Las calles de Francia continúan siendo escenario de protestas. Es que cientos de manifestantes del movimiento de los Chalecos Amarillos marcharon por calles de la capital francesa para exigir cambios sociales y la renuncia del presidente Emmanuel Macron.

Tal como lo vinen haciendo desde la movilización inicial, el 17 de noviembre, los activistas portaron banderas y pancartas y entonaron su himno.

En otras ciudades de Francia se replicaron las manifestaciones antigubernamentales, en medio de un amplio despliegue policial.

En tanto, en París, hombres y mujeres vestidos o no con el particular atuendo, el chaleco amarillo muchas veces lleno de consignas y demandas, se concentraron en las inmediaciones de la emblemática Torre Eiffel, de donde partieron en su marcha.

Aunque la movilización de hoy ratificó que el movimiento ya no reúne a decenas de miles de personas, fue el trigésimo séptimo sábado consecutivo de protestas de los chalecos amarillos.

Algunos de los manifestantes dijeron a Prensa Latina que no dejarán la calle hasta que el presidente Macron “los escuche y abandone sus políticas excluyentes”.

Asimismo acusaron al gobierno de reprimirlos y criminalizarlos.

Por su parte, el Ejecutivo resta importancia a un movimiento que lo puso contra las cuerdas a finales de 2018 y principios de este año, pero que ya no mueve a tantos franceses.

Según los análisis más comunes, el paso del tiempo, los hechos violentos que involucraron a algunos de sus integrantes y las medidas adoptadas o anunciadas por Macron, explicarían las menores movilizaciones de los últimos meses.

El mandatario y otras autoridades opinan que sus reformas responden a las preocupaciones de la mayoría de la población, dejando sin armas a los chalecos amarillos, quienes advierten que sus reclamos sociales están lejos de materializarse.