El Sínodo de los obispos sobre la Amazonía volverá a proponer uno de los temas casi tabú para el ala conservadora de la Iglesia católica, como es la ordenación sacerdotal de hombres casados a fin de garantizar los sacramentos en las «zonas más remotas» del mundo, señala un documento presentado hoy en el Vaticano.

El «Instrumentos laboris», el texto sobre el que trabajarán los obispos de los países involucrados en el Sínodo sobre la Amazonía, que se realizará en Roma del 6 al 27 de octubre, recoge formalmente la sugerencia y por tanto será tema del debate, pero quiere la aprobación de la asamblea, analiza un despachó de EFE.

«Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana», dice el texto.

El jesuita argentino Humberto Miguel Yáñez, profesor titular de teología moral de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, que participó hoy en la presentación de este documento, confirmó que, aunque el tema se debatió ya incluso en el Concilio Vaticano II, «es la primera vez que se habla de manera tan explicita y aparece como forma de propuesta» en un documento.

«El papa Francisco ha abierto los canales de escucha donde aparecen cuestiones que ya estaban, pero no se escuchaban» añadió Yáñez, quien destaca que no se trata de abolir el celibato porque «la excepción a la regla no quiere decir abolir».

En el documento se ha cuidado mucho que no aparezca el termino «viri probati», los hombres de fe comprobada que pueden ser ordenadas y cuya figura se remontaría a los primeros cristianos, ya que en otras ocasiones se desestimó que pudiera ser aprobado.

La escasez de sacerdotes y misioneros es notoria en las grandes extensiones de Latinoamérica y sobre todo en la Amazonía, que comprende parte de Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guayana, Suriname y Guayana Francesa, donde cerca el 70% de las comunidades no tiene acceso a la misa semanal.

Yáñez argumentó además que cuando llega un sacerdote «pasan años» hasta que aprende la cultura local, «mientras que una persona de lugar puede inmediatamente traducir el evangelio».

Los obispos podrán desechar esta iniciativa durante el Sínodo, o proponérsela «al Papa y que éste la descarte. Estamos en la fase iniciar de un proceso», dijo.

Jorge Bergoglio ya se refirió a la posibilidad de que los llamados «viri probati puedan ser ordenados, solo en sitios muy lejanos, como las islas del Pacífico o la Amazonia.

El cardenal guineano Robert Sarah, representante del ala más conservadora de la Iglesia y crítico con el Papa, afirmó recientemente que la ordenación de los «viri probati» es una «violación a la tradición apostólica».