Un aguará guazú, una especie que solo habita en algunas regiones de Sudamérica y que en la Argentina se encuentra amenazada, fue reinsertado en el sur de Santa Fe tras ser rescatado a fines del año pasado en mal estado a la vera de una ruta.

El ejemplar fue hallado cuando era muy joven, por lo que «hubo que enseñarle desde cero» cómo comportarse en su hábitat natural, informó la fundación Temaikén.

El aguará guazú, (zorro grande en guaraní), es el mayor cánido de América del Sur, donde extiende su hábitat entre Argentina, Paraguay, Bolivia y Perú.

El desafío para los especialistas del equipo interdisciplinario del Centro de Recuperación de Especies Temaikèn (Cret) de Escobar en Buenos Aires y el Centro de Rescate e Interpretación de Fauna La Esmeralda en Santa Fe, era rehabilitar al animal ayudándolo a desarrollar “desde cero” las habilidades de supervivencia de la especie, por sus propios medios y sin ningún contacto con seres humanos.

Tras ser derivado por el Ministerio de Ambiente de Santa Fe a la fundación a fines del 2020 y luego de «meses de desarrollo y aprendizaje exitosos», la especie regresó a la zona de los bajos submeridionales, en el norte de Santa Fe.

El animal pertenece a una especie vulnerable en Argentina, de ahí la importancia del rescate y rehabilitación de ejemplares cuya supervivencia está amenazada.

“Cuando lo recibimos, este aguará era muy joven. No sabemos su edad con precisión, calculamos unos 6 meses, pero sí sabemos que por algún motivo se separó de la madre», dijo Cristian Gillet, responsable de rescate y rehabilitación de fauna de Temaikèn.

Indicó que «si no hubiera sido rescatado, este animal estaba condenado a no sobrevivir porque en esta etapa de su vida depende de su madre, ya que se alimenta de su leche y ella le enseña lo que tiene que aprender para luego sobrevivir en la vida adulta en la naturaleza.

Al animal se le colocó un collar con una batería que dura aproximadamente 18 meses para efectuar un seguimiento sobre cómo se adapta a su ambiente.

El aguará guazú se encuentra amenazado por la acción humana, a través de la pérdida o degradación de sus hábitats óptimos, atropellamientos, persecución directa, captura y caza ilegal.

La fundación indicó que el poco conocimiento sobre la especie «la rodea de mitos y desinformación, como por ejemplo la creencia de que se alimenta de ganado o es peligroso para las personas, cuando su dieta principal incluye peces, pequeños roedores, aves, reptiles y también frutos, y con los humanos es huidizo».