Por Alejandro Maidana

Nacido en el sur cordobés, más precisamente en la localidad de Oncativo, el ingeniero químico Marcos Tomasoni padeció en una porción importante de su vida las fumigaciones directas del agronegocio. Como vecino y víctima de las aspersiones, comenzó a interiorizarse sobre los impactos que produce en la salud humana y en toda la biodiversidad la utilización de químicos para la producción agraria.

Como miembro activo de una cooperativa de trabajo que abordaba lo ambiental, las distintas problemáticas que atravesaban al pueblo claramente incluía la aplicación de agrotóxicos. Una vez recibido de Ingeniero Químico, comienzan a darle vuelta por su cabeza las distintas miradas, lo técnico y académico, lo físico y químico, sumado a esto la sensibilidad a flor de piel de los pueblos fumigados.

Así fue como a través de esas dos miradas retroalimentándose, en plena discusión de una ordenanza local, desarrolla la teoría de las tres derivas para poder explicitar con lujos de detalles ante el Concejo local, la nocividad de los agroquímicos. Como integrante del Paren de Fumigar Córdoba, compartió trinchera con el doctor Medardo Ávila, el abogado Darío Ávila y las valientes madres del barrio Ituzaingó.

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La teoría de las tres derivas siguió madurando, para ser publicada como un documento que explicitaba toda la teoría. Desde aquel noviembre de 2013 momento en que se publica, este documento que nunca buscó anclarse en lo académico, para transformarse en un documento popular. Más allá de los tecnicismo y el respaldo científico, la clara intención de poder llegar a las distintas organizaciones sociales con un lenguaje claro, fue premisa fundamental para Marcos Tomasoni.

Un documento que lleva más de siete años debatiendo con el furioso lobby del agronegocio. Un trabajo que lo impulsó a Tomasoni como técnico e ingeniero químico, a ser parte fundamental de aquellos debates que tenían como eje principal, el impulso de normativas u ordenanzas a nivel comunal, municipal o provincial, que pongan sobre la mesa la discusión de los metros libres de fumigación. Para citar un ejemplo, en la Pampa, donde rige una ordenanza provincial de 500 metros de exclusión, la teoría de las tres derivas tuvo una participación imprescindible.

La teoría de las tres derivas

Lo que hoy se conoce como las tres derivas, es un trabajo realizado por Tomasoni y publicado en 2013 en la Red Universitaria de Salud y Ambiente de la Universidad Nacional de Córdoba, espacio vinculado a Medardo Ávila en aquel entonces. “Este es un trabajo que se publicó en lenguaje popular, en el mismo se detallan las críticas a los estudios realizados por el agronegocio. No es otra cosa que un estudio científico que buscó siempre empoderar a las y los vecinos fumigados hasta el día de hoy, se puede decir que el trabajo ha cumplido con su objetivo”.

Hasta el 90% de los agroquímicos puede salir de la parcela a través de su fase gaseosa

Las tres derivas son los tres momentos en que los agroquímicos pueden salir de la parcela, son tres formas de pensar y diagramar en la mente una imagen que le resulta imposible de captar al ojo humano. “Cabe destacar que los químicos del agro son invisibles a la vista humana, y aquí está uno de los principales conflictos para debatir esta problemática y que el agronegocio lo ha sabido utilizar de sobremanera. Mi teoría es muy concreta, hasta el 90% de los agroquímicos puede salir de la parcela a través de su fase gaseosa, puede olerse en algún caso en base a su concentración en el aire, o no, si la aplicación es muy baja”.

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El agrotóxico va a permanecer suspendido pudiendo alcanzar distancias kilométricas tan solo con una suave brisa

La primera deriva es aquella que se produce cuando está trabajando la máquina, que es de la que puede hablar el agronegocio y que se conoce como las buenas prácticas agrícolas. “Allí entran todas las recomendaciones que suelen hacerse para reducir la deriva en ese preciso momento. Pero claramente la que mayor impacto causa en el medioambiente es la secundaria, la que se produce desde que se retira la máquina hasta 24 hs después. Sin dudas que esta es la más conflictiva de todas, ya que es la que va a trasladar en forma gaseosa hasta el 90% de los químicos en la mayoría de los casos. Esto es muy fácil de ver, ya que luego de estar el campo asperjado, imaginando al mismo repleto de gotitas en temporada estival en un día cálido, ese estado líquido pasa a gaseoso a través de su evaporación. Es allí donde el agroquímico, la sustancia, queda sobrenadando la parcela como una nube tóxica, que al llegar la tardecita noche cuando se da el fenómeno de reversión de temperatura, el agrotóxico va a permanecer suspendido pudiendo alcanzar distancias kilométricas tan solo con una suave brisa.

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Allí el productor no tiene forma de frenar los impactos, más allá de que éste haya hecho todo bien a la hora de la aplicación, la deriva terminará originándose

Esta deriva secundaria está relevada por bibliografías, ya que si uno tira herbicida para matar plantas, estas no cubren el 100% de la superficie asperjada, al igual que cuando se fumiga con insecticidas. “Por ello el 90% de los químicos queda a la deriva, impactando solo el 10% en aquello que se busca atacar, destacando que esto sucede en época estival, que es cuando mayoritariamente se producen las fumigaciones con agroquímicos. Esta deriva secundaria no puede minimizarse por voluntad humana, ya que ésta es la acción que producen las moléculas de agroquímicos junto al clima. Allí el productor no tiene forma de frenar los impactos, más allá de que éste haya hecho todo bien a la hora de la aplicación, la deriva terminará originándose”.

Un agroquímico puede llegar desde cualquier punto de la Argentina, a cualquier punto de Australia en solo dos semanas

Lo que Marcos Tomasoni denominó deriva terciaria, se produce hasta un año después, y es propia del movimiento que explicitó en su trabajo y que se trata del agroquímico que queda adherido sobre la superficie del campo, al rastrojo, a la tierra, al suelo. “Con el tiempo este agroquímico se desorbe, ésta es la palabra técnica, moviéndose por el aire, migrando, y éste es el relevamiento que hago en mi trabajo y que llega a la conclusión que un agroquímico puede llegar desde cualquier punto de la Argentina, a cualquier punto de Australia en solo dos semanas”.

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El trabajo relevado por la Universidad de La Plata que ha permitido ver la residualidad en productos como el aceite, los ultraprocesados, el algodón y los derivados del mismo, tampones, toallitas femeninas

Si bien habría una deriva cuaternaria, el ingeniero químico nunca escribió sobre la misma, pero si la ha referenciado en las distintas charlas. “Se trata de todo el agroquímico que termina llegando a nuestros cuerpos a través de los alimentos y productos industrializados derivados del campo. Acá también hay mucho trabajo relevado de la Universidad de La Plata que ha permitido ver la residualidad en productos como el aceite, los ultraprocesados y el algodón y los derivados del mismo, tampones, toallitas femeninas, investigación que llevó adelante el doctor Damián Marino. A esto hay que sumarle los residuos que se encuentran en las hortalizas del Mercado Central que también llevamos a nuestras mesas”.

Existen trabajos que han descubierto partículas de agroquímicos en el aire del desierto del Sahara, no se trata de buenas o malas prácticas, se trata de la dinámica de los agroquímicos en el ambiente

Para concluir, Tomasoni insistió en lo imposible de controlar que resultan las distintas derivas, por más buena voluntad humana que pueda existir. “Como frase de fondo me gusta dejar demostrado que a partir de este trabajo de las tres derivas, que al margen de los productos que se utilicen, o de las prácticas del productor o productora y aplicador, una cuarta parte de los agroquímicos, que en algunos casos puede llegar hasta el 90%, va a terminar saliendo de la parcela por estas derivas secundarias y terciarias que no pueden ser controladas. El subtítulo de mi trabajo es <no hay deriva controlable>, ya que la dinámica de los agroquímicos en el ambiente es tan intensa, tan movediza, que no existe ninguna voluntad o buena práctica que pueda dejarla sujeta a la parcela por siempre. Existen trabajos que han descubierto partículas de agroquímicos en el aire del desierto del Sahara, no se trata de buenas o malas prácticas, se trata de la dinámica de los agroquímicos en el ambiente”.