Por Marcelo Chibotta

Mucho menos conocido que Thomas Alba Edison, Guglielmo Marconi o el mismísimo Albert Einstein, el croata Nikola Tesla fue un ingeniero eléctrico, mecánico y físico al cual se le deben el descubrimiento de la corriente alterna, la creación del motor eléctrico para automóviles y locomotoras, los rayos X y la radio, entre otros inventos.

Este sorprendente científico que murió en medio del olvido y del abandono, fue comparado por algunos de sus contemporáneos con Leonardo Da Vinci por tener una mente parecida.

La prodigiosa imaginación de Tesla hizo que sus inventos y descubrimientos estén siempre acompañados por consideraciones que iban más allá de lo específicamente técnico.

“Si quieres encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración”, afirmaba, a la vez que se definía partidario de la paz mundial.

Su mirada global también lo condujo a trabajar a mediados de la década de 1890 en su idea de que se podría conducir electricidad a larga distancia a través de la tierra o de la atmósfera.

Para ello desarrolló una serie de experimentos para probarla, entre los que estuvo la instalación de un gran transformador de resonancia basado en la denominada bobina de Tesla, ubicado en su laboratorio de East Houston Street de Nueva York.

Algunos de estos proyectos que quedaron sin resolverse, ya sea por falta de presupuesto o por el boicot de quienes estaban interesados en que no se desarrollen, fueron parte de otros que al día de hoy son definitorios de la forma de vida en estos tiempos.

Decodificó las ondas hertzianas, lo que se constituyó en la base de la robótica moderna y creó la Torre Warren Clarke para ionizar la ionósfera y así mandar información instantánea.

En tal sentido, Tesla se anticipó a Guglielmo Marconi, quien según algunos registros realizó un robo bochornoso de su invento y se adjudicó la creación de la radio.

Además, y a unos 40 años de que se comercializara la primera lamparita eléctrica, el inventor croata creó la denominada lámpara de plasma, conocida hoy como tubo fluorescente, mientras que muchos de sus colegas se oponían fervientemente a su proyecto de energía libre.

En tanto, predijo la existencia de los celulares: “Un instrumento de poco costo, y no más grande que un reloj, permitirá a su portador escuchar en cualquier parte, ya sea en el mar o en la tierra, música, canciones o un discurso de un líder político, dictado en cualquier otro sitio distante. Del mismo modo, cualquier dibujo o impresión podrá ser transferida de un lugar a otro”.

Su conducta excéntrica

La conducta de Tesla era verdaderamente extraordinaria ya que, entre otras cosas, decidió vivir solo, dormía dos horas y trabajaba incansablemente hasta que después de mucho tiempo, dormía otras dos horas y seguía con sus tareas.

Además, tenía una memoria fotográfica que le permitía bocetar en su mente el invento que iba a desarrollar, con su aspecto final y con las medidas que iba a tener sin recurrir a dibujar plano alguno de ellos.

Era metódico a la hora de cenar, hacía que en los hoteles donde solía vivir se la tuvieran servida a las 20.10 y no se sentaba frente a un plato sin ponerse a calcular sus medidas y la capacidad que tenía.

“Lo que se considera como espacio vacío, es solo una manifestación de la materia que no está despierta, no hay espacio vacío en este planeta ni en el universo”, afirmaba, a la vez que exponía teorías que iban más allá de sus estudios: “En el interior de la tierra hay energías de alegría, paz y amor que se expresa, por ejemplo, de una flor que sale de la tierra, los alimentos que salen de ella y que la hacen el hogar del hombre”.

 El incendio de su laboratorio

Su ambicioso plan de producir energía libre para todo el mundo le valió el descrédito de varios de sus colegas y de la cultura capitalista, a la que pudo haber dañado con algunos de sus inventos.

En las antípodas de su lógica, Tesla tuvo al creador de la corriente continua, Thomas Alba Edison, a quien superó con la creación de la corriente alterna y con quien estaba separado por sus formas de abordar el trabajo. Mientras Edison era parte de las organizaciones empresariales a las que servía, el genio croata era un idealista o un soñador.

Alguna vez, al respecto, un contemporáneo de ambos supo decir: “Nos cobran la electricidad porque perdió Tesla”.

En ese contexto de enfrentamiento con la lógica capitalista, sucedió el imprevisto incendio del edificio de la Quinta Avenida Sur que albergaba su laboratorio.

El fuego se propagó desde el sótano de la propiedad y fue tan intenso que llegó hasta el 4º piso donde él trabajaba y produjo el retraso de muchos de sus proyectos, como también la destrucción de una gran cantidad de notas tempranas, material de investigación, modelos y piezas de demostración, muchas de las cuales habían sido exhibidas en la Exposición Colombina de 1893.

«Estoy demasiado apenado para hablar. ¿Qué puedo decir?», declaró en el New York Times.

Sus últimos días

Casi retirado de sus investigaciones, se dedicó a transitar solo sus últimos días, cuando llegó a contar su experiencia con una paloma a la que le daba de comer desde la ventana de su habitación: “He estado alimentando palomas, miles de ellas durante años. Pero había una, un pájaro hermoso, de color blanco puro con puntas gris claro en sus alas; ese era diferente. Era una hembra. Solo tenía que desear llamarla y ella venía volando hacia mí. Me encantaba esa paloma como un hombre ama a una mujer, y ella me amaba. Mientras la tuve, hubo un propósito en mi vida”.

Hace exactamente 77 años, el 7 de enero de 1943, murió solo en la habitación 3327 del Wyndham New Yorker Hotel, a la edad de 86 años.

Una mucama entró en su habitación ignorando el cartel de no molestar que había colocado el propio Tesla unos días antes, y lo encontró fallecido. Los estudios del médico forense que lo examinó concluyeron que la causa de su deceso fue una trombosis coronaria.