Por Alejandro Maidana

El camino hacia un modelo productivo sustentable y no contaminante, parece allanarse de manera lenta pero sostenida. Allá por el año 2000 se calculaba que se utilizaban 145 millones de litros de agrotóxicos por año, en el 2006 eran 275 millones, superando hoy claramente los 450 millones de litros anuales para 22 millones de hectáreas afectadas. Sin dudas una granada con espoleta retardada.

Si bien la imponente billetera y el amplio lobby de los sectores del agronegocio intentaron desvirtuar el debate, el mismo tomó un cariz que apoyado en la gran resistencia de un importante número de poblaciones, hoy se consolida  en pos de cambiar el rumbo de un modelo contaminante.

Después de años de sembrar conciencia y lucha, los resultados de la cosecha comienzan a ser los esperados. Distintas ciudades y pueblos comienzan a mirar con otros ojos las ordenanzas establecidas, y algunas a ir un poquito más lejos, directamente a prohibir el uso del biocida glifosato.

El turno de Gualeguaychú

Sin dudas esta tierra conoce de grandes batallas en pos de resguardar su calidad de vida, y este lunes dio un paso más que importante. El proyecto presentado por el ejecutivo Municipal en la figura de Martín Piaggio, pudo aprobarse, la aplicación de glifosato en estas tierras entrerrianas queda prohibida. Cabe destacar que los ediles de Cambiemos fueron los únicos que votaron en contra de la iniciativa, alegando que se le estaba quitando una herramienta de trabajo a los productores. A raíz de esto, el abucheo en el recinto por parte de los vecinos se hizo escuchar de manera altisonante.

“Lo de este lunes en el Concejo Deliberante fue memorable, distintos grupos y organizaciones socioambientales celebramos una gran victoria”, le dijo a Conclusión Viqui Veronesi, docente y miembro de la vecinal socioambiental de pueblo Belgrano.

Este proyecto de ordenanza para prohibir el uso, comercialización, expendio, almacenamiento y transporte de glifosato, ingresa a Gualeguaychú en diciembre del 2017 por un proyecto del ejecutivo municipal. “Las distintas organizaciones un mes antes de la presentación formamos una coordinadora provincial a la cual denominamos “Coordinadora provincial por una vida sin venenos”, nuestro eslogan es “Basta de agrotóxicos” existe una alternativa llamada agroecología”, sostuvo.

Este modelo tiene poco más de 20 años y la resistencia al mismo no comenzó recientemente, y día a día va ganando más fuerza y contundencia.

Esta población conoce a la perfección de que se trata la lucha, el amplio repudio a la instalación de las pasteras la ha transformado en un verdadero ícono del estoicismo. Botnia y ENSE fueron las empresas que sufrieron la resistencia de dos pueblos hermanados, el entrerriano, y el de Fray Bentos, Uruguay. Cada 30 de abril, casi como un ritual, ambas caravanas se unen año tras año para abrasarse sobre el emblemático puente.

“El monstruo extractivista de contaminación y saqueo con el cual batallamos, tiene muchas patas. Mientras nos oponíamos a la instalación de estas grandes pasteras allá por el 2005, pudimos percatarnos que a la vera de la ruta teníamos soja transgénica, allí mismo se abría otra colectora de resistencia. Ésto es tan amplio como devastador, el modelo productivo, el fracking, las mineras, las centrales hidroeléctricas, conforman la encarnadura del sistema capitalista y patriarcal, es un camino de conciencia”, relató quién también integra el colectivo de docentes de Gualeguaychú por la soberanía alimentaria.

La transición a la agroecología necesita de políticas públicas. Es por eso que lo vivido en este bello lugar de Entre Ríos, no hace otra cosa que ratificar el rumbo necesario que debemos tomar para consolidar este tan necesario cambio de paradigma.

“En lo particular vengo de experiencias en la educación popular, y la idea de construir otras realidades para la emancipación es fundamental. Estas temáticas son de vital importancia, se logró que la ESI (Educación Sexual Integral) y los DDHH sean contenidos transversales, ahora luchamos para que el cuidado del ambiente también lo sea y que se hable del mismo. Desnaturalizar el sistema va a llevar muchísimo tiempo, pero en ese camino nos hemos embarcado”, concluyó.

Un pasito adelante, nada más y nada menos que en una provincia que abraza a grandes referentes de la mesa de enlace y las corporaciones sojeras. Una victoria en tierras del actual Ministro de Agroindustria Luis Miguel Etchevehere, un símbolo de este modelo. Se terminó el carnaval para el glifosato.

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