El padre Paco Olveira, del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres, contó cómo se vive en el barrio la situación de cuarentena por el coronavirus. «Menos mal que tenemos un Estado que está presente. No me quiero ni imaginar lo que hubiera sido esto con Macri».

El Padre Paco afirmó que «en medio de lo complicado que es todo esto, hay una presencia del Estado muy importante, que está haciendo que podamos transitarlo bastante bien. Nosotros estábamos en el infierno, estábamos saliendo y encima esto. La verdad que esto con Macri no me lo quiero ni imaginar lo que hubiera sido».

«Menos mal que tenemos un Estado que está presente y que a algunas personas, por ejemplo las mamás que viven solas con sus hijos y que tienen la Asignación Universal por Hijo, la pandemia las agarró mejor paradas que antes. Por la doble asignación, por el Ingreso Familiar de Emergencia, por la Tarjeta Alimentaria. Aunque sí está la incertidumbre de si esto dura mucho, cómo hacen los que viven de las changas diarias, del día a día», consideró.

Paco explicó que antes de que llegara la cuarentena recibieron «tres toneladas de alimento y elementos de higiene del Ministerio de Desarrollo. Pudimos acompañar con bolsones de alimentos a cada una de las familias del barrio. Se hizo un gran operativo de entrega de mercadería con el municipio en la escuela del barrio».

Respecto al futuro en la salida de la pandemia reflexionó: «Yo soy un poco pesimista sobre el día después. Leo que el mundo va a ser distinto, leo muchas críticas al capitalismo, que el mercado no es quien soluciona nada, que tenemos que aprender. Pero la realidad es que eso lo sabíamos hacía muchísimo tiempo. La desigualdad en nuestro mundo no la trajo la pandemia. Vivimos en un mundo donde 200 familias tienen más dinero que un continente entero. A mí me cuesta creer que esto va a cambiar. Ojalá aprendamos que el mercado no sana, que no salva, que al final te puede tocar a vos, por más dinero que tengas».

Olveira también contó su encuentro con el presidente hace quince días: «Nosotros nos reunimos con Alberto Fernández y nos decía que lo llamó una persona de mucho dinero de la Argentina diciédole ‘me compré un respirador y no me lo dejan sacar’. Y Alberto le dice ‘pero cómo te voy a dejar que lo saques. Lo que yo te voy a asegurar es que si lo necesitás, vas a poder usarlo como cualquiera. Para eso estamos luchando, pero no para que vos tengas tu terapia intensiva y que el resto se muera’. El egoísmo, la ambición humana, el yo me salvo y el otro qué me importa -aunque el Papa Francisco nos diga que nadie se salva solo- está muy presente».

Fue un encuentro muy bueno. Lo único que faltó fue el abrazo, porque no podía darse. Hubo un diálogo de sintonía fina. Pudimos hablar de todo. Nos dejó tranquilos con que no iban a faltar alimentos y nos pidió que cuidáramos mucho a los adultos mayores”, finalizó.