, Connecticut, Florida). Se trata como una enfermedad en Inglaterra y Alemania. En los últimos tiempos se ha producido un espectacular aumento del fondo electromagnético

En Argentina no se cuenta con  demasiada información al respecto y nos encontramos con una situación que está lejos de poder considerarse aclarada.

El tratamiento de las personas afectadas debe centrarse en los síntomas de salud y el cuadro clínico, y no en la necesidad percibida de la persona de reducir o eliminar los campos electromagnéticos en el lugar de trabajo o en el hogar. Esto requiere:

  • una evaluación médica para identificar y tratar cualquier condición específica que pueda ser responsable de los síntomas,
  • una evaluación psicológica para identificar condiciones psiquiátricas/psicológicas alternativas que puedan ser responsables de los síntomas,
  • una evaluación del lugar de trabajo y el hogar en busca de factores que puedan contribuir a los síntomas presentados. Estos podrían incluir la contaminación del aire interior, el ruido excesivo, la iluminación deficiente (luz parpadeante) o factores ergonómicos. Una reducción del estrés y otras mejoras en la situación laboral podrían ser apropiadas. Solicitar los servicios de un profesional experimentado que examine las fuentes de radiación de los entornos domésticos y laborales a los que podemos estar expuestos habitualmente.

En los últimos años, se han multiplicado las peticiones en todo el mundo para que tanto los gobiernos como la OMS se comprometan con esta dolencia.

El 24 de junio se celebra el Día Internacional contra la contaminación electromagnética, una fecha para concientizar a la población sobre los riesgos de un tipo de contaminación invisible pero que puede tener consecuencias en la salud.