A dos días de que la revista británica The Economist, propiedad de las históricas familias Rothschild y Agnelli, titulara en su tapa “La Próxima Catástrofe” y dispusiera una imagen de un cerdo en la misma, un grupo de científicos han identificado en China una nueva “cepa de gripe presente en cerdos” que tiene “el potencial de convertirse en una pandemia”. Esta nueva gripe, de la que los cerdos son portadores, puede llegar a infectar a humanos, de acuerdo al grupo de expertos que ha descubierto esta potencial amenaza vírica. El grupo científico sostiene que el virus puede crecer y multiplicarse en las células que recubren las vías respiratorias en los humanos, tal y como se ha observado en algunas infecciones en personas que trabajan en mataderos de la industria porcina de China.

La nueva cepa recibe el nombre de G4 EA H1N1 y tiene “todas las características” de estar adaptada para infectar a los humanos y por ello el grupo científico recomienda realizar una monitorización constante para evitar posibles contagios y un brote masivo que pudiera llevar a una pandemia.

El profesor Kin-Chow Chang de la Universidad de Nottingham en el Reino Unido explicó a la BBC que “ahora mismo estamos distraídos con el coronavirus y con razón, pero no debemos perder de vista nuevos virus potencialmente peligrosos”, en referencia a esta nueva cepa de gripe en China.

En una publicación en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el grupo científico sostiene que hay que implementar medidas para controlar el virus en cerdos.

La nueva cepa de gripe es similar a la gripe porcina de 2009, pero incluye algunos cambios.

Por su parte, la revista The Economist, famosa por ser la voz del establishment financiero y enviar mensajes crípticos a través de sus portadas, presentó el día 27 de junio una curiosa tapa en la que habla de “la próxima catástrofe” en la que sugerentemente muestra a una familia con máscaras de gas, el niño con casco de guerra, en la pared el llamado “reloj del Apocalipsis” que mide la cercanía a un cataclismo (y se encuentra a solo 100 segundos de la medianoche en la que ocurriría la tragedia), y 7 cuadros con distintos eventos apocalípticos junto al rostro de un cerdo.

En la nota, The Economist sostiene, con tono sombrío: “En 1993, este periódico le dijo al mundo que vigilara los cielos. En ese momento, el conocimiento de la humanidad sobre los asteroides que podrían golpear la Tierra era lamentablemente inadecuado. Al igual que las guerras nucleares y las grandes erupciones volcánicas, los impactos de los grandes asteroides pueden dar un severo golpe al clima; si uno devastara las cosechas de unos pocos años en todo el mundo, mataría a una fracción apreciable de la población. Tal eventualidad era ciertamente altamente improbable. Pero dadas las consecuencias, tenía sentido ver si había alguna chance, y en ese momento nadie se molestaba en mirar. Los ataques de asteroides fueron un ejemplo extremo de la ignorancia voluntaria del mundo. Los eventos de baja probabilidad y alto impacto son una realidad. Los humanos individuales buscan protección mediante los gobiernos y, si se lo permiten, las aseguradoras. La humanidad, al menos representada por los gobiernos del mundo, revela en cambio una preferencia por ignorarlos hasta que se vean obligados a reaccionar, incluso cuando el precio de la previsión es pequeño. Es una abdicación de la responsabilidad y una traición al futuro”.