Por Marina Vidal

«Dicen que si los seres humanos, no pudieran soñar por las noches se volverían locos; del mismo modo, si a un niño no se le permite entrar en el mundo de lo imaginario, nunca llegará a asumir la realidad. La necesidad de relatos de un niño es tan fundamental como su necesidad de comida y se manifiesta del mismo modo que el hambre»… (La invención de la soledad, Paul Auster)

El Día del Niño fue establecido en diferentes países, no todos con la misma fecha, por recomendación de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas(ONU) en 1954. La idea fue que todas las naciones del planeta establecieran un Día Universal de Niño, con el objetivo de motivar a través de su celebración «la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo entero».

Si bien, fue un 20 de noviembre cuando la asamblea aprobó la Declaración de los Derechos del Niño en 1959, y luego se estableció la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989; se estimuló a que los países establecieran la fecha que quisieran para su conmemoración.

En Argentina se festeja desde 1960,  tradicionalmente se realiza el tercer domingo de agosto, pero la fecha se ajusta a las necesidades del mercado, ya que en nuestro país dicho festejo se relaciona con el acto de regalarle juguetes a los chicos.

En este marco, y considerando esta fecha desde un abordaje que traspasa lo comercial, Conclusión consultó a dos docentes de jardín y a una psicóloga para que analicen la niñez hoy en día.

Pipi y Mónica están a cargo del Jardín Materno Infantil de Osecac. Ambas hace años que trabajan con niños de los tres meses a los cuatro años.

Todos los años para esta fecha, el jardín festeja toda la semana y son las docentes las que se encargan de hacerles los regalitos a cada chico. «Este año, por ejemplo, la sala de 2 regaló capas de Batman con máscaras para los varones y de princesas para las nenas», contaron.

Las docentes realizan cada regalito de forma artesanal, pregonando la creatividad y el amor en lo que hacen por encima de lo comercial.

Conclusión, les consultó qué pensaban acerca de una problemática que está en boca de sociólogos, psicólogos, docentes y padres: la tecnología en la niñez.

«Te contesto con un ejemplo de esta mañana- describió Pipi: un nene entró y dijo que los papás no le dejaron traer la tablet al jardín a lo que yo les contesté, ´hicieron muy bien porque yo no te la iba a dejar usar».

Casi al unísono, Mónica prosiguió: «Durante todo el año y en distintas oportunidades trabajamos el tema. Ya sea en reunión de padres, entre nosotros y con los mismos chicos. Igualmente es algo avasallante con lo que nos cuesta luchar y muchas veces nos gana«.

En tanto, coincidieron que si se le pregunta a los chicos que eligen de regalo, es muy probable que prefieran la tablet, sin embargo consideran que hay que evaluar la elección de los papás a la hora de regalar.

«Nosotros no negamos la existencia de éstos aparatos y creemos que a ellos les será muy útil más adelante y los ayudará para muchas cosas… pero no en esta edad. Pregonamos que los otros juegos como los que son al aire libre, lo concreto, la experiencia directa, los libros ocupen el mismo lugar de importancia en una edad que es importante y que el chico tiene otras necesidades», describió la docente.

«Estos aparatos le llevan menos tiempo de dedicación al adulto y menos poner el cuerpo…y el entorno, el consumismo y la sociedad, ayudó a que ocurriese»

Mónica, destacó que es una edad en donde prima el ejemplo y lo que el chico observa, por lo tanto, «la imitación es básica». «Si los papás están todo el tiempo frente a una pantalla el niño hará lo mismo», subrayó.

«Es bueno que el niño se aburra»

«En el jardín trabajamos todo el tiempo la creatividad y la imaginación. Somos los adultos que vamos cubriendo esos momentos en los que están aburridos pero con cosas resueltas. En un bebé por ejemplo, a quien le podes dar una pelota, un trapo, unas llaves para que el vaya tocando, escuchando, sintiendo y experimentando  (que después es lo que terminan eligiendo para jugar), le compramos un juguete con luces,  texturas, sonidos y tienen todo resuelto ahí en ese mismo chiche del cual al tiempo se terminan aburriendo», describió Mónica.

A lo que Pipí adhirió: «Hay que destacar también que no todo lo de hoy es malo ni mucho menos, la comunicación que hay ahora desde que son pequeños antes no existía en todos los hogares. Eso tiene su contraposición en que hoy los chicos dueños de una inteligencia que parece superior, ágil, más la tecnología, más la estimulación, se han vuelto más dominantes y los padres más permisivos».

Ambas coinciden en que muchos nenes manejan a los padres y deciden por ellos. Incluso, trabajan para que los padres compartan con los chicos, que dialoguen, que pasen mucho tiempo juntos, pero sostienen que hay decisiones «que los nenes no pueden tomar por encima de los adultos». «Ocurre algo emocional que impide a los padres poner un límite«, resaltaron.

Lo que es más peligroso es lo que está atrás de todo esto e incluye a la pérdida de la sociedad de la ética, la moral y las buenas costumbres.

El Día del Niño

«El día del niño simboliza el respeto, la contención, la trasmisión de valores, el valor de la familia, la importancia de pedir perdón, de dar gracias, de compartir. Hay que conservar lo bueno que logramos hoy de comunicarnos más facilmente con los niños, la palabra, acortar las distancias entre el niño y el adulto, y agregarle la enseñanza de valores, del respeto, de los tiempos de dedicación que había antes«, resumió Pipi.

Mónica, por su parte, analizó: «Hablar de límites muchas veces se lo ve como algo terrible, pero no. El límite es contención, es que te importe el otro, es trabajar con el niño y educarlo.

Los tiempos de un niño los debe manejar el adulto por lo cual debe estar claro desde el principio.

«Al lado del límite esta todo ese amor incomparable que le damos los padres. Si uno le brinda día a día todo ese amor, respeto y contención, ningún padre debe tener miedo de poner límites. Los límites generan puesta en acción, preocupación, poner el cuerpo, compromiso, y si hay afecto atrás los chicos aceptan el lugar y se aprende sobre la marcha«, concluyó la directora del jardín.

«Disfruten con sus hijos al aire libre. Mucho amor, querer con el alma, con el esfuerzo, disfrutar juntos…eso es festejar el día del niño», cerraron

Para la psicóloga infantil Adela Neira, esta fecha debe utilizarse para recordar los derechos del niño y luchar para hacerlos cumplir.

«La guerra, los conflictos sociales, el hambre, el trabajo infantil, la explotación…son cosas que no deberían existir y tendrían que ser erradicadas de la tierra. Pero es muy difícil. Por lo cual, considero que son en estas fichas que se debe resaltar la importancia del respeto por el niño como tal y de sus derechos», resaltó la profesional.

Neira sostuvo que hay muchos de los derechos que no se cumplen. «El derecho a la identidad, a la salud, a la educación, son normas jurídicas que no tendrían por qué discutirse. Sin embargo…hay hogares vacíos de ellas«.

«El día del niño es una fecha donde el mundo en su conjunto tendría que reflexionar acerca de cómo está descuidando a quienes serán el futuro, a quienes los adultos decidimos concebir… la vida más pura…», cerró.