Por Federico Morel

La actriz rosarina Agustina Toia protagonizará -este sábado a partir de las 20 en el Cultural de Abajo- el estreno de una obra que va a dar que hablar, no solo por la temática coyuntural, sino por el proceso creativo que posee la producción artística de «Las Juanas, una herejía cósmica«.

Bajo la dirección del reconocido director y actor rosarino Severo Callaci, la obra propone un análisis sobre el universo femenino basado en la historias de vida de 8 Juanas: Juana Manso, Juana La loca, Jean D’Arc, Juana Azurduy, La Papisa Juana, Giovanna Marturano, Juana de Ibarboreau y Sor Juana Inés de la Cruz.

Mujeres que lucharon por sus ideales, vivieron la prisión y el convento, fueron a la guerra, liberaron a sus pueblos y a sus almas, escribieron cosas hermosas, las sepultaron bajo otro nombre, siguieron su instinto, murieron en la pobreza absoluta pero quedaron estampadas en los billetes de sus países, amaron locamente, se hicieron pasar por hombre para escapar a su destino, sufrieron violencia doméstica, adicciones y abuso de poder, fueron procesadas y condenadas.

Conclusión entrevistó al director de la misma, quien puso en contexto la temática de la obra y, además, contó el proceso creativo sobre este unipersonal que estará presentándose todos los sábados de octubre en la sala de calle Entre Ríos.

Un estreno para este sábado con sala llena.
– Este sábado 2 de octubre estrenamos Las Juanas, es un unipersonal, con la actuación de Agustina Toia y bajo mi dirección.

¿De qué se trata la obra?
– Narra la historia de 8 Juanas que marcaron la historia. De América está Juana Azurduy, de Bolivia, Juana Manso de Argentina, Juana De Ibarburú de Uruguay y Juana Inés de la Cruz de México. De Europa está Juana La Loca de España, Juana de Arco de Francia, la papisa Juana que es de Alemania que es una historia de una mujer que fue papa y Giovana Marturano, una activista italiana. Un homenaje profundo al universo de todas esas mujeres que lucharon, que fueron encerradas, que murieron en la pobreza y ahora están en los billetes de sus países, que fueron las primeras que escribieron, las primeras que hablaron en las plazas. Es un homenaje profundo a todas esas mujeres luchadoras acompañando este momento coyuntural histórico.

Un trabajo a presentar en plena lucha de reivindicaciones feministas…
– Sí, igual lo que intentamos es no quedarnos en el rencor. Nos parece que está bueno hacer un tratamiento y no quedarnos en la violencia. Tamizarlo un poco, y mezclarlo también con cosas propias, con cosas de nuestra vida, con cosas que hemos ido viviendo. Nosotros siempre trabajamos así, nuestra poética tiene algo de artesanía, o sea tiene que jugarse algo del sanar nuestro, de nuestra comunidad en las cosas que vamos haciendo, entonces eso implica un tratamiento, no es solo exponer una problemática y borrarse, sino hacer todo un tratamiento de paz, como para poder evolucionar como sociedad sobre algunas temáticas que nos separan.

¿Te parece controversial?
– También el preguntarse por un lugar nuevo para las mujeres implica un lugar nuevo para el hombre. Es muy interesante, las dos cosas van de la mano.

¿Cómo fue plantearse un tema tan complejo?
– Nosotros tratamos de pensarnos como seres humanos, como especie. Hay algo que sucedió en esta pandemia que nos llevó a profundizar en relación a nuestra especie, de dónde venimos y que venimos a hacerle a este mundo cuando aparecimos. Entonces, la disyuntiva entre hombre y mujer es un gran disparador para pensarnos como especie, creo que ahí hay algo superador. Al fin y al cabo, somos todos seres que estamos buscando un lugar a donde vivir y un mundo para vivir, entonces es importante poder saldar todas las diferencias y poder construir un nuevo camino.

¿Sentís que hay una necesidad espiritual de consumir arte después de la pandemia?
– Siempre después de los momentos más difíciles que ha vivido la humanidad, hubo grandes explosiones creativas. Después de las grandes guerras, siempre fue así, y esto no deja de ser parte de eso. Cuando el espíritu de la gente esta tan golpeado, esta tan lastimado por esta situación, es una necesidad muy grande por parte de los y las artistas salir adelante, es como un reflejo de supervivencia. Y también para la sociedad, a través de los espectáculos, de los encuentros artísticos, del ritual sagrado del arte, es que uno puede ir elaborando también la vida. A veces nos hacen pensar que el arte comenzó con los griegos, con los romanos y eso es una gran mentira, porque el arte comenzó hace ciento de miles de años alrededor de un fuego cuando las primeras personas que se separaron de la manada al cabo de las estaciones se volvieron a encontrar y volvieron a contar al lado de un fuego todo lo que habían vivido utilizando su cuerpo, su canto, su baile. De esa manera, el hombre y la mujer elabora la vida a través del arte. Entonces, el arte que se acerque o que llame otra vez a soplar ese fuego es el arte que estuvo y que va a estar siempre. Lo demás es preso de la moda, es preso de un momento de la historia, eso creo que es lo que más se vio en esta pandemia, que solo el arte que pueda unirse a la evolución espiritual de la comunidad, es el arte que va a poder seguir adelante.

– Es de suma importancia la cultura para la sociedad. ¿Qué significa para vos?
– Yo hace muchos años me di cuenta que había dos culturas: una cultura que vino acá hace casi 530 años que vino a imponer, a conquistar y se armó todo una idea en relación a eso, una idea eurocentrista; y hay otra cultura que está en relación a la naturaleza, porque cultura viene de cultivo, es todo lo que nace en un determinado lugar, en una determinada época y esa cultura está en relación a convivir, por eso es natural. Esta otra cultura en la que vivimos, porque seguimos siendo una colonia cultural, se basa sobre el ser y sobre la conquista, conquistar, conquistar a la chica, conquistar al jefe para ascender, conquistar a la gente en el escenario; para mí hay que cambiar el paradigma, por eso desde hace años mi poética tiene que ver con cambiar ese paradigma. En vez de entrar a conquistar al escenario, en vez de entrar a ser amado, yo lo que me propuse hace muchos años es entrar a amar, a ser un canal por el cual la vida se transmite, a través del cual podamos hacer una elaboración de todas las cosas que amamos, de todas las cosas que nos duelen, de las cosas que nos alegran y que de esa manera el ritual se pueda completar con el público, que uno pueda ser canal, que uno pueda entrar a vivir una experiencia, un ritual y que a través nuestro la gente pueda vivir su ritual, no salir a convencer de nada, sino salir a vivir un ritual que a través de lo que uno vive la gente pueda vivir también su ritual.

¿Así te sentís arriba del escenario cuando actúas?
– Totalmente, de eso se alimenta también lo que hacemos. La gente va a vivir una experiencia cuando viene a ver los espectáculos y nosotros vamos a brindarnos profundamente en ese sentido. Yo estoy atrás, yo le presto mi cuerpo para invocar. Por ejemplo, la palabra personaje viene de personae, que quiere decir para hacer sonar, eso quiere decir que cuando calibra el cuerpo de una determinada manera, puede invocar determinadas energías. Somos un instrumento que vibra a determinadas energías a las cuales imanta, a las cuales llama para estar ahí y vivir eso que está viviendo. El personaje que yo vibro en el escenario vive el universo que quiere mostrar, pero no me está vendiendo algo a mí para que vos lo compres y festejes y digas que bien, que hermoso y hacerte fanático. No tiene que ver con eso. Tiene que ver con volver a reunirnos para poder elaborar la vida con todo lo que eso implica.

¿Tenés devoluciones significativas por el trabajo que desarrollás?
– A mi desde hace muchísimo tiempo, que es también algo que me da muchísima fuerza y que me dio muchísima fuerza en la pandemia, es el amor de la gente, porque cuando vos tratás de brindar amor en el escenario, eso te vuelve porque es energía pura, muchísimas personas todo el tiempo, me están mandando mensajes, me cruzan por la calle y me dicen gracias, que hermoso lo que haces y eso me da mucha fuerza y satisfacción y es una energía muy fuerte, poderosa y muy sanadora.

Pero no hablás de amor romántico…
Amor como energía transformadora de la vida, como el amor que tiene la planta cuando saca su brote en primavera. Es poder, más allá de la sequía, más allá de las pestes, más allá de las inundaciones, más allá de todas las cosas que vive la naturaleza, porque nosotros también somos naturaleza, el amor es lo que hace que así y todo sigamos adelante. Quizás un verano no demos fruto porque tuvimos una gran sequía porque nos pasó algo muy fuerte y tuvimos que guardar la energía, y pensaron que estábamos muertos, pero no fue así. Al año siguiente nosotros dimos el doble de fruto como ahora, por haber guardado nuestra energía para poder seguir. Eso es algo que me une a la naturaleza y que me conmueve profundamente y que desde hace muchos años lo tomo como filosofía de vida.

¿Cómo venís de laburo Severo?
– Ahora es uno de los momentos de más trabajo de toda mi vida. Empieza a ser fruto y cosecha de tantos años de ir y venir. Años de mucho esfuerzo. A veces las personas idealizan y dicen que lindo que labura de actor, de músico, de no sé qué y es muy dura la vida en relación al arte, imagínate con lo difícil que es vivir de cualquier cosa, venderle una obra de teatro a alguien es como venderle un buzón, es una cosa muy difícil. Pero bueno, yo soy un apasionado de lo que hago y ahora estoy dirigiendo seis espectáculos diferentes, cuatro en Rosario, uno en Santiago del Estero y uno en Jujuy. También estoy actuando con El ángel de la valija, que también estoy viajando por todos lados, así que viviéndolo con mucha plenitud y con mucha alegría.

¿Qué le dirías a aquellos trabajadores del arte que a veces sienten que su «fuego se está apagando»?
– Que traten de conectarse con su raíz más natural, con su corazón y con la raíz vital de la vida. Decir que vine a hacer al mundo, que cultura quiero vibrar, que traten de ser auténticos, que no se coman la cultura que baja de Buenos Aires o de Europa. La cultura no es una industria como nos quieren hacer creer, porque no genera productos iguales y que se pueden vender. La cultura es una artesanía, es una arte para sanar y nada es igual a nada, entonces cada uno que haga esto puede encontrar la forma de hacerlo y la forma de hacerlo está dentro de tu corazón, entonces a eso hay que escucharlo y llevarlo a cabo pase lo que pase. Esta todo armado para que hagamos todo lo contrario, para que nos querramos parecer a figuras que ya vienen formateadas, al tupper cultural, la industria te vende determinado producto, la mercantilización de la cultura