Albert Einstein solía vestir el mismo traje gris en los últimos años de su vida. El estilo de Steve Jobs era reconocible por su jersey de cuello alto negro, vaqueros azules y zapatillas de deporte. El inventor del Segway, Dean Kamen, es otro ejemplo con su mono vaquero. «Siempre uso ropa de trabajo cuando trabajo, y siempre que estoy despierto estoy trabajando», ha explicado Kamen.

El suceso tiene una explicación científica. Estas personas se mueven en entornos exigentes en los que tienen que tomar decisiones que cuestan miles de puestos de trabajo o millones de euros en pérdidas. Los líderes de las grandes empresas no quieren desperdiciar su energía tomando decisiones intrascendentes sobre su ropa, una de las consecuencias de la fatiga por decisión a la que están sometidos.

Mark Zuckerberg ha orientado toda su vida en torno a tomar las menores decisiones posibles fuera de su trabajo, motivo por el que siempre viste con una camiseta gris. «Quiero organizar mi vida para que tenga que tomar la menor cantidad de decisiones sobre cualquier cosa, excepto sobre cómo servir mejor a la comunidad», ha explicado.

Según el neurocientífico y psicólogo Daniel Levitin refirió «solemos pensar que se puede prestar atención a entre cinco y nueve cosas a la vez. Esto es una sobreestimulación extrema que obliga a perder algo de capacidad intelectual en otros aspectos», señaló a Egypt Independent. El cerebro destinará mayor esfuerzo a las actividades prioritarias, entre las que no está elegir la ropa, y empezarán a aparecer los signos de la fatiga de decisión.

El cerebro procesa toda la información que recibe y le da sentido para tomar decisiones. Aquí entra en juego la sobrecarga de información. Algunas personas están expuestas a entornos que implican una elevada carga intelectual o una sobreestimulación continua, lo que dificulta el procesamiento del cerebro, explicó el neurocientífico y psicólogo Daniel Levitin.

El cerebro humano es capaz de consumir alrededor de 74 gigabytes de datos cada día, lo que equivale a 9 DVD. Las personas están sometidas a continuos estímulos: en el trabajo, siguiendo las señales de tráfico mientras conducen, viendo una película o incluso abriendo el armario para decidir la ropa con la que vestir ese día.