Desde Trigo limpio, un colectivo conformado por más de 1.400 cientificos, científicas e investigadores de nuestro país, advierten que este jueves 10 de junio podría aprobarse a producción en el territorio nacional del trigo transgénico HB4, con el agravante de que dicha decisión será sellada por un país extranjero, Brasil, el principal comprador de trigo de la Argentina. Este tema podría ser parte de la discusión prevista para la CNTBio (Comisión Nacional Técnica de Bioseguridad), instancia que está gestionando su evaluación en el vecino país.

«Identificamos esta decisión del Estado Nacional como una nueva apuesta al agronegocio profundizando el modelo extractivista», advierten en una carta abierta los científicos que conforman el colectivo, en la cual también señalan que se apuesta por «un  modelo de agricultura que profundiza la inequidad y daña al ambiente».

La misiva da cuenta que en octubre de 2020, tras la aprobación del trigo transgénico HB4, 1400 investigadores e investigadoras de distintas formaciones y especialidades, pertenecientes a 35 universidades e institutos de investigación de todo el país, solicitaron públicamente, a través de una carta, a las autoridades de los ministerios correspondientes, que se deje sin efecto esta aprobación y se convoque a un amplio debate social, con el objetivo de democratizar la toma de este tipo de decisiones. «En esa carta nos referimos a la inconsulta decisión por parte del Estado Nacional de autorizar la producción del primer trigo transgénico (único caso en el mundo), supeditada a la aprobación de Brasil, principal comprador del trigo que exporta nuestro país».

Pero ¿por qué ese trigo no debe aprobarse? En el texto difundido por Trigo Limpio, los científicos y científicas dan sólidos argumentos fundados en las graves consecuencias ambientales y alimentarias que acarrería esta decisión. He aquí algunas de ellas:

  • Las consecuencias ambientales y sanitarias negativas derivadas de la agricultura industrial basada en transgénicos y agrotóxicos pueden consultarse en numerosas investigaciones publicadas en revistas científicas internacionales. Al mismo tiempo cuantiosos testimonios y denuncias han sido impulsados de manera sostenida por comunidades, trabajadores de la salud y movimientos sociales de nuestra región. Este modelo de agricultura concentra capital, reprimariza la economía, incrementa la dependencia, profundiza la desigualdad económica y social, destruye ecosistemas, amenaza la soberanía alimentaria y deja a su paso territorios devastados ambiental y socialmente.
  • El trigo transgénico HB4 es tolerante a la sequía y resistente al herbicida glufosinato de amonio (según la FAO, 15 veces más tóxico que el glifosato). Todos los cultivos transgénicos que tienen resistencia a herbicidas y se cultivan ampliamente en Argentina (soja, maíz, algodón, etc.), se asocian finalmente con la aplicación de un exorbitante volumen de agrotóxicos que se esparcen sobre nuestros territorios cada año. Desde que comenzó a implementarse este paquete tecnológico en la década de 1990, el uso de agrotóxicos en Argentina se ha incrementado exponencialmente, llegando actualmente a 525 millones de kg/litro de formulados por año (12 litros por habitante, la tasa más alta del mundo).
  • El trigo es la base de nuestra alimentación. Dado que en Argentina no hay ley de etiquetado de alimentos, de aprobarse el trigo HB4 toda la población estaría aún más expuesta a la ingesta diaria de herbicidas y en particular glufosinato de amonio, tanto en los alimentos como en el agua de consumo.
  • La siembra a campo del trigo transgénico en gran escala involucra un proceso irreversible. No es posible la coexistencia de trigo transgénico y no transgénico debido al proceso de “contaminación genética” que ocurre durante la polinización. A ello se suma la imposibilidad de evitar la mezcla de semillas en los procesos de transporte y
    acopio de granos. La contaminación genética no solo complicará la exportación de trigo no transgénico sino que también impedirá el desarrollo de la producción de agricultores que están cultivando trigo agroecológico.
  • El costo ecológico, social y en la salud pública interpela una y otra vez el supuesto éxito de este sistema de agricultura industrial que apuesta al extractivismo para producir commodities y beneficiar a una minoría de la población argentina que acumula las ganancias. Lejos de apuntar a una transformación paulatina de este sistema, la aprobación del trigo HB4 y la “Iniciativa DOSCIENTOS MILLONES de toneladas de cereales, oleaginosas y legumbres” que se propone incrementar en más de un 50% la producción de granos para 2030, refuerzan el modelo sin ninguna consideración respecto a las consecuencias socio-ambientales de esta meta.