«Hoy la ideología dominante convierte su problema en psicológico: le dirá que la causa de su desgracia no es el sueldo, sino que usted es un depresivo y que vaya al psicólogo. Y que tome pastillas e intente cambiar su actitud: sea proactivo, esfuércese; lea libros de autoayuda. Pero en realidad el problema no está en su mente; está en su sueldo y en que lo explotan y en el sistema que permite a una casta dominante tener a la mitad de la juventud en paro y a la otra mitad condenada al subempleo».

Quien desarolla este tipo de ideas es considerado uno de los pensadores más influyentes de la actualidad alemana y europea, Markus Gabriel, un niño prodigio que con tan sólo 29 años revolucionó la escena filosófica con sus teorías neorrealistas. «Quien se beneficia de una situación inventa ideologías para disimularla ante los perjudicados y poder mantenerla. Nos explican muchos cuentos, y la mayoría los creemos, para justificar, por ejemplo, que nos paguen mucho menos del valor que generamos al trabajar», explica Gabriel en una de las tantas entrevistas que suele brindar alrededor del mundo.

Gabriel afirma que la realidad se nos aparece a cada uno mediante campos de sentido, como esos sitios que se le aparecen a uno de  niño a lo largo del día.

«Un árbol es un árbol y no puede creerse otra cosa; nosotros somos animales que se cuentan el cuento de que son humanos: somos seres esquizoides que pueden crearse y creerse ideologías que mezclan verdad y mentira. Por eso dominan quienes logran que los dominados acepten la ideología que justifica su dominación. De ese modo, las palabras no describen la realidad: la crean. Y por eso el mundo no existe. Sólo el que contamos».

¿Por qué se ha revolucionado el pensamiento filosófico? Porque plantea una filosofía optimista cuyo eje es que podemos conocer los hechos tal cual son.  Lo llamó Nuevo Realismo y se le ocurrió mientras tomaba un café en Nápoles con otro amigo filósofo llamado Maurizio Ferraris. Algunos críticos se rieron de este chico ingenuo y calificaron su libro de «simple» y de «filosofía para tontos». Lo que no esperaban es que pensadores como Umberto Eco, Hillary Puttnam y John Searle le dieran a Gabriel un espaldarazo de categoría mundial.

Depresión, salario insuficiente e insatisfacción

En una de las tantas entrevistas que otorgó Gabriel a los medios, en este caso al diario español La Vanguardia, aborda la situación de los trabajadores, en cualquier parte del mundo.

En la misma afirma que «las ideologías mezclan verdad y mentira para tapar la realidad que beneficia a quienes las crean y somete a quienes las creen». «La guerra fría sigue, pero es la de Estados Unidos contra la Unión Europea».

Sobre la filosofía y su rol en la sociedad, Markus Gabriel pregona que «no se trata de un lujo, sino de una necesidad». «Mi tarea es descubrirles los problemas reales que las ideologías dominantes encubren»

– ¿Por ejemplo?

-Imagínese que usted cobra muy poco… Y se deprime, porque es deprimente tener que vivir con sus padres a los 40 o no poder salir con los amigos por no poder pagarse un café. Pues hoy la ideología dominante convierte su problema en psicológico: le dirá que la causa de su desgracia no es el sueldo, sino que usted es un depresivo y que vaya al psicólogo. Y que tome pastillas e intente cambiar su actitud: sea proactivo, esfuércese; lea libros de autoayuda.

Es en ese sentido donde Gabriel apunta a la cuestión social de fondo: En realidad el problema no está en su mente; está en su sueldo y en que le explotan y en el sistema que permite a una casta dominante tener a la mitad de la juventud española en paro y a la otra mitad condenada al subempleo.

-¿Entonces mi depresión no es un problema psicológico, sino laboral, social, político?

-No vaya al psicólogo, vaya a un sindicato o asóciese con otros subempleados: organícese, presione, haga política, en suma. Y cambie ese sistema que le deprime a usted y a otros muchos.

Gabriel también cuestiona la ideología sobre el «buen» o el «mal» empleado.  ¿Quién y cómo juzga si es usted bueno o malo? Esa es otra ideología que acaba decidiendo qué es un buen empleado. Si usted no encaja en esa ideología, tratarán de convencerle de que es usted quien tiene un problema. Nunca ellos».

En ese punto, se puede decir que Gabriel apunta contra todo el concepto de meritocracia. «Quienes triunfan por suerte tienen la ideología de que quienes no la han tenido y no han triunfado eran vagos o inútiles o las dos cosas. Y esa es la otra pregunta que debemos responder los filósofos: ¿a quién beneficia cada ideología?»

«Quien se beneficia de una situación inventa ideologías para disimularla ante los perjudicados y poder mantenerla. Nos explican muchos cuentos, y la mayoría los creemos, para justificar, por ejemplo, que nos paguen mucho menos del valor que generamos al trabajar».

-¿Por qué es tan fácil engañarnos?

-Porque los humanos somos seres esquizoides: somos animales, pero nos estamos contando continuamente el cuento de que somos personas. Para ser humanos, necesitamos contarnos ese cuento que sólo acaba al morir que es la conciencia. Pero no dejamos de ser animales.

«Imagínese que usted se cree que es el Papa. No es cierto, pero esa fantasía cambia su modo de ser. Esa mentira acabará siendo cierta en parte. En cambio, un árbol no se imagina que es otra cosa. Ni un tigre puede creer que es un gato. ¿Lo ve? Los humanos somos seres ideológicos, por eso, quien domina la ideología nos domina»

Racismo, dinero y guerra fría

En la entrevista con el medio español, Gabriel habla del creciente racismo que asola a Europa.

«Los racistas repiten que a los musulmanes no les gusta la democracia y que quieren destruirla. Y es cierto, pero sólo para algunos musulmanes. La mayoría, en cambio, la aprecian, pero la ideología racista toma la parte por el todo», afirma

-Error categorizado por la lógica clásica.

-Es que no me invento nada. Sólo repito las lecciones para razonar de Aristóteles, Platón y Hegel. Las aplico a las ideologías dominantes y descubro su falacia y la realidad que encubren.

-¿El dinero es una ideología?

La economía es una ideología y no una ciencia. Por eso busca legitimarse con apariencias matemáticas y de respetable neutralidad empírica y así aceptemos nuestra posición de inferioridad económica como resultado de dinámicas naturales y científicas. Wall Street preconiza que el dinero ya no depende de la materia.

-¿Qué persiguen?

-Que creamos que sólo ellos dominan esa magia misteriosa. Pero la realidad es que el dinero necesita un referente material para existir. Antes era oro y hoy es trabajo, bienes y servicios: esfuerzo y sudor muy reales y materiales.

-¿Qué país maneja mejor las ideologías?

-¡Hoy escuchamos cada día un cuento de paz y prosperidad universal, pero hay una guerra…

-¿La neoguerra fría de Vladimir Putin ?

– Esa es sólo una distracción de la ideología que encubre el conflicto real, que es que Estados Unidos y la Unión Europea hoy pugnan por dominar el mundo. Por ejemplo:  Google, Amazon, Facebook, Uber… eluden nuestros impuestos tras arruinar a empresas europeas que sí los pagaban. Y la UE lo consiente porque creemos esa ideología de aliados.

Fuente: lavanguardia.com