Por Alejandro Maidana

¿Qué es lo que hace un ferroviario

cuando le quitan el tren?

Primero se vuelve loco,

Después empieza a beber

«Ramal que para, ramal que cierra», supo decir en una de sus tantas frases que quedaron marcados a fuego el ex presidente Carlos Menem allá por noviembre de 1989. Es preciso destacar que lamentablemente, cumplió con lo que exteriorizó desde su verba. Como dato, sólo en el ramal del Ferrocarril Belgrano quedaron sin recibir el tren aguatero 43 estaciones. La orfandad a la que fueron empujados distintos pueblos y ciudades, terminó por condenarlos al ostracismo.

En Argentina, si bien los censos suelen ser falibles en algunos casos, se calcula que son alrededor de 2.500 los pueblos rurales que se resisten a no desaparecer, ya que el 93% de los habitantes de este país se concentran en los aglomerados urbanos. No es azaroso, a la desaparición del tren, se le sumó un modelo productivo arrasador y expulsivo que colaboró de sobremanera para que la ruralidad hoy se asemeje más a un desierto verde de soja, que a aquella que supimos conocer.

Lo costoso de la movilidad, hizo que aquellos usuarios del tren, decidieran abandonar su lugar natal en búsqueda de un futuro más promisorio en las metrópolis, parteras de las oportunidades, pero socias del cemento, la vorágine y el estrés. El federalismo que impulsaba un medio de locomoción que unía los distintos puntos cardinales de la Argentina, quedó lejos, acentuando la desigualdad, naturalizando el desarraigo y profundizando el centralismo.

La melancolía sigue siendo hasta estos días la moneda de cambio entre aquellos que no se resignan a soñar con la vuelta del hacedor de un sinfín de historias, de un medio tan inclusivo como popular.  Un ariete necesario para que el sueño de viajar, pueda convertirse en una disfrutable realidad para quiénes no están dispuestos a hipotecar el viejo anhelo de unir la república arriba de un tren.

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Mientras que, en 1947, la red ferroviaria total era de 47 000 kilómetros de longitud, hoy ha quedado reducida a poco más 18.000 kilómetros operativos, de los cuales unos 4.000 son para pasajeros y el resto para mercancías. Una realidad que, si bien ha golpeado sin piedad el corazón ferroviario, lejos estuvo de poner de rodillas el deseo de una reactivación que, con la apertura de distintos ramales, parece encaminar su lúgubre destino.

Tanto en Santa Fe como en la provincia de Córdoba, el regreso del tren parece ir consolidándose lentamente. Aquella idea surgida bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y que no pudo extenderse en el tiempo debido a la irrupción de una nueva gestión liberal, parece haber escapado de la marginalidad a la que habían intentado condenarla (nuevamente).

El Tren de las Sierras y su llegada a Valle Hermoso

Desde el mes de noviembre de 2020 se viene trabajando con insistencia en la reactivación de las distintas vías férreas de la zona del Valle de Punilla, ya que, en esta parte de las sierras cordobesas, el tren solo llegaba con su recorrido a Cosquín. La agrupación ATP (Asociación Tren de Punilla) es una de las que vienen propugnando por el recupero de las vías férreas de esa bellísima zona de la provincia, imaginando a Cruz del Eje como final de un majestuoso recorrido.

Una concreta inyección turística y productiva que colaboraría, sin lugar a dudas, en la transformación de un país que necesita de las economías regionales para escaparle a la lógica agroexportadora. Por ello, el regreso del tren a cada inhóspito punto del país, puede significar la llave de acceso a un cambio de paradigma que nos impulse a volver a construir ese país pujante que supimos ser.

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El presidente de Trenes Argentinos, Martín Marinucci, al ser consultado por el viaje inaugural del Tren de las Sierras que se desarrolló partiendo desde La Calera hacia Valle Hermoso, sostuvo que “junto al presidente Alberto Fernández, y el ministro, Alexis Guerrera, nos comprometimos a devolver este servicio a Valle Hermoso y hoy lo estamos concretando. Seguiremos aunando esfuerzos para expandir el servicio a Cruz del Eje y conectar nuevamente a los argentinos y argentinas«.

Como apunte importante, el servicio contará con cuatro trenes diarios de lunes a viernes y el pasaje costará solo 19 pesos, robusteciendo lo inclusivo desde la accesibilidad. Con la intención de conocer las sensaciones que atravesaron a los amigos del tren, Conclusión dialogó con Raúl Zárate, vecino de Capilla del Monte e integrante de ATP (Asociación Tren de Punilla). “Para nosotros la llegada del tren a Valle Hermoso representa una gran emoción que queremos compartirla con todas y todos, ya que ver concretada la lucha de tantos años, de tanto sacrificio, es verdaderamente gratificante”, indicó.

Los vecinos de Punilla pasaron de no tener nada, a fortalecer la esperanza de un momento para el otro, por ello no van a dejar de insistir hasta que se produzca el regreso de un medio de transporte al que consideran imprescindible por lo popular y accesible”. “El esfuerzo por reacondicionar las vías, las estaciones y el desmalezamiento llevado a cabo por el ferrocarril, habla a las claras que detrás de esta vuelta no solo estamos lo que amamos el tren, sino también la pata política que tanta falta hace para poder traccionar. La apertura de un nuevo ramal nos hace ilusionar que en 90 o 100 días podamos estar hablando de la llegada del tren a La Falda, al menos eso fue lo que vaticinó el presidente de Ferrocarriles Argentinos Martín Marinucci”.

El trabajo que se hace para el recupero de los ramales es muy intenso, al desmalezamiento hay que sumarle una profunda limpieza de las vías, ya que suele encontrarse desde cemento, a muchísimas otras cosas que dificultan el rápido avance. “El deseo máximo que tenemos todos, es poder contemplar la llegada del tren a Cruz del Eje, una ciudad ferroviaria por naturaleza, consideramos que eso puede darse recién el año que viene, ya que se deben transitar algunas etapas previas como La Cumbre y Capilla del Monte. Estamos muy cerca de que nuestro sueño se convierta en realidad, un hecho que nos llena de felicidad a los que aún seguimos luchando, y en memoria de los que ya no están y han compartido el camino”, concluyó Raúl Zárate.