Por Alejandro Maidana

Para descifrar y adentrarnos en la cultura sumeria, debemos viajar hacia atrás en el tiempo, más precisamente unos 5.000 años. La historia en Sumeria tiene 5.300 años, data del 3300 antes de cristo. De esta fecha surgen las primeras tabillas escritas en cuneiforme, y es precisamente este acontecimiento, la aparición de la escritura, lo que nos hace salir de la prehistoria y entrar en la etapa conocida como la historia.

Sumeria, o el pueblo de los sumerios, como serán bautizados por los acadios, hacía ya varios siglos que se había asentado en tierras que comprenden la extensa llanura que separa el famoso río Tigris del famoso río Éufrates, y que se corresponde con la actual Irak. Son tierras fértiles, con un buen clima y abundantes en agua. Su situación geográfica también es reveladora.

Están casi en la unión de tres continentes, África, Asia y Europa. Pero, ¿de dónde procedían los sumerios? ¿Cómo llegaron estos hombres hasta aquí? Su origen sigue siendo un misterio. Se desconoce si llevaban ya milenios en la zona, y eran por tanto descendientes de los pueblos neolíticos que se habían asentado allí milenios atrás. Tampoco se puede afirmar si venían desde el norte de Anatolia, si habían arribado navegando por el Golfo Pérsico, si quizás eran corrientes migratorias de la India o personas nómadas de Siria, o incluso si eran un poco de todo, una mezcla de pueblos foráneos que terminaron por fusionarse con los pobladores nativos.

Los sumerios se organizaban en ciudades-estado, con luchas frecuentes de unas contra otras por la supremacía y el control de las tierras, el agua, o sencillamente para recaudar impuestos. Así hubo periodos de total independencia y otros también de fuertes centralizaciones por la ciudad-estado hegemónica o dominante en un periodo concreto. Incluso se dieron etapas en las que los sumerios se extendieron más allá de sus fronteras y fueron pueblos colonizadores.

Aunque fueran ciudades independientes, estaban culturalmente muy unidas, primero por el mismo lenguaje, segundo por la misma religión, que, si bien contaba con más de 3.000 dioses, seguía los mismos principios organizativos y tenían unas divinidades principales o superiores, y sobre todo por unas relaciones comerciales de las que todos se beneficiaban. La historia de Sumeria se divide en varias etapas, que pueden variar según los historiadores que consultemos.

Podemos decir que hay una primera época, conocida por el nombre de la potencia más importante, Uruk, en la que sobresale la ciudad que lleva dicho nombre, la primera ciudad de la historia. Este periodo primero de Uruk iría desde el 3.800 a.C. hasta más o menos el 3.000 a.C. Será en Uruk donde se inventa la rueda y donde nos han llegado los primeros escritos uniformes que se escribían sobre tablillas de arcilla en las que se grababan las palabras con una caña o un punzón, y luego se cocían o se dejaban secar al aire para que no pudieran borrarse.

Una vez que Uruk pierde la hegemonía, se ingresa en una segunda etapa denominada Dinástica Arcaica, que iría desde el 3.000 a.C. al 2.350 a.C. Durante esta etapa sobresalen varias ciudades-estados que están en constante lucha por el poder y la hegemonía, aunque ninguna se llega nunca a imponer definitivamente sobre las demás. Tampoco se logra formar un centro propiamente dicho. Hablamos de ciudades como Edirne, Ur, Lagash, Puma, Nippur, Ngirsu o Kish. Este es propiamente el periodo de afloración de las ciudades-estados.

La tercera etapa abarcaría desde el 2.350 a.C. al 2.200 a.C., y es la que se conoce como el Imperio Acadio, que comienza con la hegemonía del emperador Sargón, que se hizo fuerte en la ciudad de Kish y desde allí comenzó a unificar todo el territorio mesopotámico para imponer luego un fuerte centralismo. Su nieto Naram-Sin, llevó al imperio a su máxima expansión, pero también a su máxima decadencia. En este periodo la lengua va a cambiar, se va a imponer el Acadio, una lengua de tipo semita frente al tradicional sumerio, si bien el sumerio sigue considerándose como una lengua culta, y no desaparece porque es la lengua de los escribas.

Parece ser que el bilingüismo fue algo muy común durante toda la época sumeria, se mezclaban varias lenguas, una lengua culta y otra la lengua que hablaba el pueblo. La cuarta etapa y final iría desde el 2200 a.C. al año 2000. Aquí comenzó con la invasión de un pueblo identificado como los Guti, procedente de los montes Zagros seguramente, al que terminaron venciendo para dar paso a lo que se ha denominado como el Renacimiento Sumerio, en el que la ciudad de Ur alcanzó un gran desarrollo.

Una vez trazado, a groso modo, sus épocas históricas, vamos a entrar de lleno a conocer sus pueblos, sus costumbres, su forma de vida, su religión, su literatura, etc. Todo esto se puede reconstruir por las miles de tabillas uniformes que han llegado desde decenas de yacimientos. Eso sí, tenemos que advertir que, al ser una historia de dos mil años, esta reconstrucción es siempre genérica y cambiante, ya que una civilización de dos mil años no es algo estático, sino es algo que está en constante movimiento y la reconstrucción no vale para todas las épocas.

¿Cómo se organizaba la sociedad de los sumerios? La sociedad sumeria estaba organizada en tres clases fundamentales. Así había hombres libres, hombres semilibres y esclavos. En la cúspide de la pirámide aparecía el rey y por debajo los sacerdotes y los funcionarios. Después se encontraba una gran cantidad de trabajadores, campesinos o artesanos, muchos de ellos semilibres, dependientes del rey o del templo para sobrevivir. Y finalmente los esclavos, que podían ser de guerra o podían también alcanzar la esclavitud por deudas.

Las ciudades se organizaban en torno al eje templo-palacio, que hacía de centro organizador de la vida, concentrando en muchos casos todo el poder político, económico y religioso. En algunas ciudades, y dependiendo de cada época histórica, el templo podía rivalizar con el palacio del rey, aunque por lo general se producía un equilibrio y el propio rey pasaba a ser también la máxima autoridad religiosa, llegando incluso a ser divinizado en vida. Parece ser que en los primeros tiempos los gobiernos eran dirigidos por una asamblea, pero ésta comenzó a delegar el poder en un solo hombre, posiblemente a causa de enfrentamientos militares, y éste terminó por perpetuarse en el cargo y hacerlo hereditario.

El templo, además de encargarse de todas las ceremonias religiosas y del culto, era dueño de una gran parte de las tierras que podía alquilar a los campesinos o bien eran trabajadas directamente por sus propios esclavos o empleados. Además, el templo recaudaba impuestos por prácticamente casi todos los bienes, hacía préstamos, recibía depósitos, servía como granero o ayudaba a los necesitados. Podemos afirmar que el templo sumerio hacía de banco y a la par de redistribuidor de una riqueza que le era entregada como dones hacia los dioses y repartida de la misma forma, evidentemente previa o a paramiento de gran parte de los impuestos que iban destinados a esas clases dominantes, a esas élites religiosas o políticas.

No debemos olvidar que el hombre, para los sumerios, había sido creado por los dioses con el único fin de servirles, sobre todo trabajando, de ahí que el templo se levante como eje de la economía, porque sirve a los dioses, los sirve económicamente. El rey, o más bien el lugar, por así usar la terminología de los textos sumerios, gestionaba de un modo parecido su palacio, teniendo sus propias tierras, ganados, trabajadores o esclavos. Contaba con su propia guardia personal y en caso de necesidad, reclutaba al ejército, del que por supuesto era el líder.

Parece que no hubo un ejército permanente y los contingentes que iban y venían a las batallas no solían superar los 700 soldados. En la época de Sargón, los ejércitos estaban más profesionalizados, llegando a casi 5.500 hombres. Los textos literarios suelen referir que la realeza bajó de los cielos tras el diluvio universal, de ahí que para el pueblo su poder fuese sagrado y sus mandatos en forma de leyes, también lo fueran. Al rey, o lugar, se lo suele representar con la corona, el trono y la vara de la justicia, ya que era el encargado de resolver los conflictos, aunque por general solía delegarlo en una especie de jueces o aparatos burocráticos, aunque también estaban los tribunales de los barrios.

Y ya que citamos la justicia, es interesante resaltar que las tabillas que refieren a asuntos judiciales hablan, por ejemplo, de la ordalía (ritual) del agua para resolver algunos de estos juicios, que, aunque no sabemos bien cómo se llevaba a cabo, es algo muy curioso e interesante. Podría consistir esa ordalía en arrojar a los acusados al río, posiblemente en una corriente o atados, y dictar el veredicto de culpable si no salía del agua, o de inocente si salía con vida, pues en ese caso el Dios había dictado su sentencia.

En cuanto a las ocupaciones de los habitantes de la ciudad, han llegado algunas tablillas escolares que dan buena muestra de su día a día. Así, había barberos, cocineros, alfareros, albañiles, campesinos, arquitectos, metalistas, bataneros, curtidores, pastores, elevadores del ganado, cerveceros, plateros, pescadores, carpinteros, talladores de sellos, forjadores o incluso taberneros y taberneras. En tabernas, donde los sumerios tendrían grandes ratos de ocio bebiendo cerveza, o en esos lugares también, nos relata el código de Hammurabi, que se reunían para conspirar.

Las familias sumerias estaban organizadas en torno a una estructura patriarcal. Aunque las mujeres tenían cierta libertad y capacidad de decisión dentro del núcleo familiar e incluso podían llegar a tener contratos o participar en contratos, en ventas y en pleitos. Ellas se dedicaban sobre todo a la crianza de los niños y al hogar, pero también colaboraban en la agricultura o la artesanía ¿Qué comían los sumerios? ¿En qué basaban su dieta? Los cereales constituían la base de su alimentación. De ellos se obtenía, entre otros, el pan y la cerveza. La dieta se completaba con carne, bien de ganadería o de caza, legumbres como las habas, garbanzos, lentejas o guisantes. De los huertos sacaban los famosos dátiles, los higos, las peras, las granadas, las uvas, las almendras o los pistachos.

El pescado, abundante en el Tigris y el Éufrates, y sus ramificaciones, era otro de los alimentos de su dieta ¿Existió la educación en el mundo sumerio? ¿Había escuelas? Los sumerios no solo inventaron la escuela al modo en que la conocemos hoy, sino que la convirtieron en un pilar fundamental de su cultura. A medida que las ciudades crecían, se necesitaban ciudadanos más preparados para la administración. De ahí podemos deducir no solo su aparición, sino también su éxito por el deseo de alcanzar uno de los puestos en el aparato burocrático.

Los sumerios fueron el primer pueblo en darse cuenta de que la formación intelectual era la mejor forma de conseguir una vida mejor y más segura. En la escuela se enseñaba a leer y a escribir teología, matemáticas o astrología. Después de una escuela más simple y básica, había una especie de formación superior en las llamadas casas de la sabiduría, que solían estar en los templos o palacios.

Se conservan miles de tablillas escolares, sobre todo de ejercicios y prácticas de escritura. Como curiosidad podemos decir que fueron los primeros en pensar aquello de la letra con sangre entra, ya que los profesores contaban nada más y nada menos que con la ayuda del látigo para disciplinar a los alumnos más díscolos, molestos o perezosos ¿Consiguieron los sumerios literatura? Claro que sí. La literatura sumeria es bastante interesante, contando con textos desde el 2700 a.C., es decir, hace 4700 años. Entre sus géneros se han señalado mitos, narraciones épicas, himnos, lamentaciones, lejías, conjuros, obras amorosas, ensayos, cuentos o incluso sátiras. Las obras suelen ser anónimas, aunque a veces podemos encontrarlas firmadas, como la de Enheduanna, la primera poetisa de la historia.

Entre los textos más famosos está el de Ziusudra, que sería el Noé sumerio, las leyendas de Lugalbanda, los poemas a la diosa o de la diosa Inanna, o las famosas hazañas de Gilgamesh ¿Cómo era la religión de los sumerios? El panteón sumerio contaba nada más y nada menos que con unos 3000 dioses, que solían llevar una vida similar a la humana, pero libres de trabajo y con el don de la inmortalidad. Se suelen dividir entre dioses del cielo, de la tierra y de las profundidades, representando gran parte de ellos poderes de la naturaleza o encarnaciones de ella. Los más importantes fueron Ang, dios del cielo, Enlil, dios del aire, Enki, dios del agua, Ninhursag, diosa de la tierra, y Ereshkigal , gobernante del infierno o reino del más allá.

No obstante, en cada ciudad podía dársele preferencia a unos dioses sobre otros, convirtiéndose así en una especie de residencia particular de cada dios. Y en determinadas etapas de la evolución sumeria, desaparecen unos dioses y se imponen otros. A los sumerios le debemos también las primeras leyes escritas, es decir, la invención de la ciencia del derecho, con la creación y proclamación de varios códigos de leyes, la exigencia de los testigos para poder culpar a un acusado o la creación de tribunales especiales para juzgar, son también parte de este mundo judicial. Para finalizar, podemos citar algunas otras de sus aportaciones, como pueden ser por ejemplo la rueda, el sistema sexagesimal, el teorema llamado por los viejos luego de Pitágoras, el dominio del regadío, sistemas de pesas y medidas, calendarios, cierto dominio de la astrología o la astronomía, o las invenciones arquitectónicas del arco y la bóveda.

Los sumerios y su vinculación con la cultura extraterrestre (Anunnakis)

En las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en 1849 en Irak, se encontraron 14 tablillas de arcilla con escritos sumerios, la traducción de los textos reveló una de las historias más fantásticas de todos los tiempos, la historia de los dioses Anunnakis. Según los manuscritos sumerios, hay un planeta en los extremos del sistema solar llamado Nibiru, que cada 3.600 años entra en una órbita cercana al planeta Tierra.

Nibiru era el planeta natal de los Anunnakis, que experimentaban dificultades porque el clima y la atmósfera del planeta cambiaban rápidamente, lo que dificultaba la producción de alimentos para poder sobrevivir. Sería necesario entonces utilizar métodos avanzados de tecnología, alquimia y magia para revertir esta situación, y para ello, necesitarían una gran cantidad de oro, ya que ese metal tiene propiedades purificadoras capaces de resistir incluso la radiación cósmica. Sin embargo, el oro era un recurso raro en Nibiru y sin otras alternativas, los Anunnakis hicieron uso de su avanzada tecnología y enviaron naves al espacio en busca del precioso metal dorado.

Después de una larga y agotadora búsqueda, llegaron al planeta Tierra hace unos 445.000 años, siendo los primeros astronautas en cruzar el espacio y colonizar otro planeta. El planeta Tierra todavía estaba habitado solo por animales salvajes como mamuts, tigres de dientes de sable y algunos simios. Los Anunnakis se establecieron en Mesopotamia y construyeron una maravillosa ciudad que se llamó Eridu, y en esa ciudad había un espléndido jardín lleno de árboles frutales y animales. El jardín creado por los Anunnakis se llamaba Edén y era el lugar favorito de los dioses astronautas.

En poco tiempo comenzó la extracción de oro en las minas subterráneas y para hacer el trabajo pesado trajeron consigo esclavos de otra raza extraterrestre llamada Igigí. Después de años de trabajos forzados y humillación, los Igigí se rebelaron contra los Anunnakis, dando lugar a la primera guerra en el planeta Tierra. Los Igigí fueron derrotados y diezmados, ahora los Anunnakis necesitaban una nueva fuerza de trabajo, la solución fue crear una nueva raza de seres inteligentes capaces de trabajar y más inofensivos que los Igigí.

Entonces los Anunnakis mezclaron sus genes con los ancestros de los seres humanos, creando una raza híbrida y sumisa a su mando. Esta función genética no funcionó muy bien al principio y seres extraños cobraron vida, como los gigantes de Nefilim que aún más fuertes estaban desprovistos de inteligencia y autocontrol. El primer hombre que surgió de esta exitosa combinación genética se llamó Adamu, comparados con los seres humanos, los Anunnakis eran increíblemente altos y fuertes y sus armas serían más que suficientes para controlar otra posible rebelión.

Con el tiempo, los humanos desarrollaron la capacidad de hablar y pudieron aprender de los Anunnakis a crear plantaciones y casas hechas de arcilla y piedra. Los Anunnakis llegaron a gustar de los humanos e incluso les permitieron vivir en su ciudad y asistir al jardín sagrado, pero dieron órdenes explícitas de no reproducirse demasiado. Pero contra la voluntad de los dioses, los seres humanos comenzaron a procrear rápidamente, lo que causó una superpoblación en la ciudad y por esta razón muchas personas fueron expulsadas del Edén y de la ciudad de Eridu, siendo condenadas a vivir en el exilio en tierras salvajes. Después de unos pocos milenios, había llegado el momento de que el planeta Nibiru se acercara a la Tierra de nuevo. El campo gravitatorio emitido por Nibiru fue tan fuerte que dañó las condiciones naturales del planeta Tierra, hubo un aumento de la temperatura del planeta, los glaciares se derritieron, elevando rápidamente el nivel de los océanos y una lluvia constante.

Una gran inundación se apoderó de la Tierra y la ciudad de Eridu fue condenada por las aguas. Para salvar su creación, los Anunnakis crearon grandes barcos que flotaron durante días hasta que el nivel del agua volvió a la normalidad. No está claro en este momento si los barcos estaban flotando en el agua o si los barcos eran barcos que flotaban en el cielo. Después de que su ciudad fuera destruida, los Anunnakis decidieron regresar a Nibiru, pero antes de irse le presentaron a los humanos conocimientos sobre arquitectura, matemáticas, música y escritura. También enseñaron cómo establecer un sistema de monarquía donde aquellos que mantuvieran pura su línea de sangre heredada de los Anunnakis, tendrían el derecho de mandar a los demás.

También ordenaron la construcción de templos conocidos como Zigurats, que se alinearían con las constelaciones y un día servirían para guiar a los Anunnakis de vuelta a la Tierra. Los textos sumerios no determinan que los Anunnakis existen, pero citan algunos como los principales dioses. La deidad más poderosa de la mitología sumeria se llamaba An o Anu, según la caligrafía de Acadia. Anu era la personificación del cielo y el poseedor de la sabiduría infinita, siendo el más antiguo y vulnerable de los dioses, con santuarios presentes en casi todas las ciudades sumerias.

La diosa Ki representaba la tierra y era la esposa de Anu. La unión entre Anu y Ki dio origen a Anunaki, una palabra que puede ser traducida como hijos del cielo y de la tierra. El primer Anunaki fue Enlil, señor del aire, los vientos, las tormentas y responsable de mantener el cielo y la tierra a una distancia segura entre sí. Enki, el poderoso dios de los océanos y los ríos, siendo el patrón de Iridu, y más tarde su culto se extendería a otros pueblos como los cananeos, hititas y hurritas. La luna también tenía una regla, llamada Nanna, adorada por ser un dios de la sabiduría y la curiosidad, siendo responsable de enseñar conceptos científicos y astronómicos a los seres humanos.

El dios Utu era la personificación del sol y el defensor de la justicia, la verdad y la moralidad. Utu viaja a través de los cielos en su sagrado carruaje que emite un brillo tan fuerte que es capaz de iluminar el mundo. La diosa Inanna era la hermana gemela de Utu, diosa de la fertilidad, la guerra y el poder político también llamada la reina celestial, y una de las diosas más adoradas de Mesopotamia, siendo adoptada por los Acadios, Babilonios y Asirios bajo el nombre de Ishtar. El culto a los Anunnaki fue compartido por muchos pueblos de la Mesopotamia, recibiendo nuevas historias y divinidades a medida que las edades avanzaban, pero siempre manteniendo una escena increíblemente detallada. La historia de los Anunnaki escrita por los sumerios está llena de referencias científicas y astronómicas muy avanzadas para la época que fueron escritas, ya que, como lo hicieron, sigue siendo uno de los mayores misterios de la humanidad.