Por Alejandro Maidana

Varias ONGs ambientalistas y animalistas habían interpuesto un Recurso de Amparo para que se derogara la controvertida medida de la Dirección de Recursos Naturales que luego fuera anulada por el juez Marfil. Sin embargo, el Gobierno apeló la decisión, llevando el litigio hasta el Superior Tribunal de Justicia. Ahora, tras haberse expedido este Tribunal, la caza deportiva menor de especies autóctonas quedó totalmente prohibida en la provincia.

Gracias a este histórico fallo, una actividad tan cuestionada como insostenible, vuelve a ser regulada con el enorme desafío por delante de que los controles estén a la altura de las circunstancias. Mientras que el país enfrenta un ecocidio de enormes características, la soberbia y peligrosidad que atraviesa al humano, sigue adelante con la idea de matar por placer, una acción que lejos está de la caza por supervivencia.

Mientras que el mundo reclama un necesario cambio de paradigma a la hora de relacionarnos con todo lo que nos rodea, aquellos que no pueden levantar su vista que permanece impertérrita en su ombligo, se regocijan con matar por “deporte”. En la sociedad, hay plena conciencia de que este tipo actividades como la caza deportiva, destruyen la fauna nativa y contaminan con plomo el agua, ese vital elemento por el cual algunas naciones ya han elevado sus alertas por la faltante.

Amenazan a quienes denuncian y se oponen a matar por placer

En los últimos días aquellos que pasan sus días tirándole a los patos y a todo lo que se mueve, no dudaron en manifestar su enojo con quienes buscan frenar la caza deportiva. La engorrosa situación se manifestó en Entre Ríos, cuando Ana Ardaiz de Rosenfeld, quién integra la organización Ecoguay fue violentada por una persona que se dedica a la caza ilegal. “Hace 25 años que venimos luchando contra estas prácticas aberrantes, por eso se sienten molestos e incómodos”, le dijo a Conclusión.

Son muchas las voces que se levantan cotidianamente y por distintas situaciones en la provincia hermana, denuncian una y otra vez que en Entre Ríos existe una gran impunidad. “Estas personas que llegan para realizar estas repudiables actividades, dejan dólares, euros, pero considero que a la provincia no le llega absolutamente nada, ya que se van perdiendo en el camino. El pasado 10 de julio, yendo con rumbo a Victoria, ya que en Ecoguay también velamos por la vida de los animales, nos encontrábamos controlando las guaridas de aquellos perritos abandonados sobre la ruta a los cuales nos encargamos de alimentar. Así fue como nos topamos con esta desagradable situación”, enfatizo.

Buscando y preguntando a uno de los arrendatarios sobre un gatito negro al cual también alimentaban en el sitio, observaron cómo sobre la ruta se detenía una camioneta color gris plata. “De la misma desciende un hombre vestido de safari, de caza, y comienza a insultarme sin ningún tipo de reparo alguno. Se trataba de una de las personas que llevan adelante los cotos de caza, una viene luchando hace tiempo contra la acción misma, no contra las personas, por ello no sabía de quién se trataba. Este sujeto detiene las amenazas cuando percibe que dentro del auto en que me trasladaba, había más personas de Ecoguay que me acompañan en las acciones”.

La violencia ejercida sobre los animales, se ramifica en la búsqueda de amedrentar a aquellos que no se resignan a luchar por un ecosistema en donde todos los seres vivos puedan pulular libremente. “Entiendo que esta persona que se dedica a matar por diversión, me tuvo que haber ubicado a través de la mira telescópica de su arma, ya que, si bien hasta llegar al lugar escuchábamos tiros, no pudimos percibir la presencia física de ningún cazador. Hace 25 años que venimos luchando contra estas prácticas aberrantes, por eso se sienten molestos e incómodos. Si bien han sido investigados y se pudo comprobar el ecocidio, no cesan en su cruel divertimento. La denuncia ya se encuentra radicada, y pesa sobre el una restricción de acercamiento de 90 días, ya que yo ando mucho por la ruta 11 y el también”, concluyó Ana Ardaiz de Rosenfeld.