Luego de lograr diseñar y fabricar satélites en el país, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) retomó el desafío de lanzarlos desde Argentina con vehículos propios.

En ese contexto, Marcos Actis, presidente de la empresa estatal Veng S.A. que, brinda servicios y desarrollos tecnológicos para el sector aeroespacial y es la responsable de la construcción del vehículo espacial Tronador, explicó que “el lanzador es como un tanque lleno de combustible que en la punta lleva la carga útil, que es el satélite”. En diálogo con Edgardo Bozicovic en el programa Aquí Estamos, que se emite por Radio UNR, el ingeniero habló sobre la reconstrucción y los desarrollos que se llevan adelante con el objetivo de lograr un lanzador satelital en el año 2024.

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Para entender las dimensiones, a modo de ejemplo, dijo que “para poner 500 kilos en el espacio, a 600 kilómetros de altura, se necesitan 80 mil litros de combustible y lo que pesa el lanzador completo no va más allá de los 87 o 90. O sea que es un diseño estructural muy avanzado porque solo el 5% es peso de la estructura, el resto es todo combustible con lo cual tiene que tener unos motores muy potentes que puedan consumir en no más de 5 minutos todo ese combustible” y agregó: “Por eso una de las cosas principales es el motor y lo que ensayamos el otro día es que pueda estar todo ese tiempo prendido sin derretirse. Y eso lo hemos logrado acá en Argentina”.

Cabe recordar que la Conae realizó con un «100% de éxito» un ensayo de motores del proyecto del lanzador argentino de satélites Tronador II-250, en General Ordoñez, 250 kilómetros al sur de la ciudad de Córdoba, lo que fue considerado un «hito» en la historia aeroespacial argentina.

Se trata de tecnología desarrollada y fabricada en el país, cuya ejecución permitirá tener un lanzador nacional que habilitará a la Argentina a colocar satélites en órbitas bajas a 600 kilómetros de la Tierra.

«Estamos dando un paso importante porque probamos por primera vez un motor que es regenerativo, porque se refrigera. Sentimos una emoción enorme porque son muchas horas de trabajo, durante las que estamos dedicados exclusivamente a la propulsión», indicó Marcelo Theiler, socio gerente de Valthe.

Haciendo las intervenciones técnicas, Actis aclaró que los materiales son de un “cobre aliado especial que es refrigerado con el propio combustible antes de entrar a la cámara de combustión el combustible refrigera todo eso, para lo cual se necesitan muchos cálculos, mucho diseño”.

En la misma línea, indicó que “el combustible es querosén refinado y oxígeno líquido. Por eso uno ve vapor, porque se está enfriando todo para que el oxígeno no se condense y así la mezcla queda líquida. Luego se enciende la llama y eso hace que prenda el motor”.  

«Ya veníamos probando con un inyector. Este cohete tiene cinco y el motor de vuelo va a tener cuatro. Los inyectores son clave porque son los que mezclan el combustible (lo mismo que usan Space X), el corazón del motor. Con esto hemos madurado totalmente la tecnología del motor», celebró Actis, quien también es decano de la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata.

“Es un proyecto que cuenta con más entusiasmo que recursos económicos”, consideró y destacó: “Esto te da independencia y poder probar tecnologías para después venderlas”.

“Cada vez que tenemos que comprar un componente para algún satélite no podemos usar los que fabricamos acá porque no tienen historia de vuelo, entonces un componente que usas para un auto o electrónica si es para el espacio sale 100 veces ese precio. Esto genera una industria espacial que en el mundo mueve millones, que Argentina puede y tiene que acceder.  Argentina tiene que ser líder en materia espacial. Para eso necesitamos el lanzador”, expresó entusiasmado.