Carlos Escudé, intelectual y especialista en relaciones internacionales y ferviente defensor de los alineamientos de Argentina con Estados Unidos y con China, murió este viernes a los 72 años de edad después de estar internado varios días con coronavirus.

Escudé, quien tuvo una importante y extensa formación en la Argentina y en el exterior, plasmó su ideario en numerosas publicaciones y tuvo especial apogeo en la década de los ’90, en la que defendió y contribuyó al posicionamiento geopolítico internacional del Gobierno de Carlos Menem.

Orador y polemista avezado, con características como el uso permanente de una profusa barba, tradicionales anteojos redondos y bastón, nació el 10 de agosto de 1948 en la ciudad de Buenos Aires y culminó sus estudios superiores como sociólogo en la Universidad Católica Argentina (UCA).

Luego hizo varios posgrados doctorales, por ejemplo en Ciencia Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de Yale (Connecticut, Estados Unidos) y en el St. Antony’s College, de la Universidad de Oxford, en Inglaterra.

Defensor del alineamiento con Estados Unidos, y siendo asesor del entonces canciller Guido Di Tella, se lo señaló como el ideólogo de las «relaciones carnales» con la potencia norteamericana, como parte de su principio de que los países periféricos o subdesarrollados no deben enfrentarse con esas naciones centrales, sino estar vinculados y asociadas a ellas.

La misma idea sostuvo cuando China se erigió definitivamente como una de las potencias mundiales en las últimas décadas, aseverando que, como con Estados Unidos, la Argentina debía estar alineada con el gigante asiático.

También tuvo una estrecha relación intelectual y política con el exvicecanciller Andrés Cisneros, con quien desarrollaron la «Historia de las Relaciones Exteriores de la República Argentina», un trabajo que atraviesa lo ocurrido en el país desde las invasiones inglesas (a principios del 1800) hasta el Gobierno de Raúl Alfonsín.

Otra de las particularidades de Escudé fue su conversión al judaísmo en una de sus ramas religiosas más ortodoxas, para lo cual, además, tomó el nombre de Najmán ben Abraham Avinu.

En temas de la política local, pero con fuertes vasos comunicantes y ramificaciones internacionales, criticó en los últimos años las investigaciones judiciales sobre la causa AMIA que involucraron a la expresidenta Cristina Kirchner y también cuestionó medidas aplicadas por el Gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta para mayores de 70 años en la cuarentena por la Covid-19.

En esa ocasión había dicho: «Prefiero una muerte por coronavirus antes que una vida protegida por Larreta».

El excanciller y actual senador nacional oficialista Jorge Taiana dijo a Télam que «Escudé fue un gran investigador, con un libro fundamental para entender las relaciones Argentina-USA durante la Segunda Guerra y el comienzo del peronismo».

«Durante el Gobierno de Menem desarrolló la teoría del ‘realismo periférico’ que sustentaba la política oficial hacia EEUU. En los últimos años, viendo la emergencia de China y un mundo multipolar, abogó por una política nacional mas autónoma y de múltiples relacionamientos», destacó.

Por su parte, el especialista en relaciones internacionales Marcelo Brignoni, jefe de gabinete de la presidencia del Parlasur. sostuvo que «aún con muchas diferencias sobre sus miradas de nuestra política exterior, Carlos Escudé fue para mí uno de los tres máximos intelectuales argentinos contemporáneos en el análisis de la política internacional».

El dirigente social Luis D’Elía expresó que «con Escudé he sostenido tremendos debates en los últimos 25 años sobre todo a la hora de discutir el tema AMIA y el posicionamiento de Argentina en el plano Internacional.

Estuvimos en veredas muy opuestas y tuvo ante cuestiones incontestables la enorme honestidad de escribir un libro que se llama ‘Y Luis D’Elía tenía razón».

La esposa de Escudé, la socióloga Mónica Vilgré La Madrid, había fallecido también por coronavirus en septiembre pasado.

Como parte del currículum de Escudé se destacan además su tarea de investigador principal del Conicet y profesor de Política Exterior Argentina en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba.

También fue consejero del Centro Argentino de Relaciones Internacionales (CARI) y director del Centro de Estudios de Religión, Estado y Sociedad (CERES) en el Seminario Rabínico Latinoamericano Marshall Meyer.

Asimismo, ejerció la docencia en varias prestigiosas universidades privadas, en Flacso y en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN).

En el año 1984 Escudé fue beneficiario de la tradicional Beca Guggenheim para estudiar las relaciones entre Estados Unidos y la Argentina.

Entre los lauros y reconocimientos nacionales e internacionales que recibió se destacan la Orden de Bernardo O’Higgins por su campaña por la paz y amistad entre Argentina y Chile; el premio Bernardo Houssay del Conicet y el diploma Konex como uno de los mejores politólogos argentinos de la década de los ’90.