Al menos 9.758 personas, entre ellas más de 2.000 civiles, murieron y 22.800 resultaron heridas en el conflicto armado en el este de Ucrania desde mediados de abril hasta el corriente mes, denunció hoy la ONU, que proclamó el «fracaso» del último acuerdo europeo para poner fin a la crisis.

En su decimosexto informe sobre el conflicto, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU señaló que tanto el Ejército ucraniano como los separatistas «siguen usando armas prohibidas y no toman suficientes precauciones para evitar la destrucción de servicios básicos, como escuelas, guarderías y hospitales».

Ucrania acusa a Rusia de apoyar a los rebeldes con armas y soldados, pero Moscú lo niega y dice que los habitantes de esas regiones rusoparlantes son discriminados por el gobierno nacionalista y pro occidental que tomó el poder en Ucrania tras la destitución del anterior gobierno pro ruso, en febrero de 2014.

En rechazo a ese gobierno, que luego encabezaría el empresario y actual presidente Petro Poroshenko, los separatistas tomaron el control en abril de 2014 de las provincias de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania que hace frontera con Rusia, donde han proclamado «repúblicas populares».

Los combates subsecuentes entre el Ejército y los rebeldes han continuado pese a que los gobernantes de Ucrania, Rusia, Alemania y Francia llegaron a un acuerdo de alto el fuego en Minsk, Bielorrusia, en febrero de 2015, destinado a iniciar un proceso político que ponga fin a la guerra.

Según el informe presentado hoy por la ONU en Ginebra, los residentes en el área en conflicto viven bajo la amenaza permanente de las minas terrestres y hay restos de explosivos alrededor de casas y que contaminan las áreas cultivables.

Asimismo, los habitantes de las zonas separatistas no tienen libertad de movimiento y no hay transporte público que atraviese la llamada línea de separación entre los controles rebeldes y los del Ejército ucraniano.

Esto obliga a los civiles a caminar al menos tres kilómetros para llegar de un lado al otro, lo que hace el tránsito especialmente difícil para ancianos, discapacitados y familias con niños, dijo el informe.

El documento, según la ONU, confirma el «fracaso» en la implementación de los Acuerdos de Minsk, que además del alto el fuego establecían la retirada de todo el armamento pesado, la convocatoria de elecciones locales en las zonas bajo control de los rebeldes rusoparlantes y la liberación de los rehenes.

Según la ONU, son especialmente preocupantes las condiciones de los presos en Lugansk y Donetsk que «pueden estar sometidos a torturas y otros tipos de trato inhumano, tales como violencia sexual o de género».C