La multinacional estadounidense Monsanto, dedicada a los agroquímicos y biotecnología, tiene en su contra 91 juicios iniciados por personas que sufren (ellos o familiares) cáncer linfoma non-Hodgkin, causado por el glifosato.

El agrotóxico fue inventado por la empresa y es usado en agricultura y jardinería, pero su uso incrementó en un 2000 por ciento debido al cultivo de soya, maíz y otros transgénicos tolerantes al herbicida.

El pasado 7 de julio, el estado de California incluyó en la lista de sustancias cancerígenas al glifosato, principal ingrediente del herbicida RoundUp de Monsanto y otras marcas. En un año deberá ser etiquetado en esa entidad como agente que puede causar cáncer, pero Monsanto apeló la decisión alegando que afecta sus intereses comerciales y afirmando que no hay pruebas de que sea cancerígeno, aunque sus propios estudios a principios de la década de 1980 muestran lo contrario, según dio a conocer Silvia Ribeiro, investigadora del Grupo ETC.

El documento es un estudio de la propia empresa publicado en 1983, sobre el efecto del glifosato en 400 ratones de laboratorio, que muestra que un número significativo de ratones expuestos al glifosato en alimentación, desarrollaron tumores. Monsanto presentó el estudio, pero en las conclusiones no reflejó la gravedad de los impactos.

En 1984, el toxicólogo William Dykstra de la EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos), revisó el estudio completo y declaró que indicaba claramente que el glifosato es oncogénico, produce adenomas tubulares renales, un tumor raro, relacionado a la dosis administrada. Monsanto respondió que los tumores no eran por glifosato, sino por otras causas. Pero en 1985, luego de nuevas revisiones del estudio por parte de toxicólogos y otros expertos, éstos emitieron una declaración consensuada clasificando al glifosato como probable cancerígeno en humanos. Monsanto comenzó entonces una agresiva campaña para convencer a funcionarios y científicos de la EPA –incluyendo emplear algunos en su empresa– hasta que logró que algunos declararan que no estaba claro que los tumores se relacionaban al glifosato. La historia del caso y las subsecuentes turbias manipulaciones por parte de la empresa están detalladas por la reconocida periodista Carey Gillam, en Environmental Health News, junio 2017. El estudio de Gilles-Eric Séralini en 2012, alimentando ratones con maíz transgénico con glifosato, mostró justamente resultados similares a los de los estudios de Monsanto en 1983.

Los 91 casos que afronta Monsanto ahora, presentados en varios distritos, se combinaron en un litigio único que debe sentenciar el juez Vince Chhabria en diciembre de este año. Hay otras mil 100 demandas de personas que han presentado casos similares contra Monsanto en diferentes cortes.

La lucha de las comunidades de campesinos indígenas y apicultores en la península de Yucatán, es justamente para impedir que la siembra de soya transgénica resistente a glifosato enferme y mate a sus comunidades, sus abejas, el agua y el medio ambiente. La demanda de comunidades de Quintana Roo sigue en proceso, mientras que en Campeche y Yucatán, la SCJN ordenó realizar consultas, cuya realización ha sido saboteada, paradójicamente, por la comisión de bioseguridad (CIBIOGEM) y la de pueblos indígenas (CDI).