Por Edgardo Bozikovic

El stand Up o comedia de pie es un estilo de comedia donde el intérprete se dirige directamente a una audiencia en vivo. A diferencia del teatro tradicional, el comediante en vivo interactua con el público en algunos casos, estableciendo diferentes tipos de diálogos.

Nadia Juárez y Paula Solari son dos actrices rosarinas que además hacen stand up nos contaron como preparan sus presentaciones y qué las motiva a la hora de escribir sus libretos.

Decía Mark Twain (1835-1910): “El problema con el humor es que nadie lo toma en serio”

Intentemos hacerlo, entonces.

“Lo propio del hombre es reír”, afirmaba François Rabelais (1494-1553) en el epígrafe de Gargantúa y Pantagruel.

Si bien algunos etólogos señalan que los primates enseñan los dientes frente a lo absurdo e incomprensible, se trata más de un rictus. En cambio, la risa como el lenguaje articulado son atributos humanos.

En tanto, Friedrich Nietzsche (1844-1900) opinaba que “el hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa”.

Por algo, en el teatro griego, las máscaras de tragedia y de comedia siempre van unidas.

También Sigmund Freud en 1927 concuerda con esta visión, ya que desde la perspectiva económica de su metapsicología, considera que la ganancia de placer humorístico proviene del ahorro de energía psíquica que se “gastaría” a través de otro afecto displacentero.

Frente a una situación que amenaza con producirnos enojo, dolor, terror, espanto o desesperación, la súbita ocurrencia de una broma puede transformarlos en risa.

Por ejemplo: un grupo de adolescentes está reunido en casa de uno de ellos, cuando el abuelo comienza a bajar la escalera del segundo piso, tropieza y al comenzar a caer, grita: “¡A la carga mis valientes!”

Ya, desde 1905, Freud consideraba al humor como la más elevada operación defensiva frente a la posibilidad de sufrimiento.

Se caracteriza por ser liberador, grandioso y patético. Es grandioso porque el fugaz triunfo del narcisismo vuelve al yo invencible, por un instante, frente a las afrentas de la realidad.

Es un breve y pasajero momento maníaco, cuya brevedad nos permite asegurar la salud psíquica preservándonos de la manía, en el cual el principio del placer resulta vencedor, riéndose gozosamente del sufrimiento que proviene del mundo externo.

De ahí su patetismo, ya que el dolor sigue y seguirá atormentando tozudamente desde la realidad compartida. Esta conjunción de grandiosidad y patetismo lo diferencian claramente de las otras formas de placer derivadas de la actividad intelectual y cultural, como la emoción estética frente al arte y la creación.

A la vez, tanto el rechazo a las exigencias de la realidad como la imposición del principio del placer, implican un breve movimiento regresivo.

En su breve escrito de 1927 denominado “El humor”, Freud pone el ejemplo de un preso que va a ser colgado en la horca un lunes, y ante esta situación el reo dice: “¡Bonita manera de empezar la semana!”.

Este ejemplo mostraría la diferencia esencial del chiste y del humor: mientras que el chiste supone el afloramiento de elementos inconscientes en la realidad, el humor supondría precisamente la negación de esa realidad.

Lo que hace el preso en el ejemplo es negar la realidad superándola y despreciándola mediante la broma.

Podríamos decir que esta negación del carácter dramático de la realidad aparece esencialmente en lo humorístico y anecdóticamente en el chiste.

El llamado “humor negro” sería otro ejemplo de esta inclinación del yo de negar lo triste de la realidad.