Ruta 1 y calle 60, allí se encuentra la «Biblioteca Popular Amanecer”, epicentro de una jornada tan histórica como esperanzadora. Distintos actores sociales se hicieron presentes para garantizar que el tiempo compartido tenga un sincero anclaje en la transformación de una realidad que beneficia a unos pocos.

Con un modelo productivo en crisis, ya que es innegable lo nocivo de sus prácticas y el producto terminado de las mismas, la necesidad de un cambio de paradigma es fundamental para soñar con un futuro libre de venenos.

Distintos pueblos y ciudades participaron de este encuentro representando a varias provincias que vienen siendo fumigadas de manera sistemática. Es menester nombrarlos para poder tomar verdadera dimensión de lo impactante y movilizadora que resultó la jornada, San Justo, Marcelino Escalada, Cañada de Gómez, Arroyo Leyes, Hersilia, Santo Tomé, Totoras, Bombal, Santa Fe, San Javier, San Carlos Sur, Rincón, Casilda, María Juana, San Jorge, Piamonte, Zenón Pereyra, Los Zapallos, Andino, Rosario y Ceres, de la provincia de Santa Fe; acompañados por referentes llegados de otros puntos del país tales como Bandera – Santiago del Estero, Paraná y Oro Verde – Entre Ríos, San Andrés de Giles – Buenos Aires, Capital Federal – CABA, Inriville – Córdoba, San Fernando del Valle – Catamarca entre otros, alzaron su voz en reclamo de una nuevo modelo productivo no contaminante.

En la Provincia de Santa Fe está vigente la Ley 11723 y su decreto reglamentario N° 552/97 desde la década del 90, y es la que regula el uso de químicos para la producción agrícola. Esta normativa vetusta y de escasa aplicación, debe ser reformada, estableciendo resguardos mucho más adecuados a la información científica que está a disposición en estos momentos. La citada legislación está desajustada a la realidad actual respecto de la cantidad de agrotóxicos que se utilizan, ya que su uso aumentó el 1000% desde la promulgación de la norma. Además, la toxicidad real no es verdaderamente asumida, como ejemplo vale citar que para la IARC (Agencia Internacional del Cáncer), el GLIFOSATO, que es el biocida más usado en nuestro país (casi 250 millones de litros anuales), está categorizado como PROBABLE CANCERIGENO, mientras que el SENASA lo clasifica como BANDA VERDE (“producto que normalmente no produce peligro”) en base a estudios fraudulentos presentados por el fabricante, hoy en debate judicial en otros países.

La Red de Técnicos en Agroecología del Litoral junto a la inclaudicable población fumigada, pudieron conformar un grupo sólido de trabajo que avanza con un discurso unificado y libre de toda mezquindad electoralista. Mostrando de manera explícita el empoderamiento social de Hersilia, distintos pueblos y ciudades abrazan un enorme compromiso que se fortalece desde la raíz.

Desafiando a las altas temperaturas, la distancia, pero por sobre todas las cosas, el enorme poder del agronegocio, Arroyo Leyes volvió a mostrar el camino digno que transitan aquellos que entienden la salud no se negocia. Mientras se sigan produciendo commodities en lugar de alimentos saludables, la premisa de todo ser humano consciente seguirá siendo no claudicar ante tamaño atropello a la vida.