La Guerra de Malvinas y la historia marítima de Argentina tuvieron su antes y después el 2 de mayo de 1982, hace 42 años, donde el impacto de dos torpedos lanzados por el submarino nuclear inglés HMS Conqueror impactaron en el casco del crucero ARA General Belgrano y determinaron su hundimiento. La tripulación estaba conformada por 1.093 marinos, de los cuales 323 perdieron la vida. Siete de esas almas habían nacido y crecido en suelo rosarino.

El barco se encontraba fuera de la zona de exclusión del conflicto bélico. La orden que la tripulación cumplía era la de patrullar las aguas al sur a fin de identificar los movimientos del enemigo, junto con los destructores Piedrabuena y Bouchard.

Los tripulantes que sobrevivieron apuntan que había un buen ánimo a bordo, mientras que los marinos habían realizado los ejercicios y múltiples simulacros, que hicieron posible que los (en su mayoría) jóvenes pudieron ganar tiempo y escapar.

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El submarino nuclear HMS Conqueror acechaba al buque a 400 millas y tras 30 horas de seguimiento. La embarcación británica recibió de sus altos mandos la orden de atacar el domingo 2 de mayo de 1982 a las 16.02 y disparó 3 torpedos Mark-8. El primer impactó en la sala de máquinas, asesinando a 300 personas, y el segundo destruyó la proa del barco, que comenzó a hundirse. El tercero no dio en el blanco ya que explotó a 100 metros del objetivo.

El ataque tomó por sorpresa a la tripulación, dado que el buque no contaba con un sonar para detectar submarinos. Las balsas, que ya estaban asignadas para los tripulantes, pudieron desplegarse en grupos de veinte marinos. No obstante, varios de ellos murieron en las balsas producto del ataque, y muchos otros perderían la vida en un buque hospital.

El ataque inglés mató a siete marinos de esta ciudad: Oscar Alvarez, Jorge Cicotti, Daniel Esturel, Felipe Gallo, Juan Luis Gregori, Roberto Lobo y Saverio Maragliano. Los registros incluyen por error a Soriano Sotelo, un joven soldado que en rigor era nicoleño.