Por Alejandro Maidana

Con una superficie de alrededor de 500 hectáreas, la Reserva Ecológica San Jorge está ubicada en el distrito de Funes, a 18 km de Rosario, en las inmediaciones del Arroyo Ludueña; limita con la autopista Rosario-Córdoba, la RN33 y un área rural, donde se emplaza un parque industrial. En dicho espacio se encuentra la “Presa de Retención de crecidas del Arroyo Ludueña”.

Dentro de esta área se encuentran lagunas semipermanentes, espartillares y pastizales típicos de un humedal pampeano, que son el hábitat de una diversidad de aves propias de estos ambientes, tales como biguá, garcita blanca y pecho colorado, aguiluchos, entre otros animales, dentro de la amplia fauna allí presente. En la zona se emplaza un área boscosa constituida principalmente por casuarinas, diversas coníferas y también una plantación de fresnos. Asimismo, los espartillares constituyen el relicto más austral de esta especie, y son considerados de gran valor ecológico para la conservación de aves.

Estos ambientes de humedales pampeanos son de gran importancia para la conservación, tanto por el rol que poseen en la regulación hídrica, como por las múltiples funciones ecosistémicas que proveen, tales como: retener sedimentos y nutrientes, impidiendo la carga de los arroyos y evitando la erosión del suelo; infiltrar el agua de lluvia, amortiguando inundaciones; proveer de refugio y alimento a especies de animales silvestres; aportar numerosas especies de insectos polinizadores, responsables de la fructificación de las plantas (incluyendo las de consumo humano); y atenuar las temperaturas extremas al disminuir el efecto “isla de calor” presente en las grandes ciudades, entre otras.

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Pese a su vital importancia, los humedales de la zona se encuentran amenazados por distintas intervenciones, como el avance de las urbanizaciones y de la agricultura industrial que implica directamente la pérdida de estos ambientes (mediante obras de entubamiento, drenaje mediante canales para secarlos y relleno para edificación); y por intervenciones que llevan a su degradación y que, de perdurar en el tiempo, pueden comprometer su misma existencia.

Dentro de los actuales impactos se encuentra el desplazamiento de especies vegetales nativas por la invasión de exóticas y la contaminación por residuos urbanos, efluentes industriales y agroquímicos; en la Reserva San Jorge se suman además incursiones de motos y cuatriciclos, la caza de aves y la práctica de tiro con armas de fuego.

Iniciativas para proteger los humedales pampeanos

La situación de degradación ambiental de los humedales se ve exacerbada en aquellos ubicados en la ecorregión pampeana, particularmente hacia el centro-este de la región (sur de la provincia de Santa Fe), debido a la fuerte transformación del paisaje por la agricultura, las urbanizaciones y las obras de infraestructura asociadas, que aún continúa. Actualmente los humedales pampeanos constituyen de manera predominante sistemas y cursos de agua, algunos temporales, otros permanentes, presentes en una matriz terrestre y muy antropizada (intervenidas por el ser humano).

Frente a esta situación de vulnerabilidad, en los últimos años en la provincia de Santa Fe se concretaron una serie de iniciativas para proteger a los humedales pampeanos. La Laguna de Melincué cuenta con varios reconocimientos, uno de ellos como “Sitio Ramsar” que le otorga la categoría de Humedal de Importancia Internacional. A su vez, el río Carcarañá y los arroyos Saladillo y Sauce-Pavón -tributarios del río Paraná, que presentan humedales asociados- fueron declarados “Reserva hídrica natural”; y la Reserva Natural Municipal de Villa Gobernador Gálvez, lindera al Saladillo, fue integrada al Sistema Provincial de Áreas Protegidas, dando un paso más en su protección. Además, la laguna, el río y los arroyos ya forman parte de los inventarios de humedales de Argentina realizados hasta el momento.

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En el caso del Arroyo Ludueña -tributario del Paraná con ambientes de humedales que también integra uno de los inventarios-, sólo algunos de sus tramos cuentan o con una protección definida, como la zona intangible del Bosque de los Constituyentes de la ciudad de Rosario, o con cierto grado de reconocimiento legal para proteger los ambientes situados en las inmediaciones de la Presa Retardadora del arroyo, en el distrito de Funes. En 2015 el Concejo Deliberante de este municipio declaró a la “Laguna de los Patos” y un tramo de los bordes costeros del arroyo “Área de reserva ambiental y humedal protegido”; y en 2021 emitió una declaración de interés público “la preservación y el cuidado del Área de Reserva San Jorge”; dichas normas prevén la elaboración de planes de manejo y de gestión de las áreas, pero hasta el momento no se llevaron a cabo.

Históricamente Taller Ecologista hizo trabajos de investigación e incidencias en torno a políticas públicas en el territorio del Delta del río Paraná. Es por este motivo que desde el Taller tienen mucho material al respecto, introduciéndose a partir de 2019 en los humedales pampeanos. “El del Delta del Paraná es un humedal fluvial, mientras que en el territorio urbano también contábamos con los mismos, pero lo hemos ido perdiendo debido al avance urbanístico. Por ello hemos decidido el camino investigatorio y exploratorio de los humedales pampeanos, así fue como decidimos avanzar desde la ciudad, como habitantes de Rosario”, le dijo a Conclusión Cecilia Reeves, bióloga e integrante del área de humedales del Taller Ecologista.

Desde el Arroyo Saladillo ya existe material generado, pero del arroyo que atraviesa prácticamente a toda la ciudad como es el Ludueña, no había nada. Auge y colapso de uno de los cursos de agua más disfrutables de la historia de nuestra ciudad. “Ambos arroyos tienen un anclaje muy profundo en lo cultural para nuestra zona, lamentablemente gracias al denominado progreso la contaminación terminó por ganar muchísimo terreno. Así surgieron una serie de preguntas ¿Cuál es la historia del Ludueña? ¿Por qué lo tenemos entubado en gran parte? Sin dudas este es un arroyo completamente ignorado, así fue como nos encontramos con una zona que se denomina Reserva San Jorge, que se encuentra sobre la vera del Ludueña, aguas arriba de la presa retardadora que se levantó allá por los 90 para evitar inundaciones.

Esta reserva se encuentra emplazada en la localidad de Funes, el trabajo exploratorio fue abordado desde distintas aristas, siempre con un enfoque socioambiental que trata de describir los ambientes del humedal ubicados en la cuenca del Ludueña. “También realizamos un ejercicio intelectual de búsqueda de zonas que todavía guardan algún relicto de lo que era el paisaje original, o que en termino de conservación, lo que se entiende por biología de la conservación, eran importante que se mantuvieran conservadas. Dentro de estas áreas que consideramos valorables para la conservación, se encuentra la reserva San Jorge en Funes.

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El trabajo exploratorio fue realizado por el área de humedales del Taller Ecologista, articulando con la Universidad Nacional de Rosario puntualizando en la carrera de biodiversidad y recursos naturales de Zavalla, allí un grupo de estudiantes avanzados fueron quienes se sumaron. “Acto seguido sacamos un documento descriptivo, informativo de la cuenca del Ludueña, pero por sobre todo propositivo. Esto sucedió en 2019, luego llegó la pandemia que todo lo resignificó, pero al regresar a este lugar pasada la misma, nos encontramos con un avance muy grande en el ámbito inmobiliario, sobre todo en el territorio de Funes. Nos invadió una concreta preocupación, ya que esta zona de la reserva podría achicarse hasta incluso desaparecer. Así fue como junto a vecinas y vecinos de Funes interesados, con quienes anteriormente ya habíamos realizado caminatas y recorridas con la idea de reconocer la flora y fauna del lugar. La tarea de Taller Ecologista es acompañar a estos vecinos en su idea de organizar una especie de guardas ambientales para abordar las problemáticas ambientales del lugar. Por otro lado, pretendemos que la reserva siga conservando su médula, incluso mejorarla, pero logrando que el lugar no sea arrasado por los proyectos inmobiliarios, estaría significando un avance muy importante, Propugnamos que el área sea considerada protegida junto a un plan de manejo, ya que actualmente la multiplicidad de su uso lo complejiza todo”.

En relación a la importancia de la conservación de los humedales pampeanos, la explícita realidad que se manifiesta desprejuicidamente a través de los grandes focos de incendio, es de una importancia sublime. “Ha quedado claro debido al humo y las cenizas que afectan nuestras vías respiratorias, que no pueden existir cuerpos sanos en territorios enfermos. Por ello conservar los ambientales, es preservar las funciones que ellos llevan a cabo, que cumplen y que redundan en beneficios para las sociedades que habitamos cerca de los mismos, incluso en ellos. Tanto los humedales del Delta, como los pampeanos, son territorios que debemos proteger, no estoy diciendo de volver a la era primitiva, pero si de utilizar estos ambientes conscientemente. El ataque a estos ecosistemas, nos empobrece como sociedad culturalmente y ambientalmente. Un último informe de Claudio Bertonatti a través de la Fundación Azara, deja en claro la importancia de que cada municipio pueda contar con al menos un área protegida, esto ayudaría mucho a mitigar los efectos del cambio climático. Si bien las 500 hectáreas de la reserva San Jorge están modificadas, aún conserva ambientes de humedal son los pastizales de la Pampa, este un gran pulmón en medio de una matriz de cemento”, concluyó la bióloga.