La carpa del Circo Rodas que quedó varada en las inmediaciones del Parque Scalabrini Ortíz será convertida en un gran centro de testeos de Covid-19. La tienda había sido ofrecida por los titulares del espectáculo artístico y el Ministerio de Salud decidió aceptarla para incrementar los trabajos de detección del virus. Desde el circo no pidieron nada a cambio del uso de la carpa, pero igualmente mostraron su preocupación ante las restricciones que les impiden trabajar.

«Esta iniciativa surge a través de la Unión Argentina de Artistas de Variedades, que es liderada por Ezequiel Martínez. El estaba en contacto con el Ministerio de Salud y acercó la propuesta para armar acá un centro de testeo muy grande. Sabiendo que es un beneficio para la ciudad, accedimos. Lo mínimo que podíamos hacer era colaborar con algo que ya teníamos», contó Marcelo Lanza, dueño del Circo Rodas, en dialogo con Conclusión.

La dirección del espectáculo artístico indicó que la decisión del Ministerio de Salud de aceptar el ofrecimiento de la tienda llega en un momento difícil para el sector, ya que no tienen permiso para trabajar e igualmente siguen afrontando costos de mantenimiento. Igualmente aclararon que se oponen a recibir algo a cambio del uso de la tienda. Incluso aseguran que, en caso de tener que partir hacia otros rumbos donde se les permita realizar el espectáculo, la cara seguirá a disposición de la población local.

«No pedimos nada a cambio. Hoy el Circo se encuentra parado, pero no cobramos nada por esto. Es más, si el circo se tiene que ir mañana de la ciudad y no puede trabajar más, el compromiso está hecho para que la carpa siga estando cuatro o cinco meses, el tiempo que sea necesario. Si se prolonga el problema, la carpa siempre va a estar a disposición», aseguró Lanza. 

Sobre el impacto de las nuevas restricciones sobre la actividad que realizan, el dueño del circo señaló que están con «un dolor interno muy grande» porque pusieron «muchas expectativas y mucho dinero para poder llegar hasta acá después de un año parados».

Desde Rodas sienten también que las medidas restrictivas son aplicadas de manera dispar, ya que algunas actividades comerciales siguen funcionando mientras la escena artística de la ciudad está paralizada. 

«En Rosario, comercialmente se encuentran cerrados nada más el circo, el teatro y el cine. Las medidas me parecen muy injustas. En el DNU se prohíbe el trabajo de los shoppings y sin embargo siguen trabajando. Siempre cortan el hilo por lo más delgado», cuestionó Lanza.

Y aseveró: «Vemos que no se mide todo con la misma vara. Solo queremos trabajar y no podemos, ese es el dolor interno que uno tiene en el pecho. También sabemos que los contagios no están acá, están en otro lado».

Al ser consultado por la cantidad de personas que viven de la actividad del circo, Lanza detalló que en total son 87 empleados que viven en sus casas rodantes, pero ese número se extiende a 118 cuando se tiene en cuenta las personas que dependen directamente de ellos.

«Mantenerlos tiene un costo altísimo y la espera es carísima. No poder trabajar y tener que pagar luz, agua y baños químico, es una agonía», señaló.

En el Circo Rodas no tienen registro de haber atravesado una situación similar en todos sus años de funcionamiento. El escenario más parecido al actual se dio con la aparición de la Gripe A, pero la diferencia es abismal: en ese momento solo tuvieron que dejar de trabajar unos quince días.

«La incertidumbre es lo peor. Te dicen diez días y después otros veintiún días más. Si te dicen de entrada que es hay que parar por seis meses, uno toma otra actitud comercia. Igualmente el shopping está prohibido e igual lo dejan, para ahí no se mira. Tal vez algún día no miran para acá y podemos trabajar», ironizó Lanza.

Las entradas para el Circo Rodas estaban fijadas en 400 pesos, un precio que -contaron en el lugar- impulsó una gran respuesta de la población, con gran convocatoria en todas las funciones que llegaron a realizar. 

Respecto de los planes para los próximos días, el dueño del espectáculo artístico anticipó que seguirán de cerca el avance de las restricciones. En caso de que el gobernador Omar Perotti sostenga las medidas actuales, evaluarán buscar otro rumbo en donde les permitan trabajar. «Tratamos de bailar con la música que nos ponen. Hicimos todo lo que nos pidieron, pero la felicidad duró poco», concluyó.