Los dos aspirantes a la Presidencia de Francia, el liberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, protagonizaron hoy duros cruces en el único debate antes de la segunda vuelta electoral del próximo domingo y elevaron la tensión en esta recta final dominada por la caza desesperada de los votos de los indecisos y los que podrían abstenerse.

La pulseada televisada entre Macron y Le Pen duró más de dos horas y media y se desarrolló en un clima inusualmente duro en el que se lanzaron munición pesada, se interrumpieron muchas veces e incluso intercambiaron fuertes acusaciones.

Nunca antes Francia había sido testigo de un debate tan áspero entre dos candidatos al Elíseo como el que mantuvieron Le Pen y Macron, neófitos en la materia y que chocaron no sólo en sus políticas, sino también en la dialéctica.

Además, fue la primera vez que una candidata de extrema derecha participaba en un cara a cara televisivo antes de un balotaje presidencial ya que en 2002, cuando Jean-Marie Le Pen superó la primera vuelta, su rival, el conservador Jacques Chirac, se negó a debatir con él.

En un picante inicio del cara a cara, Le Pen -a quien los sondeos dan como perdedora- acusó a Macron de ser el «candidato de las finanzas» y de la «globalización salvaje», y un heredero del actual gobierno socialista, del que fue ministro de Economía.

Macron no rehuyó la batalla que planteó Le Pen y calificó a su rival como la «heredera» del partido «xenófobo» fundado por su padre y como una dirigente de la vieja política.

La líder de la extrema derecha se presentó, en cambio, como «la candidata del pueblo, de su cultura, su civilización, su unidad, de la nación que protege a los ciudadanos y las fronteras frente a la globalización y el islamismo».

Ante los ataques de Le Pen, Macron se defendió poniendo de manifiesto la falta de «finura» de Le Pen y su falta de deseo de buscar «un debate democrático».

Sin embargo, su gran arma fue repetir, casi hasta el hartazgo, que su rival no tiene un programa para gobernar Francia y que todo su discurso «se asienta en las mentiras».

Ajena a las críticas, Le Pen le respondió pintando un panorama apocalíptico: acusó a la Unión Europea (UE) de impedir el desarrollo económico de Francia y ratificó sus recetas de patriotismo y nacionalización que le permitieron llegar a la segunda vuelta, 15 años después del batacazo que dio su padre y que aún recuerdan millones de franceses como una herida abierta.

Por su parte, el candidato del movimiento ¡En Marcha! consideró «irreales» las propuestas de Le Pen y propuso reformar el país para hacerlo más competitivo, al tiempo que se comprometió a impulsar una Europa que proteja a sus ciudadanos.

Acusado de «arrogante» por Le Pen, el ex ministro no dudó en arremangarse, elevar el tono y hasta hacer uso de un tono irónico y duro que no suele utilizar. Macron sacó a relucir esta nueva faceta especialmente cuando su rival planteó el tema de la lucha contra el terrorismo.

La candidata ultraderechista acusó a Macron de «complacencia con el fundamentalismo islamista», a lo que el joven liberal respondió que «nada desean más los yihadistas que la victoria de Le Pen», porque, a su juicio, «buscan la radicalización y la guerra civil» a la que ella «llevará al país» si gana.

El otro gran tema del debate fue la UE y el rol que dentro de ella juega Francia.

Le Pen señaló que la salida de la UE ahorrará al país 9.000 millones de euros que devolverá a los franceses «porque les pertenece a ellos», a lo que Macron la corrigió y explicó que el aporte de París al bloque es 3.000 millones de euros menor. Además, sostuvo que una salida del mercado común no provocaría un ahorro masivo y uso como ejemplo las actuales negociaciones del Brexit entre la UE y el Reino Unido.

Para Macron, la salida del euro que propone su rival provocaría una pérdida de competitividad de la economía francesa que incrementaría el déficit o la deuda del país.

La postulante euroescéptica y xenófoba evitó la discusión de número y buscó un ataque más simplista y efectivo: gane quien gane el próximo domingo, «una mujer dirigirá el país, «yo o (Angela) Merkel», sentenció, haciendo referencia al liderazgo de la canciller alemana sobre la UE.

Al terminar el debate, 63% de los espectadores consideró “más convincente” a Macron, frente a 34% que se pronunció a favor de Le Pen, según una encuesta elaborada por la firma Elabe para la emisora BFMTV.

El candidato liberal fue también el mejor calificado por 58% de los votantes del conservador Francois Fillon, tercero en en la primera vuelta, y por 66% de los electores del izquierdista Jéan-Luc Mélenchon, cuarto en los comicios.

Después de 10 días de una campaña despiadada, Macron sigue liderando los sondeos de cara al balotaje, con alrededor de 60% de la intención de voto, pero ha perdido entre uno y cinco puntos desde la primera ronda, el 23 de abril pasado.