Por Gisela Gentile

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer es una de las primeras causas de muerte en el mundo, por ello es necesario poder profundizar sobre cómo se enfrenta un diagnóstico de dicha enfermedad, y cuáles son las herramientas con las que contamos para poder atravesar el tratamiento que conlleva esta patología.

Días atrás se llevó a cabo de manera online un conservatorio denominado “Psicooncología en tiempos de Coronavirus”, del mismo participaron diferentes profesionales de la salud ligados a dicha área con el fin de visibilizar cómo se trabaja interdisciplinariamente desde la psicología en el área de la oncología. Algunos de los ejes tratados en el mismo, estuvieron ligados a cómo los pacientes oncológicos se vieron atravesados por la pandemia, como así también sus respectivos tratamientos, y como el confinamiento acarreó también una resignificación de los vínculos, en donde lo online tomó un valor protagónico y trascendental.

María Fabiana Correa es psicóloga, coordinadora del área de Psicooncología del Observatorio de Salud mental y Adicciones de la UNR, y fue una de las participantes de dicho panel. Conclusión accedió a una charla con ella para profundizar los aspectos tabúes en torno al cáncer, una enfermedad tan común como silenciada, que con el solo hecho de pronunciarla nos produce escozor. “La psicooncología se ocupa de los factores psicológicos, de comportamiento y aspectos sociales que podrían influir en la morbilidad y mortalidad de un paciente diagnosticado con cáncer. Esta enfermedad no sólo tiene consecuencias físicas, sino también emocionales, destacando que la respuesta emocional del paciente, la familia y las personas encargadas del cuidado del mismo en las diferentes etapas de la enfermedad, son tenidas en cuenta, acompañadas, contenidas. El camino va desde el diagnóstico hasta la resolución de la enfermedad, sea por cura, recidiva (reaparición del tumor maligno tras un periodo más o menos largo de ausencia de enfermedad), o muerte”, indicó.

Es necesario poder pensar al paciente desde una concepción psicosocial y espiritual.

Un cuidado integral de la persona que se encuentra atravesando esta enfermedad es de suma importancia. “Es necesario poder pensar al paciente desde una concepción psicosocial y espiritual, ya que como lo mencionamos anteriormente, el cáncer no solo acarrea consecuencias físicas, sino disrupción emocional. Desde ese concepto, podemos pensar la necesidad de un equipo interdisciplinario en la atención del paciente, la familia y cuidadores principales del mismo”.

La tarea de la psicooncología es abarcativa, “atendemos al paciente, la familia, el entorno inmediato, y también tiene participación dentro del equipo interdisciplinario, el equipo tratante con el fin de prevenir enfermedades como por ejemplo el burnout (término que refiere al “queme” profesional de algunos oncólogos por trabajar con personas que sufren) o  trauma vicario (causado cuando una persona está en contacto de forma constante con historias y eventos de dolor y sufrimiento), entre otros”.

María Fabiana Correa también agregó que “la psicooncología tiene su campo de acción en la prevención de la enfermedad cáncer, en la búsqueda de un diagnóstico cuando definitivamente se lo dan, en los tratamientos y en la resolución de la enfermedad ya sea cura, recidiva o muerte. También tiene injerencia en el campo de la investigación, la psicoeducación que es tan importante para de algún modo poder hacer una transmisión, una enseñanza social y a la vez también académica. Otro punto a resaltar, es poder interferir en la comunicación tanto en la relación profesional-paciente, como la de los profesionales entre sí, ya que comunicar no es sólo informar, sino también aprender a contener”, enfatizó.

La intervención psicooncólogica con el paciente, es tratar de que articule sus miedos, fantasías, angustias, expectativas, incertidumbre, ansiedad, entre otras emociones y sentimientos.

El campo interdisciplinario no sólo hace referencia a las diferentes profesiones, sino que se trata de una contención para la familia, paciente, entorno, y de alguna manera, persigue enseñar a cuidar a los cuidadores del mismo.

“La intervención psicooncólogica con el paciente, es tratar de que articule sus miedos, fantasías, angustias, expectativas, incertidumbre, ansiedad, entre otras emociones y sentimientos. Todos ellos son disruptivos a partir del momento del diagnóstico y acompañaran gran parte del proceso del tratamiento. Desde nuestro lugar intentamos que circule su palabra para poder expresar lo que siente, probablemente si algo de ello puede ser dicho, posiblemente algo de su angustia amaine”, sostuvo.

El cáncer está asociado generalmente al dolor y muerte, trataremos de deconstruir este fantasma social.

El paciente tiene múltiples preguntas que se las hará acorde a su tiempo y con el tiempo. “El primer interrogante es qué pasará con su vida, ya que el cáncer está asociado generalmente al dolor y muerte, trataremos de deconstruir este fantasma social. Luego comenzar a preguntarse si podrá seguir cuidando de sus hijos si es que los tiene, cómo será su vida matrimonial, si seguirá trabajando, qué pasará con su proyectos, cómo serán los tratamientos y qué pasará con su vida en general. Todas estas preguntas y otras más seguramente irán apareciendo con el correr del tiempo”.

La pregunta ¿del por qué a mí?, es un interrogante recurrente que no tendrá una respuesta concreta. “Si bien la causa es genética, existe ese recubrimiento psicológico, por ello hay personas que contraen cáncer y no tienen esas problemáticas enroladas al dolor, entendiendo que esto puede ser parte de la vida. Podemos pensar que para abordar los fenómenos del cuerpo, podemos hacerlo desde el modelo biopsicosocial y espiritual, en esto último no hacemos referencia a lo religioso, sino en lo transcendente, en lo que cada persona cree. De este modo se adoptará una atención de tratamiento integral, situando la clínica, priorizando al paciente, la familia, diferenciando las particularidades de cada uno, ya que todos son diferentes, dándoles su lugar y su tiempo”.

Situar la escucha, la contención, y trabajar en equipos interdisciplinarios, es un nuestro objetivo. “Tenemos en cuenta las diferentes etapas por la cual atraviesa cada paciente durante la enfermedad cáncer, considerando a la familia y a la red social como parte de la escena”.

Durante el año pasado y sin el fenómeno de la pandemia, se desarrollaron diferentes charlas en la UNR y Seminarios de post grado en la facultad de Psicología en torno a la Psicooncología, ya que las especialidades propiamente dichas en la provincia de Santa fe, no existen. La continuidad de todas estas actividades se vieron postergadas por el aislamiento preventivo y obligatorio que comenzó a mediados de marzo. “Por primera vez se abre en la carrera de Psicología, un espacio para la Psicooncología, el doctor Ignacio Saenz se lo propuso a la decana,  y dicho espacio surgió. Contar con ello es muy importante, no sólo para los que ya estamos en el tema, sino también para que se multiplique la cantidad de profesionales que aborden el espacio de la oncología y su especificidad”.

Actualmente los talleres con pacientes oncológicos se mantienen de manera online, “son espacios hermosos porque los mismos se llevan a cabo en momentos difíciles para ellos. A fines del año pasado y comienzos de éste, las temáticas fueron cinco, caminatas, lectura y escritura, nutrición, redes sociales y natación. Para llevar a cabo este último, la municipalidad nos cedió un espacio y lo realizaron quienes estaban aptos para ello, resaltando que se hicieron en los meses de diciembre, enero, febrero y marzo de este año”.

Todo los talleres tienen como finalidad ser un lugar de expresión, contención y principalmente el lazo afectivo con otras personas que también están en el mismo camino.

El cierre de dichos talleres culminó con “La fiesta del antifaz”, que se realizó a comienzos de este año, en la actualidad los mismos han cambiado sus formas para poder llevarlos a cabo de manera online por la pandemia. “Les hemos cambiado los nombres y hoy contamos con talleres de movimiento (actualmente en impasse ya que no es sencillo que el paciente haga los ejercicios correctamente en soledad), escritura y lectura en donde los pacientes escriben sobre los que les va ocurriendo en base a algunas propuestas, y para que también puedan recurrir a la audioteca, en donde pueden bajar audios que se le envían en diferentes días para que los vayan escuchando según los tiempos de cada uno, ya que para algunos las noches son eternas y recurren a ellos por ejemplo, para sentirse acompañados”.

El taller de nutrición también les aporta acerca de alimentos saludables, dietas adecuadas para tratamientos oncológicos en pos de mejorar las defensas. “Más allá de la especificidad de cada taller en particular, todos tienen como finalidad que sea un lugar de expresión, contención y principalmente el lazo afectivo con otras personas que también están en el mismo camino”, espetó.

Ellos son lo realmente importante, los pacientes son el objetivo, que se sientan contenidos, ya que la palabra cáncer da mucho miedo y lo importante es que ellos puedan hacer público lo que parece que está tan escondido.

La hora de la diversión llega con el taller de redes sociales, en donde realizan desafíos de Tik-Tok y muchos más. “Comparten momentos afectivos que son muy movilizantes. No sólo se les enseña a manejar las redes, sino también llevar a cabo actividades que los reconfortan mucho. Todo comenzó con un grupo de WhatasApp, que luego fue un Zoom y ahora es un Meet,  porque cada vez se suman más pacientes. Los invitamos particularmente para que participen de manera gratuita en los talleres quien así lo desee, y luego después cada uno puede optar por alguna consulta particular”.

Para finalizar, la psicóloga reflexionó: Ellos son lo realmente importante, los pacientes son el objetivo, que se sientan contenidos, ya que la palabra cáncer da mucho miedo y lo importante es que ellos puedan hacer público lo que parece que está tan escondido. Ellos merecen nuestro reconocimiento, este grupo de pacientes es realmente maravilloso, llevan el nombre de «valientes por la vida» y están presentes no sólo en Rosario, sino también en otros puntos de la provincia. La virtualidad en este aspecto fue genial, y nos unió sin importar las distancias. Existe una gran labor y compromiso también de quienes llevan adelante dichos talleres en donde el amor es el común denominador”.