Por Gisela Gentile

En nuestro país estamos atravesando un enero trágico en donde cada día contamos una nueva víctima de violencia machista, es por ello que resulta fundamental alzar la voz, organizarse y exigir políticas en torno a esto.

En los países limítrofes al nuestro, ocurren situaciones similares ya que la opresión hacia las mujeres nos atraviesa como civilización y nos expone a contar víctimas a lo largo y ancho del globo terráqueo.

El país hermano de Uruguay, terminó el 2018 con una cifra de 31 femicidios, un número muy similar al del año 2017. Por esto resulta de vital importancia que el movimiento feminista pueda visibilizar esta situación y lograr así políticas de género.

Conclusión dialogó con Romina Puyol, una de las organizadoras del 2° Encuentro de Mujeres, Lesbianas y Trans del Uruguay para profundizar la importancia del mismo.

“Cada año realizar el encuentro se torna difícil para quienes afrontamos el desafío de seguir construyendo caminos de autonomía y libertad. Las resistencias aparecen desde muchos lugares, incluso, desde el propio movimiento feminista que se resiste a acompañar otros procesos que no dependan de ninguna institución, ni de personas específicas”.

Por esto último, se puso en riesgo la continuidad del encuentro por lo cual se tuvo que conformar en muy poco tiempo una nueva comisión organizadora. “Esta comisión da un nuevo paso y decide hacer un cambio para incluir otras identidades que ya no responden al ser mujer, a la heterónoma y al binarismo, y que van construyendo una identidad política diferente”.

“Esto dio pie a que se instale (o continúe) el debate en el encuentro, de que podamos pensarnos política y afectivamente, cuestionarnos qué es ser mujer, cómo vamos construyendo nuestra identidad, si incluimos o si excluimos, así vamos aprendiendo en el encontrarnos y debatirnos. Nos fortalecemos y ampliamos nuestra mirada, pudiendo reconocer las diferentes opresiones teniendo por delante el desafío de articularlas para que el movimiento no se fragmente”.

Es sabido que en este tipo de espacios surgen muchas diferencias en torno al armado, las diferentes problemáticas en este caso pusieron en peligro la realización del segundo Encuentro de Mujeres Uruguay (EMU), algo más que necesario para aquellas que lo vivieron en 2017 y sentían la necesidad de repetirlo.

Los encuentros de mujeres de Argentina sirvieron como impulso para esa primera cruzada

“En abril del 2017  empezamos a tener las primeras reuniones con la idea de hacer un encuentro acá, desconociendo que la tarea no iba a ser sencilla. El 1er Encuentro de Mujeres Uruguay (EMU) fue un espacio pensado para conocernos, compartir nuestras historias, nuestras experiencias y donde se escuchen todas las voces. Así fue que el mismo estuvo compuesto por diversas actividades y expresiones culturales teniendo como núcleo central la realización de 21 rondas de intercambio, debate y discusión en torno a las problemáticas y temáticas sociales, económicas, políticas, laborales y culturales, frente a las cuales las mujeres nos organizamos para enfrentar la violencia machista, la injusticia patriarcal y la desigualdad que atraviesa y nos afecta en todos los espacios de la vida cotidiana”.

Pese al cambio de comisión organizadora y a las diferentes resistencias, muchas mujeres de diferentes lugares y edades fueron parte de este segundo encuentro que se llevó a cabo en diciembre de 2018.

Algunas voces que sonaron por las calles uruguayas

Lorena indicó: “Cortamos Av. de Mayo, nunca se había logrado eso en Piriápolis. Es una avenida muy transitada de donde llegan y van buses interdepartamentales. En fin, esa marcha fue por muchas razones un sacudón para esta localidad. En la ciudad bonita donde ocurre solamente lo políticamente correcto, nosotras mostramos otra realidad, la que nos quieren silenciar. El Feminismo es revolución”.

María Sol también estuvo allí e indicó: “Hacía años que no vivía esa mística de los encuentros. He vivido bocha de ENM en Argentina, pero ya no sentía esa mística.”

Para finalizar Romina Puyol reflexionó sobre la necesidad de seguir construyendo vínculos pese a que el camino se torne sinuoso, “vamos a continuar con esto, ya que nos transformamos en cada encuentro y queremos llevar esas formas de vincularnos que aprendemos juntas a nuestras cotidianidades”.

“Es por eso que hemos dejado de esperar las soluciones mágicas, porque aprendimos que sólo las personas oprimidas son las que quieren transformar la realidad que afecta directamente nuestros territorios-cuerpo-tierra. Es un desafío seguir multiplicando en nuestras vidas esas redes que activamos y construimos en los encuentros, saber que es necesario volver para reencontrarnos, seguir pensando y repensando juntas las maneras de estar en el mundo”.