Por Gisela Gentile

Dilan Bozgan es una feminista nacida en Kurdistán del Norte dentro de las fronteras de Turquía que hace seis años reside en Argentina. Conclusión pudo acceder a una profunda charla con ella, en donde nos precisó la lucha de un pueblo en donde las mujeres, tienen un rol protagónico en las milicias. Un pueblo revolucionario con sueños de libertad, que resiste y defiende la vida con dientes aprertados.

-¿Cómo es la revolución social que está llevando el pueblo autónomo de Kurdistán y el rol de las mujeres?

-El pueblo Kurdo está dividido en cuatro países, Turquía, Irak, Irán y Siria, como desde hace 40 años existe un conflicto entre los kurdos y el Estado Turco. Luego de que se liberaran las zonas kurdas en el Norte de Siria, en Rojava, que quiere decir Oeste de Kurdistán, existe allí otro escenario. Como la mayoría de las personas saben, la mujeres han encabezado las milicias Kurdas, unidades de protección del pueblo y de mujeres, ellas estaban llevando a cabo un movimiento revolucionario con el fin de reconstruir toda la devastación que llevó adelante ISIS y otras fuerzas presentes en la región. Ahora Turquía bajo el lema de que “todos” son terroristas, ya que de una mayor o menor manera ellos consideran al pueblo Kurdo así, tratan de empujar las zonas libres. Lo hacen atacando con armas tecnológicamente desarrolladas, con la colaboración de los países que ya sabemos quiénes son. De esta manera no solo atacan a las milicias, sino también  a los civiles y lamentablemente está muriendo mucha gente. Esto es una cuestión internacional, ya que hasta el momento había presencia de Estados Unidos en el lugar, y desde hace un mes aproximadamente, el presidente Donald Trump retiró las fuerzas que tienen allí, obviamente estamos convencidos que por detrás existen otros tipos de negociaciones que no son abiertas y no las conocemos. Pero seguramente, esto último ha sido lo que habilitó al ejército turco a atacar al pueblo Kurdo.

-A esta parte del continente occidental nos llega la estructura de la mujer de oriente oprimida por una cultura patriarcal, ¿cómo es que logran esas mujeres ser las protagonistas y armadoras de las milicias?

-El proceso es mucho más largo, a mediados de los noventa comienza una organización de las mujeres autónomas, y no solo lo hacen entre ellas sino que logran representarse en el área de autodefensa, política y en el ámbito social. No solo lo hacen a través de sus organizaciones, sino que también están presentes llevandola adelante con una práctica e ideología que llamamos <Confederalismo Democrático>, de esta manera se organizan en cada parte de Kurdistán, según cada contexto. Específicamente lo que sucedió en el norte de Siria fue que las mujeres están en las primeras filas de lucha, teniendo un papel protagónico. Además son parte de las unidades de defensa del pueblo, por un lado hay un sector politizado desde hace un tiempo y por otro en Siria, más específicamente en Rojava, lo que sucedió fue la participación popular de las mujeres en los procesos que se dieron, una construcción diferente en defensa no solo del territorio, sino de una vida libre y digna. Los ataques no son solo a las milicias, sino contra esa construcción revolucionaria.

-En torno al estigma que los medios de comunicación, la industria del cine y una parte de la cultura han ejercido sobre el pueblo árabe, ¿cómo perciben ustedes esa visión errónea y cruel que tiene un amplio sector de occidente? 

-Nosotros especialmente no tenemos un Estado Nación, somos el pueblo más poblado del mundo sin un Estado. Es una cuestión de existir, de defender la vida, nos tocó otra forma de existencia y resistencia. Eso mismo es lo que no cierra en la lógica occidental, siendo muy fácil condenar a las personas que están tratando de subsistir de manera digna, defendiendo su identidad. Esto último es lo que molesta  a las fuerzas imperialistas, y no solo hablamos de Estados Unidos y Rusia, sino a todo aquel pensamiento nacionalista con fronteras. En Turquía hasta 2005, se nos negó como Kurdos básicamente diciendo que no existíamos. Pero nosotros mostramos que existimos, resistimos y sobrevivimos a todas las masacres militares e ideológicas, y eso es lo que molesta.

Al pueblo kurdo lo atacan no sólo las fuerzas imperialistas, sino también países de ultra derecha y el Estado islámico. Sin dudas lo que molesta es esa democracia participativa, que tiene como valores fundamentales lo humano, la libertad y autonomía, algo que nos cercenan desde el momento que nacemos.

-Sin dudas que es así, las hegemonías nos ven como una amenaza, pero no somos tal cosa, somos personas normales, y lo que estamos haciendo es simplemente defendernos. Creo que hay bases a nivel mundial, personas que están resistiendo y defendiendo su vida, quizás en diferentes expresiones, pero estamos en lo mismo y tengo esperanza que vamos a vencer.

-En el último Encuentro Plurinacional de Mujeres también estuvo presente la lucha de las  mujeres de Kurdistán.

-Así es, se desarrollaron actividades en dos ámbitos diferentes. Una charla donde se discutieron las coincidencias entre el planteo político e ideológico del movimiento de liberación de kurdistan que es el “Confederalismo Democrático”, con su eje principal en la liberación de las mujeres. Allí se discutió las coincidencias con el planteo de plurinacionalidad, ya que el mismo también se basa en la convivencia pacífica de los pueblos de la región, que llamamos Kurdistán, pero residen otros pueblos también. Por otro lado estuvimos en la mesa de “Abya Yala”, que es la asamblea de los pueblos indígenas latinoamericanos que se realizan todos los años en las plazas principales de la sede elegida. En La Plata fue en la plaza San Martín, donde la consigna fue desde “Abya Yala hasta Kurdistán”, conectando de esta manera la lucha de los distintos pueblos en diferentes partes del mundo.

En cada palabra de Dilan Bozgan florece la lucha, autodeterminación y resistencia.  Una clara demostración de un pueblo que fluye en la organización, independencia y sueños de libertad. Mujeres protagonistas de una larga historia que pretende como fin último, defender la vida.