El jefe de policía de Chipre fue destituido ayer en medio de un vendaval de críticas luego de que un hombre confesara haber asesinado a siete mujeres y niñas inmigrantes y se conociera que la policía pasó años sin investigar las denuncias por desaparición.

La destitución del comisario Zajarias Jrisostomu llegó un día después de la dimisión del ministro de Justicia, Ionas Nikolau, por el mismo caso, que ha causado estupor e indignación entre la población por la pasividad de las autoridades.

En una carta a Jrisostomu, el presidente chipriota, Nikos Anastasiadis, afirmó que hubo «una negligencia manifiesta u omisión por parte de la policía a la hora de investigar las denuncias sobre personas desaparecidas», informó la agencia de noticias EFE.

Los femicidios han sacado a la luz una serie de negligencias y errores de las autoridades, ya que las desapariciones de las mujeres llevaban años registradas oficialmente, sin ser investigadas.

El caso ha desatado además la ira popular contra la «apatía» y «racismo» de las autoridades, en medio de sospechas de que no siguieron los casos por tratarse de inmigrantes poco calificadas que trabajaban como empleadas domésticas.

En las últimas semanas se han celebrado varios actos de protesta en las calles de Nicosia, la capital.

Nikolau anunció antes de ser echado que una comisión independiente investigará si hubo negligencia e indiferencia institucional y, en caso de confirmarse, se depurarán responsabilidades.

Las investigaciones policiales llevadas a cabo tras el descubrimiento accidental, el pasado 14 de abril, del cadáver de una mujer desnuda en un pozo de una mina abandonada condujeron al hallazgo de un segundo cadáver y, tres días después, a la detención de un hombre de 35 años de edad.

Las autoridades no han revelado su identidad, pero los medios locales dicen que se trata de Nikos Metaxas, un oficial de la Guardia Nacional.

Según las autoridades, el detenido confesó haber asesinado entre 2016 y 2018 no sólo a las dos mujeres en cuestión, sino a otras tres mujeres y a dos niñas de seis y ocho años de edad, hijas de dos de las víctimas.

A partir de esa confesión, la policía ha podido recuperar otros dos cuerpos, mientras continúa la búsqueda -con la ayuda de expertos británicos de Scotland Yard- de los cuerpos de otra mujer y de las dos niñas.

Las pesquisas se centran ahora en dos lagos en las afueras de Nicosia donde Metaxas dijo haber depositado tres cadáveres.

De uno de estos lagos fue recuperado hace unos días el cuerpo de una mujer en una maleta, que se cree pertenece a una rumana que Metaxas confesó haber asesinado junto a su hija en 2016.

Todas las víctimas son de origen extranjero -filipino, rumano y nepalí- y estaban en Chipre con contratos como trabajadoras de la limpieza.