“Si China puede hacerlo, porqué nosotros no?”, es una pregunta que cada vez más resuena con más fuerza entre los jefes de Estado de naciones en desarrollo de todos los continentes. Están estudiando y hablando sobre el aleccionador logro de China al sacar de la pobreza a cerca de 800 millones de personas, ¡como un décimo de la humanidad!, en unos 40 años.

En Bolivia, el presidente Evo Morales no sólo se unió a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, sino que está trabajando de forma estrecha con Rusia y el gigante asiático para llevar tecnología avanzada a una nación que históricamente compitió con Honduras por no ser el segundo país más pobre en toda Latinoamérica y la región del Caribe. El primer lugar sigue siendo, por lejos, para Haití.

Una semana antes de su visita oficial a Rusia, en la que se reunió con el presidente Vladimir Putin, Morales habló con el sitio Sputnik el jueves 4 de julio, y declaró: “Hemos podido reducir la pobreza del 38.2% en 2005 al 15% en 2019. Estamos muy alentados. Ahora tenemos un plan con rumbo al bicentenario, en 2025. Quisiéramos estar con menos del 5% de extrema pobreza”.

Con manera distinta de medir la pobreza (la norma de la ONU es de un ingreso promedio menor a 1.90 dólares al día), en Bolivia ese guarismo bajó de 25% en 1999, a 6% en el 2017. Durante el período Honduras comenzó con una tasa de pobreza similar de 26%, que bajó a 16%, casi el triple que Bolivia.

Morales asumió la Presidencia de Bolivia en enero del 2006. “Mi desafío, fundamentalmente como vengo de las familias más humildes, es seguir reduciendo la pobreza. No quisiera que haya niños como en los años 1960 y 1970. Ese es mi gran deseo”, le dijo a Sputnik.

Ante la consulta del periodista de Sputnik, ¿de qué cosas está orgulloso?, Morales respondió: “Primero, de haber dejado el pasado. De haber enterrado el Estado colonial… De haber abandonado ese Estado mendigo, un pueblo limosnero. Ahora tenemos un pueblo digno y soberano. Además de eso, con nuestra identidad… Y sobre todo orgulloso de nuestro crecimiento económico. De los 13 años de gestión, seis han sido los primeros en crecimiento económico de Sudamérica. Son datos de organismos internacionales. Nunca antes Bolivia había sido primera en algo. Si era primera en algo en Sudamérica era solamente en pobreza y en temas de corrupción”.

Por último, concluyó: “La felicidad para mí es el vivir bien. Y mi enorme satisfacción es haber convertido a más de dos millones de bolivianos en clase media. Ese es el resultado de la gestión. Eso nos alienta bastante para seguir con los programas sociales para el bien de la humanidad… Bolivia, de acá a 15 o 20 años, va a ser una potencia económicamente. Quisiera que nuestro país, con nuestros inversionistas] privados bolivianos, o como Estado, esté invirtiendo en el país, compartiendo lo poco que tenemos para el bien de la humanidad”.