Por Alejandro Maidana

No hay comunión más maravillosa, sincera y visceral, que aquella que se da en torno a los saltos y rebotes de una pelota. Es en ese momento dónde los duendes, cancheros de los potreros más bravos, trascienden ese plano que los separa de una pared, una gambeta, un grito de gol y una patada a la altura de la canilla.

Un momento en donde la tierra se detiene, haciendo añicos las preocupaciones mundanas y las dudas existenciales. El fútbol, ese que se lleva puesto las agendas más rígidas y las profesiones correctas y de buen vestir, ese que iguala las clases sociales, y que tanto en la alegría como en la tristeza, golpea con la misma fuerza a los distintos colores que forjan una camiseta.

Es por ello que Pablo Cerra, abogado y apoderado de la UOM Rosario, no dudó en dar ese paso que muchos soñamos, pero aún no nos animamos, el de parir un libro que hable de fútbol, del otro fútbol, ese que se jugó con amigos y que quedó marcado como estigma para toda una vida. El prólogo es de Hernán Lamberti, integrante de esa barra que no dudó a la hora de aportar su sello.

El libro es una linda aventura llevada adelante con varios amigos, que aparte de compartir nuestros días, formábamos parte de un equipo de fútbol.

“Salgamos Jugando”, ese fue el título elegido para que haga las veces de ariete de un compilado de historias dignas de ser escudriñadas. Pero como si el tentador menú fuera poco, lo recaudado será destinado a dos organizaciones que dan la pelea en otro terreno, en el de arrancarle una sonrisa a los desvalidos. Tanto el Comedor y Centro Cultural Dorita (Pacheco 657), y el Club María Madre La Lata (Presidente Quintana al 1500), serán los beneficiados.

Pero para conocer los detalles tras bambalinas, Conclusión dialogó con Pablo Cerra, el padre de «Salgamos Jugando«. “El libro es una linda aventura llevada adelante con varios amigos, que aparte de compartir nuestros días, formábamos parte de un equipo de fútbol en una de las tantas ligas amateur que existen en la ciudad. Fueron muchos años de anécdotas y vivencias grupales, allí nace la idea de compartirlas y hacerlas públicas”, indicó el autor.

Es un cuento breve y llevadero, que persigue como único fin poder colaborar con dos entidades, como son el Comedor y Centro Cultural Dorita y el Club María Madre La Lata.

Un compendio repleto de matices que intenta visibilizar a través de la magia de la lectura, aquellas acciones que permanecen como abrojo en la vida de los protagonistas. “Es un libro que seguramente el lector o la lectora que hayan disputado este tipo de competencias, se verá reflejado o reflejada con seguridad en las anécdotas que están relatadas. Es un cuento breve y llevadero, que persigue como único fin poder colaborar con dos entidades, como son el Comedor y Centro Cultural Dorita y el Club María Madre La Lata. Destacando que algunos amigos que participaban de esos encuentros deportivos, hoy llevan adelante estas obras tan importantes en lo social. Quiero destacar que también colaboraron con «Salgamos Jugando» Hernán Lamberti a través del prólogo, y Sebastián González con el diseño”.