De la mano de la labor conjunta de la Fundación Rewilding, el Conicet y el gobierno correntino los animales regresaron en 2007 con la reintroducción de la primera pareja y actualmente una población de unos 200 ejemplares, viven en libertad en los Esteros del Iberá, tras superar un camino por momentos sinuoso, en el desafío de mantenerlos con vida después del rescate.

La historia puede resultar curiosa para los ajenos al proyecto, porque pocos saben que la mayoría de los osos hormigueros que hoy disfrutan de la vida silvestre, alimentándose de hormigas y termitas, con un tamaño de entre 20 y 50 kilogramos, llegaron huérfanos y tomaron mamadera.

«La mayoría toma mamadera, con leche para cría de perro o gato y hasta les comprábamos una importada que era muy difícil de conseguir, pero era la que mejor resultado nos daba», recuerda la investigadora sobre sobre la modalidad que continúa vigente.

Pero eso no fue todo, en días de invierno, necesitan el calor de su madre «y entonces probamos distintas formas, entre ellas una bolsa de agua caliente, que no resultó porque las rompían con sus garras».

«Finalmente, la mejor opción fue una botella con agua caliente envuelta en una mantita polar, esa es la mejor manera, la que usamos hasta ahora», detalló sobre la forma elegida para simular el calor de ‘mamá osa’ y que las crías no padezcan el frío del invierno.

Y así fue como tanto en la alimentación de las crías, como en forma de darles calor, «encontramos la fórmula y lo logramos, siempre buscando la manera de que no se apeguen a nosotros».

«Criar a los ositos, fue al principio un período de prueba y error. Llegaban estresados, desnutridos, golpeados, pero aprendimos un montón», destacaron desde Rewilding.

El camino hacia la libertad de los osos hormigueros o Yurumí (y de todos los animales que son rescatados para su reintroducción) comienza en la Estación Biológica Corrientes (EBCo) en la localidad de San Cayetano, allí llegan aquellos los que fueron decomisados por tráfico ilegal de fauna silvestre, aquellos que estaban en cautiverio como mascotas y también los ositos huérfanos, hallados sin su madre.

En la EBCo, centro de investigación, extensión y educación sobre conservación de fauna y flora del nordeste argentino, en trabajo conjunto del Conicet, Gobierno de Corrientes y la Fundación Rewilding, los osos hormigueros ingresan en cuarentena, les realizan un chequeo completo, determinan su estado de salud y definen tratamiento para su recuperación.

Giselda «Gichi» Fernández, es miembro de Rewilding y cuidadora de fauna, su trabajo con los osos hormigueros de concentra en esa etapa inicial de cuarentena. Se ocupa de su alimentación, del monitoreo y controla su evolución.

«Llegan desnutridos, si son muy pequeños, toman la leche en mamadera y más delante de un recipiente. Nos ocupamos de que reciban las proteínas que necesitan», explicó. «Tratamos que tengan con nosotros el menor contacto posible, porque deben acostumbrarse a un hábitat donde no habrá seres humanos», relata.

El período de cuarentena puede ser de un mes a tres meses, depende del cuadro de cada uno. «Gichi», asegura que celebra cuando se van, porque a avanzan hacia el siguiente paso: la presuelta, el paso previo a la libertad.

En el gran corral en «en medio de la nada» una zona de difícil acceso, se ocupan de alimentarlos «sólo una o dos veces por día, porque ya comen termitas y hormigas por sí solos» y también chequean permanentemente la información sobre sus movimientos a través del collar que emite señales con el sistema VHF.

En los Esteros del Iberá, los osos hormigueros gigantes, fueron liberados en cinco lugares de reserva, El Socorro, la isla San Alonso (de unas 10 mil hectáreas), en Colonia Carlos Pellegrini y los portales: Cararambola en Concepción; San Nicolás en San Miguel y la reserva Yerbalito, «después se van dispersando y ya están por todos lados».

Ya pasaron 15 años del inicio y puesta en práctica del primer proyecto Rewilding de reintroducción de una especie en Corrientes, los osos hormigueros gigantes.