Nada es fácil cuando se trata de derribar prejuicios en pos de visibilizar lo que viene con uno y no se tiene porque esconder o negar.  Si bien pasaron 22 años desde aquel Primer Encuentro Nacional de Minorías Sexuales, aún permanece estoica en la retina del rosarino, esa vanguardista bandera que rezaba, “A orillas del Paraná nace otra bandera”.

Desde allí, derechos arrancados con lucha y perseverancia abrirían un camino que había permanecido cerrado y amenazante. El desafío de militar por la diversidad, se consolidaría a pesar que la deleznable dictadura colaboraría de sobremanera con aquellos sectores ligados a las jerarquías católicas encargadas de esparcir miedo y preconceptos.

Los 90 les mostraría a los habitantes de nuestra ciudad, una serie de grafitis que comenzarían a visibilizar la militancia que se avecinaba. La organización por la defensa de derechos, había comenzado, y es allí donde emerge la figura de Erick Diez. Irreverente, extravagante y dueño de una personalidad impactante, no le tiembla el pulso a la hora de interpelar al colectivo LGTB al cual define como “viejo”.

Erick se define como una excepción cuando se lo consulta por su juventud y la postura familiar. “En mi casa nunca hubo lo que se llama homofobia directa, explícita o ideológica. Pero si una homofobia no emparentada con la otra, pero igual de dolorosa, que tiene relación con el silencio. Vengo de una familia con origen progresista integrada por artistas e intelectuales, es por ello que mi infancia fue bastante especial”, le dijo a Conclusión.

“Luego al crecer, cuando empiezo a registrar que el mundo es heterosexual, que es lo que uno cree, esto allá por los 80 cabe destacar. Allí comienzo a sentir mucho miedo, soledad, angustia y a no entender nada. Pero la curiosidad me lleva a investigar y doy con mi gran ídolo Carlos Jauregui junto a otras personas que las consideraba de ciencia ficción, la vida me ubicó no mucho tiempo después a ser compañero de ellos. Podríamos decir que ahí es donde comienza mi camino, antes era un pobre pibe con ideas concretas de suicidio, pero el mundo me mostraría otra vida”.

La vida social  lo ubicaría en otros arrabales, a los cuales no duda en definirlos como “Guetos”, “los defino así porque considero que eso son, si bien sirven, bares y discos fueron los primeros lugares que conocí. A mediados de los 90 y con 25 años,  me toca atravesar una situación horrenda y dolorosa en una de las islas de aquí enfrente, cuando fuimos discriminados junto a un grupo de compañeros y debimos volvernos. Eso me llevo a fortalecer mi idea de militancia”, contó Erick.

La aparición de Guillermo Lovagnini, el comandante del Colectivo Arco Iris aparecería en escena, “junto a quién era el director de ese vanguardista colectivo, comienzo mi militancia activa en el 95. Debo decir que desde allí todas las acciones fueron de vanguardia, recuerdo mi primera charla en la cual expuso sobre qué debíamos hacer en caso de una detención policial, ya que en ese entonces existía moralidad pública. Sentí mucho miedo, pero las ganas por transformarlo todo fueron más fuerte”.

“Soy operador en sexualidad, pero debo decir que estudié de todo, soy uno de los tres primeros rosarinos que salió a visibilizar y pelear por nuestros derechos. Nosotros instalamos la palabra “visibilidad”, que allá por el año 2000 el camionero Hugo Moyano utilizaría para los planes de lucha, esta también aparecía con asiduidad en los discursos de Cristina Fernández de Kirchner, pero es una palabra netamente de nuestro colectivo”, enfatizó.

A sus 46 años Erick Diez recuerda los muchos abusos policiales que debió enfrentar junto a sus compañeros hasta que una esquina sirvió de reunión y empoderamiento, “La esquina gay” de San Martín y San Juan marcaría un antes y después. “Recuerdo que pintamos en un kiosco de diarios de esa esquina un triángulo rosa invertido que referenciaba la lucha gay. Esto en homenaje a los homosexuales asesinados por Adolf Hitler en la cámara de gas, a ellos se los marcaba con este símbolo. Esa esquina fue la más visible de Latinoamérica, había chicos de 14 años hasta adultos de 80 que nos contaban lo que era ser gay en los 50”.

La ayuda y acompañamiento de países europeos junto a los Estado Unidos, fue de vital importancia en este proceso. “La parte mala del imperio, es la más mala del globo terráqueo, pero lo bueno no se conoce, como por ejemplo la lucha por los derechos civiles. Para nosotros esto fue vital, ya que aquí era solo soledad y represión, hasta no hace mucho tiempo no existíamos. Es preferible que digan ahí está el “puto”, a que te ignoren, esto último nos pasó en muchas oportunidades cuando buscábamos una respuesta del Estado”.

No pueden quedar afuera los hitos, es por ello que Erick hace referencia especial a uno de ellos, “junto a un grupo de compañeros visitamos distintos pueblos y ciudades de  Santa Fe para charlar por primera vez de homosexualidad. La gente se comunicaba dejando sus mensajes en los distintos medios de comunicación sobre nuestras intervenciones, encontrábamos desde insultos hasta agradecimientos profundos por mostrar sin titubear el camino”.

El movimiento Queer, una presencia que inquieta e interpela, “en lo particular tengo relaciones sexuales con hombres casados o que están de novios, si bien ellos se consideran heterosexuales, tienen acercamiento íntimo conmigo, es esto lo que no acepta el movimiento LGBT. Por eso los Queers somos tan poquitos, porque estamos en el ahora, somos lo nuevo, ellos se han quedado en los 80 o los 90”.

Erick sostiene que son muchos los chicos heteros que le piden reserva a la hora de experimentar una relación sexual con él. “La mayoría de la gente hetero está probando, si supieran la cantidad de clientes que consumen la prostitución trans, quedarían asombrados. La figura del macho patriarcal, esconde su contrapartida, toda moneda tiene su seca, esto está comprobado psicológicamente. El macho muy macho encuentra mucho placer cumpliendo el rol de pasivo”, relató.

“Los Queer estamos luchando por la extinción del género,  los países nórdicos que son vanguardia absoluta en sexualidad, enseñan esto desde los 4 años de vida. La lucha se va a terminar recién el día que dejemos de autopercibirnos como varones y mujeres”.

Erick Diez tiene como faro a la filósofa teórica Queer Beatriz Preciado, “esta española es maravillosa, la recomiendo. Lo Queer se mete con todo, porque es lo identitario, te va a interpelar por tu ideología política partidaria, tu sexualidad, tu genitalidad, por ende este es un posicionamiento radical de todas las identidades. Para resumir, si vos me decís que sos hetero, no te voy a creer, lo mismo si sos homosexual, consideramos que todo puede cambiar y no hay nada definido como tal”, concluyó.

Erick Diez recomienda su libro digital llamado “La mentira de la homosexualidad: O como sostener una identidad funcional al patriarcado”, una obra fundamental para entender porque las identidades oprimidas en la historia del mundo sostienen al opresor, esto es el Patriarcado y todas sus ramificaciones. Un texto lúcido, profundo y sumamente crítico escrito por un activista pionero de Argentina.