Por Federico Morel

El sueño de volar es bastante recurrente en los humanos desde tiempos inmemorables. Desde la mitología griega, con Icaro y sus alas de cera, hasta Leonardo Da Vinci y su increíble estudio de las aves para poder desarrollar aparatos que imitaran el vuelo de las mismas.

Hoy en día existen muchos sistemas de vuelo que permiten concretar el sueño de muchas personas de sostenerse en el aire. Y, aun más, existe una profesión que se desarrolla en los cielos: tripulante de cabina de pasajeros (algunos la conocerán a las mujeres que la desarrollan como azafatas), carrera profesional que, a diferencia de otros tiempos, incluye a los hombres para que puedan ejercerla.

Ariana Forte, tripulante de cabina de pasajeros, docente y directora de la Academia Aeronáutica Sierra Charlie de la ciudad de Rosario, contó a Conclusión su experiencia como trabajadora en los aviones y la posibilidad que existe de “cumplir el sueño de volar” dentro del ámbito laboral. «Se acaban los problemas cuando volás», dice Forte.

-¿Qué es ser tripulante de cabina de pasajeros?

-En el principio de la historia se conocía como azafata a nuestra profesión, a nuestra actividad. Con el trascurrir del tiempo esta actividad se transformó en una carrera profesional. La carrera aeronáutica de tripulante de cabina de pasajeros. Esta carrera esta reconocida por la ANAC que es la administración nacional de aviación civil. A partir de que hubo en Argentina ciertos accidentes e incidentes donde estaba involucrada el desempeño de las tripulaciones de vuelo es que comenzamos a tener una licencia, un certificado de competencia.

-¿Recordás alguna situación compleja en vuelo?

-En 24 años de vuelo estoy agradecida que no tuve nada grave. Sí tuve situaciones como el tren de aterrizaje trabado y que el avión no pudiera aterrizar. Pero uno confía en que está con profesionales. Los pilotos siempre dan la tranquilidad que los pasajeros necesitan y, sobre todo, la tripulación de cabina de pasajeros en nuestro país está muy preparada. Tenemos una entidad en aplicación que es muy rigurosa con todos los requisitos que hay que cumplir.

-¿Cuál fue este accidente que marcó el proceso para profesionalizar la carrera?

-Fue el accidente de LAPA en agosto de 1999 donde el avión no pudo despegar desde Aeroparque, donde perdieron la vida 63 pasajeros. Entonces es a partir de ahí que la justicia pone en juicio el desempeño de la tripulación de cabina. Se cuestionaba por qué no abrieron las puertas. Todos los pasajeros sobrevivientes cuestionaban por qué no se abrían las puertas y la verdad fue que las tripulantes tuvieron un enorme desempeño en ese momento  porque había fuego del otro lado y por eso no abrieron las puertas. Entonces la justicia en ese momento, más un decreto impulsan una ley para que exista la licencia de tripulantes de cabinas de pasajeros. A partir de hace cuatro años se habilitan escuelas y centro de instrucción.

-¿Qué aptitudes deben cumplir las personas que están interesadas en esta profesión?

-Los requisitos para poder ingresar a la línea aérea son: saber nadar, saber inglés, tener peso acorde a estatura y gozar de buena salud, es decir que los cinco sentidos estén aptos, porque nuestra tarea principal es poder actuar ante una emergencia. Esos son los requerimientos que pide la línea aérea más la licencia de tripulante de cabina de pasajeros.

-Es un oficio que utiliza muchos los valores humanos.

-Es una actividad al ciento por ciento con los valores humanos. Primero que trabajamos en equipo. Somos muchas las personas que intervenimos en la actividad nuestra. Entonces cuando el pasajero llega con lo que más se va estar enfrentando es con el personal de cabina de pasajeros, es como el relaciones públicas de la empresa, es la cara visible.

-¿Qué salida laboral tiene esta carrera en la Argentina?

– Gracias a dios hay mucho trabajo para los que trabajan en tierra y en check in. Hay un crecimiento que genera trabajo genuino. Hoy estamos en un crecimiento similar al año 99. Después de la caída de las Torres Gemelas mermó. Hay un crecimiento, hay una expectativa, ya que entraron empresas de afuera y vienen a buscar tripulantes argentinos. Las empresas del extranjero no exigen el curso, pero lo valoran a la hora de tomar gente.

-¿Por qué recomendás esta carrera?

– Yo creo que es uno de los mejores trabajos del mundo. Si bien yo me dediqué mucho tiempo a volar, creo que todos tendrían que tener ese minuto para estar en el aire, un año por lo menos. Cuando uno es tripulante de cabina se puede vivir muchas cosas que no se viven en lo cotidiano. Es una burbuja, se acabaron los problemas cuando volás.