Un particular caso se descubrió en las últimas semanas en la ciudad santafesina de Rafaela. En el armario del servicio de Anatomía Patológica del hospital Jaime Ferré se encontraron 257 fetos conservados en formol, algunos de ellos datan de hace 18 años.

Se trató de casos de pérdidas de embarazos no provocadas, es decir abortos espontáneos. Entonces, los fetos fueron llevados al departamento de Anatomía Patológica para determinar la causa de muerte. Luego de los análisis se guardaron en un mueble del lugar.

El jefe del servicio, el doctor Jorge Pérez, reconoció que conservó los fetos y explicó que la causa fue para darle una sepultura en un cementerio. Sin embargo, para ello debió requerir autorización judicial. De esta forma se dictó una sentencia judicial que ordenó que se inscribieran en el registro civil las “defunciones fetales”, del mismo modo que las defunciones de las personas nacidas. Para ella debieron pedir autorización a las mujeres que perdieron esos embarazos, así la justicia debió notificar a 241 mujeres.

Ante este macabro hallazgo, la diputada provincial Matilde Bruera presentó un proyecto en el piden conocer si se inició una investigación administrativa o sumario al médico responsable del departamento. También busca conocer si se violó la Ley 26529 de Derechos del Paciente y si se tomó alguna medida tendiente a proteger a las pacientes afectadas.

Una de las mujeres que perdieron su embarazo, consultada sobre el caso, mencionó que “nunca había podido soltar ese dolor porque mi embarazo se terminó y nunca supe más nada de él”. “Fueron muchos años de dolor y amargura y cuando pasó todo, a mí me ayudó mucho, a sanar, a soltar de que mi hijo ya no está”, expresó.

La mujer, oriunda de San Cristóbal, contó a la radio Sol Play de Santa Fe que sufrió un aborto espontáneo en enero del 2017 cuando cursaba la semana veinte de gestación. Cinco años después, la mujer, de nombre Camila recibió la notificación del efector público rafaelino para retirar el cuerpo de su bebé. La mujer, entonces, se comunicó con el hospital, con el médico Jorge Pérez, quienes le explicaron el porqué de la conservación de los cuerpos, y agregó que “fuimos tres las mamás de San Cristóbal que pudimos traer a nuestros bebés”.

Nunca me imaginé ni se me cruzó por la cabeza decir que un día lo iba a tener al cuerpo en mis manos y poder sepultarlo hasta el momento en que llegó la carta”, dijo la mujer.

Por su parte, desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto de Rosario, sostuvieron que este hecho «constituye un nuevo intento de imposición de concepciones y creencias personales del profesional responsable, violatorios de derechos consagrados en la Ley 26529: derecho a un trato digno y respetuoso, a la intimidad, a la confidencialidad y al respeto de la autonomía de la voluntad».