En un nuevo programa de Café Internacional, su conductor, Santiago Toffoli, abordó tres temas de agenda con proyección regional en cada caso y en distintos continentes. En primer término, se analizó lo que dejaron las elecciones en Turquía el domingo pasado, las cuales darán lugar a una inédita segunda vuelta que pondrá en juego la hegemonía del presidente Recep Tayyip Erdogan tras 20 años en el poder. Seguidamente, la agenda condujo al convulso escenario en Ecuador, donde el presidente Guillermo Lasso decretó la llamada “muerte cruzada”, medida que disuelve la Asamblea y convoca elecciones en 90 días, en el marco de un juicio político a priori desfavorable para el primer mandatario.

El pasado domingo se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Turquía, las cuales enfrentaron al actual presidente, Recep Tayyop Erdogan, del partido Justicia y Desarrollo (AKP en turco), y a la principal figura de la oposición, Kemal Kilicdaroglu, del Partido Popular Democrático (CHP, en turco), en un contexto marcado por encuestas que prefiguraban una posible derrota del oficialismo, luego de 20 años en el poder. Los resultados terminaron desmintiendo a los guarismos previos, puesto que Erdogan quedó a tan solo medio punto de ganar en primera vuelta, habiendo obtenido un 49,51% de los votos, mientras que Kiricdaroglu alcanzó un 44,48%, llevando a la elección a un escenario inédito de ballotage en veinte años. Sin embargo, todos los análisis reputan como un factor clave al tercero en competencia, el nacionalista Sinan Ogan, que con un 5,17% se erige como posible árbitro de cara al 28 de mayo, fecha en la que se celebrará la segunda vuelta electoral.

En este sentido, Toffoli remarca la importancia del contexto histórico, con el intento de golpe de Estado de 2016 y el cambio del sistema presidencial al parlamentarismo en 2017 como eventos claves para entender la actual posición de poder del presidente, así como también el nuevo perfil de política exterior turco, con las instancias de mediación en la guerra de Rusia y Ucrania y su papel instrumental en el acuerdo de granos en junio de 2022 que permitió una baja global en los precios de estos productos, su rol en los escenarios sirio y libio, todo ello con el terremoto del pasado febrero como un posible condicionante para las aspiraciones de Erdogan.

En la entrevista realizada al analista internacional Felipe Galli, éste puso principal énfasis en el fallo de las encuestas para captar la fluctuación del voto urbano, tradicionalmente pro-oficialista, a posiciones favorables a Kiricdaroglu. No obstante ello, Galli establece que Erdogan encara la segunda vuelta en una posición favorable, no sólo al revertir los resultados pesimistas de las encuestas previas sino al haber obtenido la mayoría parlamentaria. Por el lado de Kiricdaroglu, su desafío consistirá en mantener su base de apoyos en el electorado kurdo, a la vez que deberá satisfacer al votante nacionalista de Ogan, lo que explicaría, según el académico, el cambio de discurso a posiciones más cercanas a este sector.

En cuanto a las posibilidades y al contexto de Erdogan luego de veinte años en el poder, Galli afirmó que el mayor obstáculo del presidente no es el desgaste político esperable tras tantos años como presidente, sino la inflación, que se encontraría en el orden de un 43% pero que algunas mediciones sitúan en un tres cifras. Para combatir este flanco, Erdogan afrontó la campaña con un discurso identitario, recostado en la variable islamista, y marcando un sesgo de cuestionamiento a Occidente, un trazo que se advierte desde el principio de su segunda década al frente de Turquía. En definitiva, Galli aseveró que Erdogan se presenta como el candidato del continuismo a pesar de la deriva económica, en oposición a un Kiricdaroglu debilitado, al frente de una alianza volátil y sin mayorías en el Parlamento. Son estos últimos elementos los que permiten pensar que, ante una eventual victoria del CHP, no habrá cambios notables en el perfil exterior de la política turca.

En segundo lugar, se analizaron los últimos eventos en Ecuador, en donde el presidente Guillermo Lasso, sometido a un juicio político por presunto peculado, jugó su última carta al decretar la llamada “muerte cruzada”, lo que implica la disolución de la Asamblea Nacional, el llamado a elecciones presidenciales y parlamentarias dentro de los próximos 90 días, estableciendo además que Lasso gobernará mediante decretos ley- Si bien todavía dicho decreto debe ser analizado por el Consejo Constitucional, que en su momento autorizó la instancia de juicio político, Lasso ya ha comenzado a promulgar normas tales como una reforma tributaria.

Según Tóffoli, el mayor peligro en este escenario es una nueva etapa de movilizaciones sociales en medio de un clima político convulso. En este sentido, la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE) caracterízó el llamado a la “muerte cruzada” como un autogolpe, mientras que el ex presidente Rafael Correa lo tildó de ilegal y, al mismo tiempo, lo calificó como una oportunidad para “librarse de Lasso”. Todo esto se enmarca en un momento de debilidad política del presidente, aumentado por los resultados de las elecciones regionales y municipales del pasado febrero.

En este punto, el conductor de Café Internacional remarca la importancia de partidos políticos tales como Pachakutik (brazo político de la CONAIE) o Izquierda Democrática, así como declaraciones que hablan de una “tercera vía ecuatoriana” que rompa la así llamada “grieta” entre correísmo y socialdemocracia. Todo esto prefiguraría una reconfiguración de alianzas políticas de cara a las elecciones –aún sin fecha cierta- con un presidente que, más allá de lo ocurrido en febrero, ha carecido de la fuerza política en el Parlamento y del apoyo social sostenido prácticamente desde el inicio de su mandato.

Finalmente, en un bloque que muestra una vez más los fuertes vínculos entre política y fútbol, Tóffoli y el productor de Café Internacional, Lautaro Murialdo, relataron las ligazones entre el ex presidente Abdalá Bucaram –presidente de Ecuador entre agosto de 1996 y febrero de 1997) y el club Barcelona de Guayaquil, en cuyo club incursionó su hijo Vicente, quien defendió en su momento la gestión de su padre. Mientras tanto, otro hijo, Dalo Bucaram, fue probado para la Selección Ecuatoriana Sub-20, sin haber pasado el corte para integrar el equipo, y las consecuencias que tuvo para el entonces técnico, el colombiano Hernán “Bolillo” Gómez, la no convocatoria.