El pasado domingo 30 de abril se celebraron las elecciones presidenciales en Paraguay, en las que el Partido Colorado confirmó su dominio político con la victoria de su candidato, Santiago Peña (42,74%), a gran distancia de su competidor Efraín Alegre, de la Concertación por un Nuevo Paraguay (CNP, 27,49%). Por su parte, el candidato de Cruzada Nacional, Paraguayo “Payo” Cubas, tradujo las expectativas en torno a su crecimiento electoral con un tercer puesto (CN, 22,92%), convirtiéndose en el nuevo exponente en el universo de las neo-derechas regionales. Además del resultado electoral, la centralidad política del Partido Colorado se verifica en su renovado poder territorial, con 15 de 17 gobernaciones ganadas, obteniendo además mayoría absoluta tanto en la Cámara Baja (23 de 45 escaños) como en el Senado (48 de 80 escaños).

Estas elecciones estuvieron matizadas por la disputa al interior del coloradismo entre el presidente saliente, Mario Abdo Benítez, y el ex presidente Horacio Cartes, actual líder del Partido Colorado y mentor político de Peña. Dada la gran capilaridad de la Asociación Nacional Republicana (ANR, nombre formal del Partido Colorado) y su tradicional arraigo social, se temía que estas internas pudieran afectar los resultados, más aun teniendo en cuenta que esta misma capilaridad le permite ocupar simultáneamente los espacios de oficialismo y oposición. Según los conductores, a pesar de la ausencia del famoso “abrazo republicano” entre los líderes de las facciones internas, la disputa política no afectó el voto colorado, mostrando su fuerte consolidación. La victoria de Peña representa, además, el triunfo de una corriente que procura modernizar la imagen del partido sin perder su carácter vertical y de contornos caudillistas.

Según Ordoñez, las divisiones internas si afectaron las chances electorales de la CNP. Al respecto, se señalan tres factores de peso: la interna por la vicepresidencia, disputada entre Esperanza Martínez, la ganadora de la interna, y Soledad Núñez, quien fue elegida finalmente como la candidata a vicepresidenta de Efraín Alegre; seguidamente, la división del Frente Guasú, quien no apoyó totalmente el armado de la CNP, sumado a la situación de salud de su referente principal, el ex mandatario Fernando Lugo; y por último, la contradicción intrínseca de la CNP en cuanto a ser el representante del cambio político, siendo a la vez uno de los dos partidos tradicionales en Paraguay.

Un punto interesante en el análisis es la incidencia de la figura del propio Cartes, señalado por el Departamento de Estado estadounidense como “significativamente corrupto”. El protagonismo de EEUU en el escenario preelectoral y el énfasis sobre la figura del empresario tabacalero no afectaron su figura ni su influencia política. En este punto, Toffoli señala el interrogante de cómo se configurarán tanto las relaciones entre Cartes y Peña, y como el escenario arriba descripto condicionará las relaciones con EEUU. Estas complejas relaciones políticas tienen, por otra parte, un componente geopolítico que dio mayor relieve a esta elección, dado que Paraguay es el único país de Sudamérica en reconocer a Taiwán, un trazo tradicional de la política exterior paraguaya que Peña promete continuar, pero que tiene repercusiones en poderosos actores internos como el agro, que procura el reconocimiento de China como socio político y comercial.

Para profundizar este análisis se entrevistó a la Dra. en Ciencias Sociales del CONICET Lorena Soler, quien marcó algunos puntos relevantes. El primero es el fallo en las encuestas, que daban un resultado más parejo y evaluaban como perjudicial para el Partido Colorado el crecimiento de “Payo” Cubas, escenarios que se revelaron erróneos. El segundo es el futuro ominoso de la CNP, habida cuenta no sólo de su bajo número de votos sino también de la diferencia porcentual con el coloradismo. El tercer factor es, una vez más, el papel de Cubas, que pudo trasmitir mejor la idea de cambio, lo que resultó en una transferencia de votos que debilitó a la candidatura de Alegre. La académica también señaló algunos elementos distintivos sobre la consolidación del carácter hegemónico de la ANR, como el origen extrapartidario de sus dos figuras principales, y cómo la figura del propio Cartes sale favorecida al interior del Partido Colorado, siendo el gran ganador de las elecciones.

En cuanto a la vinculación entre los resultados en Paraguay y el contexto regional favorable a los partidos progresistas, Soler estableció que no hay una posibilidad de progresismo en Paraguay, dada la impronta centrista de la CNP, una experiencia política que pudo contener a 23 partidos de diversas vertientes ideológicas y que, a pesar de ello, fue incapaz de trasladar una idea de cambio.

El segundo tema tratado en el programa es la crisis política en Colombia y posterior relanzamiento del gobierno de Gustavo Petro, a partir de las diferencias entre el partido del presidente, Pacto Histórico, y sus socios del centro tradicional (Partido Liberal, Partido Conservador y Partido de la U) en torno a la reforma de salud. En un discurso pronunciado el Día del Trabajador, y a partir de la negativa de estos partidos a acompañar esta medida –parte integral del programa reformista de Petro- el primer mandatario colombiano dio por terminada la alianza política en el Congreso, al mismo tiempo que pidió la renuncia de funcionarios vinculados a aquellos partidos.

De esta manera, nombres de peso como el del ahora ex Ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, la cuestionada titular de la cartera de Salud, Carolina Corcho, o el ex Ministro del Interior, Alfonso Prada, fueron reemplazados por figuras cercanas a Petro en su período como alcalde de Bogotá. Al respecto se destacan los nombramientos de Ricardo Bonilla en Hacienda, Guillermo Jaramillo en Salud, o Luis Velasco en Interior.

En la visión de los conductores del programa, el fin de la alianza en el Congreso representa un parteaguas en la Administración Petro, que pone en cuestión la consecución del programa de gobierno, que involucra ambiciosos proyectos como la aprobada reforma tributaria y la compra de tierras, junto con la reforma de pensiones, sin olvidar el proyecto de Paz Total, que supone acuerdos con las diferentes guerrillas y bandas criminales activas en Colombia. En este sentido, Tóffoli subrayó el carácter de esta renovación ministerial y de alianzas parlamentarias como un “segundo gobierno Petro”, en el cual el presidente no solo se recostará en su electorado, a quien pidió acompañarlo y “no dejarlo solo en estos palacios fríos”, sino en sectores progresistas del Partido Liberal, usualmente crítico del gobierno. Estos sectores permitieron, a partir de disensos internos, el tratamiento parlamentario de la reforma de salud.

Finalmente, los conductores señalaron que en el discurso del Día del Trabajador quedaron afuera tanto la política de Paz Total como el intento de mediación en la crisis política venezolana, lo que puede significar una división de incumbencias entre temas relacionados al cambio social, de tratamiento parlamentario, y temas en los cuales Petro cuenta con aval interno e internacional, así como gran capital personal y lítico invertido.

Por último, la agenda llevó al programa a tratar el ataque con drones contra el Kremlin, la sede del gobierno en Rusia. Según funcionarios de gobierno, esto constituyó un intento de magnicidio contra el presidente Vladimir Putin, responsabilizando a Ucrania del hecho. Tanto el mandatario ucraniano, Volodymyr Zelensky -quien se encontraba en Helsinki (Finlandia) en una reunión con los mandatarios de los cinco países nórdicos- como el jefe de asesores, Mihailo Podolyak, negaron cualquier involucramiento de su gobierno en el hecho y aseguraron que el mismo constituye un hecho de “falsa bandera” que servirá para justificar futuros ataques masivos en territorio ucraniano. Este acontecimiento, grave por sus posibles efectos en el escenario bélico, se da en un contexto de guerra estancada en la región del Donbass, a la espera de la contraofensiva ucraniana y, sobre todo, en las vísperas de una de las mayores celebraciones militares rusas, el Desfile de la Victoria del 9 de Mayo, que celebra la victoria soviética sobre la Alemana nazi.

Tanto Toffoli como Ordoñez sostuvieron que es posible que no se sepa con exactitud lo sucedido, y que más allá de las hipótesis en torno a operaciones de “falsa bandera” o ataques de grupos contrarios a Putin, una eventual autoría de Ucrania estimularía no sólo ataques masivos por parte de Rusia, sino que confirmaría la desconfianza de Occidente en torno a las presuntas intenciones de Ucrania de extender el teatro de operaciones bélico a territorio ruso, lo que se reveló en la reciente filtración de inteligencia estadounidense dada a conocer semanas atrás, y que este hecho puede ser comparado al asesinato de la hija del filósofo Alexander Dugin, una de las influencias políticas más importantes de Putin, por lo que es de esperar consecuencias en el terreno, las cuales –por el momento- no variarán la relación de fuerzas en el terreno.