Granadas aturdidoras, gases lacrimógenos y camiones hidrantes tirando agua empañaron toda una jornada de movilizaciones pacíficas y con intervenciones artísticas. Los hechos ocurrieron por la noche en un barrio en el sur de Bogotá, cuando un grupo de encapuchados empezaron a lanzar piedras y objetos contra los policías que vigilaban la movilización.

Hoy se aguarda una nueva reunión de acercamiento entre las organizaciones que promueven las protestas y el Gobierno colombiano, de acuerdo con el cronograma establecido esta semana.

Durante todo el día y hasta que el sol se escondió las manifestaciones se mantuvieron en calma, con música y danza en los diferentes puntos de Bogotá.

Sin embargo, al caer la noche comenzaron los disturbios en la zona de El Portal de las Américas, donde más concentración de personas hubo.

En un momento de la tarde, el Distrito anunció que había llegado a un acuerdo con los manifestantes de El Portal Américas para evitar los actos vandálicos y el uso de la fuerza por parte de la policía.

Sin embargo, en torno a las 22, encapuchados empezaron a lanzar piedras y objetos contra los policías que vigilaban la protesta, lo que desató disturbios y de nuevo la represión con gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y camiones hidrantes, informó el diario colombiano El Espectador.

Además, hubo denuncias de que se atacó a las denominadas «Madres de la Primera Línea» -el grupo que protege a los manifestantes de la policía- e incluso a la misión médica.

Según el comandante de la policía metropolitana, las «Madres de la Primera Línea» fueron puestas en riegos por los mismos manifestantes.

El oficial señaló que, en medio de los enfrentamientos, las mujeres fueron utilizadas y afirmó que los antidisturbios intervinieron luego de ser atacados con bombas molotov, informó el diario El Tiempo.

La escena de la calle mostraba a esa hora imágenes de heridos tendidos en la calle y auxiliados por la misión médica, decenas de manifestantes detenidos y acorralados en andenes del barrio Chicalá, en la zona de Bosa.

En otro punto de la ciudad, la policía trasladaba a seis jóvenes al portal Suba de TransMilenio, mientras a las afueras del lugar familiares pedían que se les liberara. Cinco fueron entregados a sus padres y uno conducido a un CTP (Centro de Traslado Por Protección).

Las protestas, que ayer cumplieron tres semanas, se desataron en oposición a un proyecto de ley del Gobierno para aumentar los impuestos que rápidamente fue retirado, pero la gente ya estaba en la calle y las demandas se ampliaron a medida que se endurecía la represión.

El Comité Nacional del Paro –que reúne a unas 40 organizaciones sociales, gremiales y estudiantiles-, reclama también que se abandone el proyecto de Ley de Salud, respaldo para las pymes, la desmilitarización de las calles, protección para los líderes sociales y una renta básica que equipare a un sueldo mínimo, entre otros puntos.

Pese a la represión en algunos puntos del país, los manifestantes obtuvieron algunas victorias tras 22 días en las calles.

En ciudades como Cali y Boyacá ayer se marchó sin policías antidisturbios, mientras que el proyecto de ley de reforma de la salud fue enviado al Congreso y las autoridades anunciaron una inminente reforma de la Policía Nacional que contempla formación de derechos humanos.

En total, al menos 43 personas -otros cálculos dicen 50- murieron en las últimas tres semanas, todos manifestantes con la excepción de un policía.