Por Alejandro Maidana

Es indecoroso de nuestra parte, insistir que solo los humanos sufren, si nosotros mismos nos portamos de una manera tan indiferente frente a los demás animales. (Carl Sagan)

Matar por “deporte”, una práctica tan abominable como explicita que parece haber encontrado en la provincia hermana de Entre Ríos, un espacio donde saciar su sed con total impunidad. Si bien hay plena conciencia de que este tipo actividades como la caza deportiva, destruyen la fauna nativa y contaminan el agua con plomo, los cotos de caza siguen adelante ofertando un turismo que de aventura no tiene absolutamente nada.

En 2022 la Dirección de Recursos Naturales de la provincia de Entre Ríos, luego de dos años en que las temporadas de caza no se habilitaran en la provincia de Entre Ríos debido a la pandemia, vuelve a permitir en temporada la caza de cinco especies de aves autóctonas en distintos puntos de la provincia de Entre Ríos. Cabe aclarar en este sentido que la Dirección de Recursos Naturales, que es el organismo de aplicación en este caso, tiene la potestad de habilitar durante la temporada, que son tres meses, la temporada de caza que se dice, habilitar esta temporada con algunas pocas especies, o sea habilitarla para la caza de algunas pocas especies.

En este caso se habilitó la caza de cuatro patos migratorios y de la conocida como perdiz, que en realidad es un inambú, además de la liebre que es exótica. Hace 40 años que la provincia de Entre Ríos ha sido atacada, avasallada y diezmada por los famosos cotos de caza. Cabe destacar que los mismos responden a las empresas de Turismo Aventura ¿Qué aventura no? Quizás se trate de la aventura de aniquilar nuestra fauna, sobre todo a las aves que es este caso puntual, y a los patos para aportar mayor precisión.

Desde distintas instituciones, en este caso fueron nueve, consideraron que se trataba de un grave error el que cometía la Dirección de Recursos Naturales, debido a que luego de dos años de pandemia, la provincia había sufrido dos años muy fuertes de sequías, que incluso implicaron grandes incendios en todo el territorio, pero fundamentalmente y los que cobraron más notoriedad, son los que ocurrieron en el delta entrerriano. Allí hubo grandes incendios de pajonales y pastizales fundamentalmente, alterando el hábitat de las aves acuáticas en general, que no se pudieron reproducir, y seguramente muchos pichones y muchas nidadas habrán perecido a causa del fuego.

Sin tener en cuenta esto, la Dirección de Recursos Naturales habilitó la caza igualmente y sin contar con ningún tipo de estudios de las poblaciones, de los estados poblacionales de las especies que se habilitaban para esta repúdiale práctica, es decir, básicamente eligieron las especies a dedo, sin ningún tipo de fundamentación. El único objetivo tenía como fin alimentar a un comercio que en Entre Ríos es muy fuerte, hacemos referencia al de los cotos de caza. Establecimientos, predios rurales, en los cuales el propietario permite el ingreso de gente a matar animales, autóctonos, por supuesto, silvestres, y que para ello le paguen.

Básicamente es esto, una burda matanza de animales silvestres, un negocio que implica grandes masacres. Los cotos traen cazadores extranjeros, fundamentalmente y en su gran mayoría de Estados Unidos y de Europa, paradójicamente en sus países de orígenes la caza de especies autóctonas está prohibida, pero ellos vienen a hacerlo aquí, ya que Entre Ríos les abren la puerta para que se puedan producir aquí en nuestro territorio esas matanzas. Cuando digo Entre Ríos, me refiero al gobierno de Entre Ríos, que es el que permite esto”, sostuvo Gabriel Bonomi, integrante de CEYDAS (Centro para el Estudio y Defensa de las Aves Silvestres).

Existe un gran lobby, un negocio realmente millonario, los cazadores que llagan a estos arrabales del globo pagan en dólares o en euros, con el peso que tienen esas monedas aquí en Argentina. “Además las excursiones de caza son costosísimas, es para gente de un poder adquisitivo muy alto. En general no vienen cazadores argentinos por este motivo, sino que entre el 95 y el 99% son cazadores extranjeros que vienen aquí y realmente las ganancias son millonarias. Para unos pocos, esto hay que decirlo, se producen grandes matanzas de animales autóctonos, pero las ganancias son para muy pocas personas que son en general los dueños de los cotos y unos muy pocos empleados que utiliza este nefasto comercio. Y esto no lo estoy diciendo yo, lo dijo incluso la justicia, que expresó que el derrame económico en la sociedad que producen estos cotos es absolutamente ínfimo”.

Los grandes ganadores de esta actividad son los dueños de los cotos y los estancieros, personas que debido a esta actividad pasaron a tener un estatus por fuera de lo normal y de lo que se acostumbra. “En 2022 las 9 ONGs, todas ambientalistas o animalistas, presentamos un recurso de amparo ante la justicia de la provincia para que se anule esa resolución que, como te dije, no tenía ningún tipo de fundamentos. Luego de poco más de un mes, el juez anuló esta resolución, no solo que la anuló, sino que la declaró inconstitucional. Esto marcó un hito en la historia, incluso del derecho argentino, porque nunca en la historia de nuestro país había sido cortada una temporada de caza. Nunca se había dado marcha atrás con una temporada de caza, y por primera vez también en la historia del derecho argentino, se declaró a animales silvestres como seres sintientes. Esto implicó un gran triunfo para la conservación, no solo aquí en Entre Ríos, sino a nivel nacional”.

Dadas estas circunstancias, un organismo que es la CATCIC, que es la Cámara Argentina de Turismo Cinegético y Conservacionismo, principal promotora de la caza en el país, y que básicamente sus integrantes son los dueños de los cotos de caza o gente vinculada con la actividad cinegética, la de la caza, o de vendedores de armas, decidieron en algunas provincias que estaban causando problemas, sobre todo Entre Ríos, hacer relevamientos por su propia cuenta de las especies de pato para saber los estados poblacionales. “Ese fue el principal argumento por el que nosotros habíamos presentado el recurso de amparo y lo habíamos ganado. Esto ocurrió a fines del año pasado, realizaron relevamientos en Entre Ríos, en La Pampa, en Buenos Aires y con esos relevamientos este año, como fundamento, el gobierno de Entre Ríos, la Dirección de Recursos Naturales, como dije, vuelve a habilitar la caza a pesar de contar con un antecedente muy fuerte en el año anterior en el que se había declarado inconstitucional la resolución que la habilitaba. Nuevamente volvemos a presentar el recurso de amparo, cuatro instituciones este año en contra de esta resolución de la Dirección de Recursos Naturales y prácticamente se comió toda la temporada porque nosotros presentamos la resolución pero la justicia tardó muchísimo en resolver, afortunadamente el fallo vuelve a ser contundente, la justicia otra vez vuelve a anular la resolución, este año corta la temporada cuando ya se estaba terminando, declara a la resolución por segundo año consecutivo inconstitucional y violatoria de la constitución de Entre Ríos, y violatoria de tratados internacionales de protección del ambiente como son el Acuerdo de Escazú y el Convenio de Diversidad Biológica de Ríos a los que Argentina adhiere por ley”.

No conforme con este fallo, el gobierno de Entre Ríos apeló, si bien dicha apelación no llegó a tener un fin concreto puesto que ya la temporada se estaba terminando. “Es preciso remarcar que en cotos de caza no se respeta ni las especies que se prohíben cazar, no se respetan los cupos, es decir, la cantidad de piezas que se pueden cazar por persona, y ni siquiera se respetan los lugares donde se permite cazar y donde está prohibido. Básicamente hay un descontrol, o sea, el control es muy pero muy ineficiente y débil por parte de la dirección de fiscalización de la provincia de Entre Ríos. Vale la pena destacar que esto también sucede en Santa Fe, sobre todo en los cotos de caza que hay en el norte de la provincia, siendo los departamentos de Vera y San Javier donde se concentran los cotos. Se aniquilan decenas de miles de ejemplares, el único estudio que hay en la provincia de Entre Ríos sobre la cantidad de ejemplares que se matan en los cotos, es uno que realizó la ingeniera María Elena Zaccagnini en 1992, o sea, hace 31 años, donde en ese periodo de tres meses, que es la temporada, se cazaron en la provincia solamente en los cotos medio millón de patos”.

Si bien el número arrojado es tan demoledor como deleznable, luego de ese informe no se realizó ningún otro estudio en la provincia de Entre Ríos acerca de la cantidad de ejemplares que se matan, lo que habla del absoluto descontrol, y la absoluta impunidad con la que se manejan estos establecimientos de caza. “Incluso se los llama, es la misma provincia en sus resoluciones que menciona esta actividad con un eufemismo, para no decir algo que causa rechazo, que sea de mal gusto, lo decís de manera más suave. Entonces aquí decir coto de caza en Entre Ríos causa el rechazo de la mayoría de la gente, entonces ellos utilizan términos como turismo cinegético o turismo aventura para nombrar a estos establecimientos. Básicamente son burdos lugares de matanza de animales, es así de simple, donde cómo te digo, se matan cientos de miles de ejemplares. Otra de las cuestiones muy pero muy graves, que implica la instalación de estos establecimientos habilitados por los gobiernos, tiene que ver con la contaminación por plomo de los perdigones de las escopetas, vos sabes que cada cartucho de escopeta tiene cientos de perdigones de plomo que se dispersan en el ambiente. Estos al tomar contacto con el agua, ya que la mayoría de estas actividades se realizan en humedales o en arroceras, por ejemplo, liberan al ambiente toda su toxicidad, contaminando el agua, contaminando el suelo, las plantas, los animales, incluso el propio cultivo que nosotros consumimos”.

En estudios que se han realizado en la provincia de Santa Fe, más precisamente en cotos de caza, se ha encontrado plomo hasta en el propio grano del arroz, esto es de una gravedad inconmensurable, ya que el plomo provoca una enfermedad que se llama plumbismo, que afecta el sistema nervioso. “Esto no está absolutamente comprobado, el plomo es altamente tóxico, incluso hay un estudio de la agencia internacional para la investigación del cáncer, la IARC, por sus siglas en inglés, que indica que el material inorgánico que contienen los perdigones de plomo es altamente contaminante y probablemente cancerígeno, acá estamos hablando ya de un problema que trasciende lo meramente ambiental y ya se convierte en un problema sanitario que afecta a la salud misma de las poblaciones rurales próximas a los cotos. La gran concentración de plomo, estamos hablando de toneladas de plomo que se derraman en el ambiente con cada escopetazo, esto resulta nefasto para el ambiente”.

Por último, y para concluir un intercambio tan esclarecedor como profundamente preocuoante, Gabriel Bonomi sostuvo que “la caza es una actividad que ya resulta anacrónica, que la gente ya rechaza y repudia por considerarla violenta, por considerarla cruel con los animales, y por considerar que atenta contra el patrimonio natural y cultural de los propios entrerrianos o santafesinos. Estamos hablando de que, en nuestra provincia, gracias a esta actividad, que, como repito, beneficia a muy pocas personas en detrimento de la salud de la población y de la salud del ambiente, donde se matan cientos de miles de aves y se contaminan los humedales y los cursos de agua con el plomo de las municiones. El mensaje básicamente es que este grupo de ONGs que estamos trabajando en el tema, trata de que estos establecimientos se reconviertan de alguna manera, o tiendan a reconvertirse, en actividades que establezcan un vínculo más estrecho con el ambiente, que sean sustentables y que apunten a una apreciación, a un disfrute, a un respeto hacia la naturaleza y no hacia su destrucción”.

Las cuatro ONGs que presentaron el Recurso de Amparo este año son todas entrerrianas, tres de ellas animalistas que son Ayuda Animal de Concepción del Uruguay, ECOGUAY de Gualeguay y Conciencia Animal de Concordia, además de la entidad a la que pertenece Gabriel Bonomi denominada CEIDAS, que tiene su sede en la ciudad de Concordia. El grupo de abogadas con el que están trabajando y que las patrocinan, son la doctora Cecilia Domínguez, de la ciudad de Villaguay, Aldana Sasia del Foro Ecologista de Paraná, y la doctora María Fernández Benetti, de Gualeguaychú.

Mas voces de denuncia y resistencia se suman contra los cotos de caza

Ana Ardaiz de Rosenfeld integra la organización Ecoguay, y es una ferviente proteccionista que se encarga de destinar parte de su vida al cuidado de animales silvestres y domésticos. En dialogo con Conclusión indicó que tiempo atrás recibió un libro editado en el extranjero, más precisamente en Estados Unidos, y que el mismo especificaba las zonas donde se podía cazar. “Incluso ellos, los extranjeros que vienen a diezmar, matar y a saciar su sed de sangre, expresan en ese libro que somos como primitivos. Allí comentan por ejemplo que ni sillas hay en los lugares que son utilizados para descanso. Todo muy peyorativo, se burlan, un espanto, y tienen un mapa en ese libro, donde marcan dónde hay patos y perdices, y otras aves hay para poder cazar”.

Eso en cuanto a una bibliografía que pudo mencionar, pero en cuanto a lo empírico, en cuanto a lo que ha vivido, puede asegurar que ha sido una lucha muy solitaria. “Si bien la empecé en el año 2000, hay que decir que desde el año 90 está esta gente, y antes también, porque recuerdo que cuando volvió la democracia, una de las aperturas al mundo fue la propaganda de la caza. La Argentina propició la caza para que venga esta gente tan desaprensiva, asesina, que nos deja la plata manchada de sangre, y que, tanto para los habitantes como para el gobierno, no queda absolutamente nada”.

En la década del 90 se llevaban a los patos embalsamados como trofeo, los hacían embalsamar en Gualeguay, en Victoria y en la zona de Gualeguaychú. Esta zona es una zona de humedales, y según la ley de caza, está vedada para esta práctica. “Sin embargo, es precisamente donde ellos cazan. Tengo una anécdota para contarles, muy triste, haciendo relevamiento para realizar a posteriores castraciones, encontramos en la zona del rincón de Nogoyá, departamento Victoria, parvas de patos en la banquina, en una callecita medio escondida, cerca de la comisaría, el lugar se llama Los Cerros. Allí hizo la abogada Cecilia Domínguez realizó la denuncia pertinente, ya que fuimos testigos de lo que allí ocurría. Pueden creer ustedes que alguien alertó sobre lo sucedido y al otro día fueron y los sacaron, pero no fueron muy idóneos en el hacer, sino que dejaron un pato todo maltrecho en el lugar y muchas plumas. La Fiscalía de Victoria asegura que no había nada ¿A dónde fueron a buscar? Un guía del coto de caza que funciona en esa zona, fue el que mandó a tirar los patos y a dárselos a un vecino, un mal vecino que hay en esa zona, para que alimente los perros”, enfatizó Ana Ardaiz.

Quienes denunciaron, seleccionaron en aquel momento unos 12 o 15 patos para poder contar con un argumento concreto, entre ellos se encontraba el pato gargantilla, una especie en vías de extinción. “A esta hay que sumarle la del pato maicero y de collar, tres especies que tienen prohibida en su caza. Sin embargo, había siete patos gargantilla en esa enorme parva de aves muertas, de ejemplares del pato gargantilla ¿Qué pasa con el gobierno de Entre Ríos y los funcionarios de recursos naturales correspondientes? ¿Cómo puede ser posible que se satisfagan con dinero manchado de sangre de los animales? Es tremendo todo esto”.

En los últimos días, un dron capturó fotografías de un barco escondido en el riacho Los Tiestos, dentro del mismo se encontraban cazadores haciendo estragos dentro del humedal ¿Quién lo permitió? “Eso está totalmente prohibido y se lleva delante de manera desprejuiciada. Pero para poder graficar el grado de impunidad de esta gente, es menester visibilizar lo que nos sucedió el día miércoles. Llevando adelante nuestra tarea proteccionista, la de alimentar a perros abandonados, en uno de los tarros que utilizamos y que se encuentra cerca de la ruta, nos dejaron una bala, un claro mensaje mafioso. La denuncia se realizó en la comisaría de Laguna del Pescado, allí la policía sostuvo que se trataba de una bala que había sido martillada y quedó inutilizada.” Existen tres posibilidades de donde puede provenir ese mensaje, pero consideramos que se trata de los cotos de caza, ya que hemos denunciado a uno de los guías y esto no ha caído para nada bien. Cabe destacar que también estamos peleando por terminar con las jineteadas, pero consideramos que desde ahí no se desprende la amenaza. Seguimos denunciando y visibilizando, habiendo logrado anteponer un recurso de amparo, sabemos que peleamos contra un poder mafioso, pero no vamos a bajar los brazos”, concluyó.

Quién también acercó su testimonio sobre la enorme problemática que refieren los cotos de caza, fue Ramón Velásquez, docente e integrante del Foro Ambiental Gualeguay. “Sobre lo que se denomina turismo cinegético, y que se lleva delante de manera indiscriminada en la provincia de Entre Ríos, nosotros como organización, como sociedad, como sociedad civil y como personas, entendemos que se trata de hechos lamentables. Ya que se lleva adelante una práctica donde el que manda es el ser humano, acabando, arrasando, aniquilando, matando nuestra fauna autóctona, en este caso la mayoría vienen a cazar patos o aves en esta zona, pero en todo el país hay otras especies que se aniquilan, que se matan por el hecho de hacer puntería o tiro al blanco”.

Para matar patos se utilizan de armas de fuego con balas de plomo, situación que genera un daño al ambiente irremediable. “No se trata de una cuestión, un problema o una inquietud de los ecologistas, los proteccionistas o los defensores del ambiente, se trata de una situación que tiene que interesarle y preocuparle a la sociedad toda. Debe quedar claro que estamos hablando de que se trata de un beneficio económico importante tan solo para unos pocos, donde se aniquila prácticamente los bienes comunes o recursos de todos. Volvemos a reiterar y a poner en foco que el gobierno de Entre Ríos tiene mucha responsabilidad en estas políticas, ya que cuando suceden estas cosas lo hacen a puerta cerrada, no lo hacen democráticamente, ya que debería tener mayor consenso, pero esto se hace detrás del escritorio, con unas pocas personas y siempre con la presión de las organizaciones, o sea, de los cotos de caza”.

En Gualeguay se ha formado una ONG que lleva adelante estudios de impacto ambiental y estudios de poblaciones, según la cantidad de patos que haya es lo que se puede llegar a matar. “Días pasados, la noticia estuvo en Gualeguaychú, donde cazadores norteamericanos fueron detenidos con unas 70 especies que están en peligro de extinción, que están prohibidas, con todas las irregularidades. Se trató de una noticia que se filtró, imaginemos las que no alcanzamos a ver, las que no nos enteramos, porque los cotos de caza siempre están y sus actividades se realizan campo adentro. Se contratan campo y estancia, allí dentro se lleva la práctica adelante. Esto se trata de soberanía nacional, y son los gobiernos los que entregan nuestros bienes, es una situación que genera vergüenza, pero vuelvo a reiterar, no es una cuestión que tengamos que atender solamente los proteccionistas o los ambientalistas como a veces se nos denomina, es una problemática social”.

Hoy el gobierno de Entre Ríos está entregando libros en las escuelas, por ejemplo, a través del Consejo General de Educación. Libros que tienen que ver con las aves, plantas, árboles y peces del río Uruguay. Pero por el otro lado, omiten controlar este tipo de prácticas. “A eso sí, cuando se entrega el libro, lo hacen abiertamente y públicamente y a la vista de todos, pero cuando se toman estas decisiones de poner en juego los bienes de todos, lo hacen a puerta cerrada. La verdad que vuelvo a insistir, el gobernador de nuestra provincia en materia ecológica, en materia ambiental, en materia de preservación y de conservación, ha sido un desastre, un verdadero entreguista en todos los bienes. Esta política de matar, de aniquilar se tiene que terminar. No podemos permitir que se mate un solo pato más por diversión o por placer. Obviamente que lo llevan adelante las personas con poderío económico, ya que, si el pobrerío utilizase un arma para poder cazar y de esa manera llevar la comida a su casa, sería rápidamente detenido y puesto a disposición de la justicia”, enfatizó Ramón Velázquez.