Por Juan Manuel Martellotto

Una estructura similar a un gran candelabro con siete cruces de hierro, ubicado en la zona rural y a la vera de la ruta 91, recuerda un crimen múltiple ocurrido el 6 de abril de 1886 en Colonia Santa Teresa (así se llamaba Totoras en esa época). Un honrado agricultor y su familia completa fueron degollados en un suceso macabro y confuso: esposo, esposa, sus 4 niños (la menor de apenas días) y un peón.

El trágico parricidio acaecido a fines del siglo XIX, ha suscitado todo tipo de especulaciones acerca de cómo fueron los hechos y de quien o quienes realmente lo perpetraron, alimentando por décadas diferentes versiones que fueron trasmitidas de generación en generación, dando lugar a lo que podría considerarse una «leyenda rural», porque se sitúa en un lugar y tiempo determinado a partir de un hecho real y concreto…

Es menester considerar que por esos años, en circunstancias extremas que ponían en riesgos sus vidas y seguridad, los vecinos de Santa Teresa formaron una Comisión de defensa mutua, destinada a obtener una protección que las autoridades provinciales no le garantizaban.

Es por eso que apenas ocurrido el múltiple crimen en abril de 1886, la población de la colonia, organiza la Comisión destinada a esclarecerlo y ante esa situación, gestiona ante el entonces director y fundador del diario «La Capital», Ovidio Lagos para que se refiera al caso y lo haga publicar en el decano de la prensa argentina:

 «Informamos a usted que dé publicidad en su popular diario un crimen horrible de que ha sido teatro esta colonia»: «El día 6 por la noche, fue bárbaramente degollada toda la familia de honrado agricultor don M.D, compuesta de cinco criaturas y los esposos, una de las criaturas de un mes medio las otras cuatro varían de 2 a 6 años».

 «Los esposos e hijos presentaban el cuadro más horroroso, pues yacían muertos por tierra, casi separada la cabeza del cuerpo, al parecer son varios asesinos pues ultimaron sus víctimas muy cerca una de otra, parece que lo que guió a estas fieras humanas fue el instinto de robar, por cuando días antes el hoy finado, vendió una partida de trigo cuyo valor aún no había recibido…» (SIC).

«La Colonia entera está indignada con semejante hecho, por lo que pide a Ud. publiquen un lugar visible el aviso que adjuntamos»

El día 7 por la noche hubo una reunión compuesta por los principales colonos y comerciantes con el objeto de contribuir cada uno con que fuere posible destinando esos fondos para averiguar con más empeño y esfuerzo el paradero de los asesinos, así es que se puede disponer de 800 pesos, y pronto se aumentaría con el producto de otra suscripción ya iniciada».

«De la colonia Santa Teresa se nos remite lo siguiente para publicar: Los habitantes de esta colonia ofrecen la suma de 800 pesos m/n a la persona que entrega o diera exactos informes a estas autoridades, quienes son los autores del asesinato de la familia de don M.D»

«La Comisión en Santa Teresa: Vicente Hourquescos, Marcos Borgatta y Domingo Bruno. (La Capital, 10 de abril de 1886)».

Un común denominador a las diferentes versiones de la historia es que el hermano soltero del hombre asesinado junto a toda su familia, (aparentemente muy triste y compungido), para recordarlos, mandó hacer y emplazar la estructura con las siete cruces de hierro forjado que han resistido estoicamente el paso del tiempo…

Incluso posteriormente hizo construir una capilla en su memoria, consagrada a la «virgen de la consolata» que era venerada principalmente por los inmigrantes italianos radicados en esa región.

Distintas versiones

Según algunos relatos de la época, se barajaban varias hipótesis acerca de quien o quienes podrían haber sido los asesinos y del móvil o motivo de tan aberrante hecho: una versión sostiene lo publicado anteriormente apenas sucedió el múltiple crimen, que fueron forasteros que sabían que el agricultor iba a cobrar una abultada suma de dinero por una importante venta de una partida trigo.

Otra historia (una de las más conocidas por la mayoría de los habitantes de la zona y región), dice que el asesino habría sido el hermano soltero (el mismo que mandó a hacer las 7 cruces de hierro), con el firme propósito de quedarse con la herencia. Se rumoreaba que éste era un hombre parco, muy reservado y de comportamiento algo extraño. Se decía que estaba enamorado de su cuñada pero esta teoría no tendría mucho sustento aunque tampoco puede descartarse del todo.

También se comentaba que muchos años después del trágico hecho, un tal Don Malatini solía cruzarse con el hermano soltero del agricultor asesinado, ya anciano, que iba en sulky, rezando el rosario y solía gritarle: «eh ¿para que rezás?¡Si fuiste vos!»

Y un último relato cuenta que el asesino era el hermano casado quien (según se comentaba), después del trágico hecho, todos los días de su vida, iba religiosamente en sulky al pueblo pese al clima (con lluvia, frío o calor), a rezar a la iglesia, donde era común verlo en la puerta (cerrada), de rodillas orando. A toda la comunidad le daba pena la tragedia que lo enlutaba por la pérdida irreparable de sus familiares.

Sea cual fuere el sospechoso entre los dos hermanos de la masacre, lo que sigue a continuación le puede caber a cualquiera de los dos porque de acuerdo a las versiones, algunos se lo atribuyen al soltero y otros (los menos) al casado:

Así pasaron los días, los años, las décadas y cuando ya viejo y enfermo, se acercaba el momento de partir de este plano terrenal…  sintió la necesidad de confesar el fatal parricidio (quizá en un intento de liberarse del grave pecado capital que tanto lo atormentaba en su deseo de obtener el perdón divino y así tener por lo menos una remota chance pero posibilidad al fin de que su alma pueda ascender al reino de los cielos, evitando el eterno sufrimiento que le tocaría padecer en el infierno por toda la eternidad). Finalmente acudieron a su lecho de muerte, un sacerdote y un policía vestido de cura que luego de la declaración procedió a liberar inmediatamente a los presos inocentes que estaban purgando la condena desde hacía más de 3 décadas acusados injustamente del múltiple crimen que nunca habían cometido… Se comenta que en ese preciso momento uno de los presos le dijo al policía:  «¿para que salir de aquí si ya se me fue la mayor parte de mi vida y lo perdí todo? No me queda nada».

En fin… muchas historias acerca de un hecho trágico que conmovió a toda la región pero cuya verdad y secreto se lo llevó a la tumba la familia masacrada y su/s asesino/s…

Las siete cruces de hierro forjado son un símbolo misterioso y legendario de la zona, yacen en el mismo lugar donde fueron emplazadas hace 138 años… permaneciendo firmes e imperturbables como testigos incólumes del paso del tiempo…