En una nueva edición de Café Internacional, se analizaron temas de distintas geografías pero de igual complejidad. En primer lugar, se abordó lo que dejó la Cumbre CELAC-UE en cuanto a resultados políticos. En segundo término, se tocó nuevamente el convulsionado escenario político en Perú, con nuevas manifestaciones nacionales contra el gobierno de Dina Boluarte. Por último, se repasaron las posibles consecuencias de la suspensión por parte de Rusia del Acuerdo de Granos.

A principios de la semana pasada se celebró la tercera edición de la Cumbre CELAC-Unión Europea, lo que supuso la reactivación de una instancia de diálogo político luego de ocho años. Esta cumbre estuvo atravesada por varios sucesos, desde el retorno de Brasil a la CELAC hasta las repercusiones de la guerra entre Rusia y Ucrania, lo que muestra que la dinámica en la relación dista mucho de las cuestiones técnicas a las que estas reuniones nos tenían acostumbrados.

Esto quedó demostrado en las múltiples dimensiones abordadas en el marco de la cumbre: desde transición energética hasta temas sanitarios, e incluso políticas de inversión, punto central para América Latina si se tiene en cuenta la firma de acuerdos en este sentido por 47.000 millones de euros hasta 2027. Detrás de estas iniciativas existen objetivos diversos de cada lado de la mesa de negociación, según los conductores del programa. Del lado europeo, se intentaría contener la influencia de China en la región con iniciativas que rivalicen con el entramado de La Franja y La Ruta, al mismo tiempo que se procura acomodar a una nueva situación energética internacional, intentando asegurarse suministros de minerales estratégicos pensando en la transición a energías limpias. Por otro lado, nuestra región intentaría trascender su papel tradicional como productor y exportador de materias primas mediante la adquisición de nuevas tecnologías.

En el marco de la cumbre, e incluso en sus márgenes, se colaron temas de interés bilateral que usualmente formaban parte de declaraciones de principio al final del comunicado conjunto. El tratamiento de la cuestión política venezolana en una reunión entre el presidente Alberto Fernández, Lula da Silva, Gustavo Petro y altos cargos tanto de la Unión Europea como del gobierno y la oposición venezolana es un ejemplo cabal de ello, pero no es menor tampoco el cambio de posición de la Unión Europea con respecto a la Cuestión Malvinas, al calificar a las islas como “territorio en disputa” en lugar de “territorio europeo de ultramar”, acercándose así a la posición tradicionalmente sostenida por nuestro país en los organismos internacionales. Con todo, según los conductores del programa, hay una política de seducción en curso por parte de la Unión Europea, la cual intentaría alinear a la región a la posición seguida tanto por Bruselas como por Washington en relación a la ayuda bélica a Ucrania y a la adopción de sanciones contra Rusia, política que no ha dado resultados concretos y cuya materialización pudo verse en el comunicado final.

En el tercer bloque se habló de las manifestaciones nacionales llevadas adelante por sectores sociales opositores al gobierno de Dina Boluarte en Perú. La actual presidenta, quien debe cumplir el mandato que dejó trunco el destituido presidente Pedro Castillo hasta 2026, es cuestionada por el enfoque represivo y las numerosas violaciones a los derechos humanos de cara a estas protestas, por lo que la llamada “tercera toma de Lima”, que en principio duraría hasta fin de este mes, puede dar curso a nuevos incidentes de violencia institucional.

Para analizar estos temas se entrevistó a Alejandra Lobo y a Oscar Bermeo, referentes de Peruanos Autoconvocados, quienes plantearon su visión en torno al panorama político peruano. Entre otros conceptos, se trató acerca del cambio en los motivos de las manifestaciones (desde la indignación por la destitución de Castillo hasta la reacción contra la represión gubernamental), la discriminación racial y la política del “terruqueo” asociada a ella, y como ambos factores han moldeado una geografía concreta en cuanto a la política represiva llevada adelante por la administración de Boluarte, en tanto el 90% de las 67 víctimas que ha dejado el conflicto hasta ahora se han dado en la región andina. Todo esto sería invisibilizado por los medios masivos locales, aliados del gobierno y del Congreso y portadores del mismo discurso.

Por otro lado, y relacionado a los puntos anteriores, los entrevistados también se refirieron al predominio de los colectivos de base y originarios como catalizadores de las demandas populares de resolución del conflicto, por encima de los partidos políticos, quienes no han asumido hasta el momento dichas demandas. En el mismo sentido refieren al papel que asumen las redes informativas alternativas, en oposición al mencionado rol de los medios masivos.

Por último, el programa trató un tema de profundas consecuencias internacionales, como es la suspensión el pasado lunes, por parte del presidente ruso Vladimir Putin, del Acuerdo de Granos firmado en junio de 2022 entre Rusia y Ucrania por separado, con la mediación de Naciones Unidas y de Turquía. Esta medida fue motivada, según el gobierno ruso, por el incumplimiento por parte de Occidente de alivianar las sanciones a las exportaciones alimentarias y de fertilizantes rusas.

El panorama es complejo por dos motivos que deben tenerse en cuenta: tanto Rusia como Ucrania son dos de los más importantes exportadores mundiales de trigo, y Rusia tiene una posición predominante como productor y exportador de fertilizantes. Sin embargo, Putin mantiene todavía una puerta abierta a la negociación, demandando la integración de su sistema bancario al sistema SWIFT, que regula las transacciones internacionales, como condición para la restitución del tratado. Hasta que esto no suceda, todo barco que salga de los tres puertos ucranianos autorizados para exportación de granos es considerado blanco militar.

Según los conductores del programa, hay una estrategia por parte de Rusia de presionar sobre los factores de producción alimentarios ucranianos, al mismo tiempo que se procura mostrar fuerza y cohesión política desde Moscú tras la rebelión del cuerpo de mercenarios Wagner a fines del mes pasado, todo a la espera de lo que pueda suceder el próximo mes de agosto, cuando tendrá lugar en Turquía la cumbre presidencial entre Putin y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, un jugador clave en la dinámica de un conflicto estancado.