Una toma de rehenes en un shopping capitalino y un coche bomba, reivindicados por la milicia extremista Estado Islámico (EI), y tres bombas que estallaron en la periferia de Bagdad y en un pueblo al noreste dejaron hoy al menos 45 muertos en Irak en una nueva jornada de violencia.

Un grupo de hombres irrumpieron en el shopping Al Yauhara en la capital del país, tomaron como rehenes a las personas que lograron encerrar y detonaron sus chalecos con explosivos. Cuando la policía llegó, un coche bomba explotó en la zona. En total 18 personas murieron y otras 40 resultaron heridas.

Poco después de que la Policía local informara que había recuperado el control de esa zona de Bagdad, el Estado Islámico informó a través de una cuenta de Twitter que cuatro de sus hombres habían concretado «con éxito una gran masacre (…) contra un grupo de apóstatas», según la agencia de noticias.
Mientras tanto, otra explosión mató a siete personas en la periferia del sureste de Bagdad, informó la Policía iraquí.

Más tarde, dos bombas explotaron de manera similar en el pueblo de Muqdadiya, en la provincia de Diyala, al noreste de la capital del país. Al menos 20 personas murieron y otras 50 resultaron heridas, según fuentes de seguridad y hospitalarias locales.

Irak vive una ola de violencia cotidiana desde la invasión de Estados Unidos en 2003.
A los sangrientos combates entre la insurgencia y las tropas estadounidenses, le siguió el conflicto sectario entre la minoría chiita, en el poder desde 2003, y la mayoría sunnita, en el poder durante el gobierno de Saddam Hussein.

Actualmente a este conflicto sectario se sumó la ofensiva combinada del Ejército, las milicias chiitas, las fuerzas kurdas iraquíes y tropas y aviones de Estados Unidos e Irán contra el EI, el grupo armado extremista que hace un año y medio logró avanzar hasta controlar más de un cuarto del territorio nacional.

Desde entonces, el Ejército iraquí y sus aliados han logrado recuperar ciudades claves como Tikrit, en el norte del país, y Ramadi, en el oeste